Por Jorgelina Sannazzaro
Instituto de Estudios de la Ciencia y la Tecnología, Universidad de Salamanca, España.
Excelentes aportes ya han sido vertidos en este Foro a propósito de la participación ciudadana en temas de política científica (Ana Cuevas), como así también acerca de estudios de comprensión pública de la ciencia (Carina Cortassa).
En esta ocasión, me gustaría continuar con la reflexión acerca de la participación ciudadana en ciencia y tecnología, retomando los debates anteriores, pero centrándome en la participación en escenarios de gran conflictividad. Además, propongo asumir algunos presupuestos que orienten el debate.
Hoy, más que en ninguna otra época, nos encontramos con una multiplicidad de grupos, movimientos sociales y colectivos de naturaleza diversa que buscan incidir en la gestión de lo público, defender identidades y estilos de vida plurales, incluyendo en algunos casos reclamos que configuran un nuevo escenario para el ejercicio de la ciudadanía, como así también de la protesta social.
Como ya he planteado en otra oportunidad, es indudable que existe un incremento de controversias en relación a materias científicas o tecnológicas que exceden a las comunidades habituales (expertos científicos y tecnólogos) y que este aumento adquiere una especial configuración en el escenario Latinoamericano.
Grupos de autoconvocados, asambleas ciudadanas, juntas vecinales, movimientos socioambientales, se multiplican a lo largo y a lo ancho del continente paralelamente a la acentuación de la conflictividad.
Lo que estos grupos denuncian es, por una parte, el uso desmesurado de recursos naturales, el sesgo de la localización de materiales o actividades indeseables en comunidades empobrecidas y zonas periféricas, la alteración de territorios, la ruptura de la economía local y las formas de vida; y por otra parte, reclaman no sólo el derecho a un ambiente sano y equidad para compartir las cargas del desarrollo tecnológico/industrial, sino también cambios en la política estatal y nuevas formas de participación en los procesos de toma de decisiones.
Desde hace un tiempo vengo pensando en una de las frases de Baruch Spinoza, con la cual el filósofo intentó expresar los riesgos de las abstracciones, lo problemático de centrarnos en lo conceptual para, posteriormente, esperar que la realidad se comporte de modo ideal: “El concepto de perro no ladra”.
En el caso que nos ocupa, la situación es aún más problemática, el concepto de participación ciudadana que actualmente se propone desde ámbitos académicos y gubernamentales (estos últimos casi siempre basados en los primeros) quizás ha conseguido ladrar, pero no logra morder.
Mientras tanto, las asambleas ciudadanas, debaten, se informan, se asesoran con técnicos y especialistas, articulan con miembros de la Universidad y aportan datos relevantes. Estas prácticas están muy lejos de aquella imagen de una ciudadanía apática, poco comprometida y peor informada. En ellas, hoy más que nunca, está vigente el pensamiento de Rachel Carson citando a Jean Rostand: “La obligación de resistir nos da el derecho a conocer”.
El escenario actual nos plantea el desafío de redoblar los esfuerzos por combatir la mutua incomprensión, reabrir el diálogo con el ciudadano de a pie y retomar el espíritu crítico propio de los estudios CTS.
Quizás la única manera de conseguir un concepto de participación ciudadana en consonancia con los tiempos actuales (que muerda más y ladre menos) sea cuestionar la epistemología tradicional y defender la pluralidad de saberes, tal como propone Boaventura de Sousa y el grupo de investigadores que lo acompañan, así como múltiples investigadores de diversas disciplinas en distintos puntos del mundo, que aportan en consonancia con las preocupaciones vertidas aquí.
Propuestas como éstas, que contienen en su base la pluralidad de saberes, generan dudas en muchos filósofos de la ciencia y en el campo CTS. ¿No será que estas propuestas nos conducirán al ya consabido “todo vale”? Podemos tener la seguridad que no será así, siempre y cuando todos participemos de este cambio que ya está en proceso y encontremos un modo serio de articular saberes y dispositivos de participación democrática.
La complejidad inherente a estas temáticas resiste el abordaje unidimensional, puramente disciplinar; por eso, cada vez estoy más convencida de la necesidad de conjugar herramientas de análisis y producciones provenientes de diversos campos de trabajo y disciplinas. De lo contrario, aportaremos sin quererlo a la fragmentación, a los compartimentos estancos productores de reduccionismos que nos vuelven incapaces de comprender tanto el campo social como producciones generadas en otros compartimentos. Necesitamos poner en tensión tanto los conflictos entre conocimientos científicos y no científicos como así también la pluralidad interna y conflictiva del propio conocimiento científico.
En la reseña realizada por León Olive del Libro “Saber en condiciones. Epistemología para escépticos y materialistas” (CTS Nº4 Vol. 2 – 2005), Olive resalta la siguiente reflexión de Broncano: “Los problemas, su posible solución, o la imposibilidad de tratarlos, están condicionados desde la forma de plantear las preguntas.” Y por eso, “la formulación adecuada de la pregunta debe asumir ya ciertos compromisos”.
Entonces, propongo partir del siguiente supuesto: los acontecimientos actuales de movilización y conflictividad demuestran que no sólo es deseable que el público participe (argumentos democráticos), sino que es inevitable. En este sentido, las preguntas deberían aportar al desarrollo fructífero de esta participación:
– ¿Cuáles son los mejores dispositivos de participación ciudadana en debates que incluyan aspectos de ciencia y tecnología?
– ¿Qué antecedentes de participación ciudadana utilizadas en otros ámbitos podrían aportar herramientas para el desarrollo de mecanismos de participación en el ámbito CTS?
– ¿Cómo fomentar una cultura de la participación responsable?, entendiendo por esta última una actitud crítica hacia la información recabada y un modo ético de convivencia con los otros.
Referencias bibliográficas
CARSON, R. L. (1962): Silent spring, Houghton Mifflin Company, Boston.
DELAMATA, G. (2009): Movilizaciones sociales: ¿nuevas ciudadanías? Reclamos, derechos, Estado en Argentina, Bolivia y Brasil, Ed. Biblos.
NELKIN, D. (1995): «Science Controversies: The Dynamics of Public Disputes in the United States», Handbook of science and technology studies, Sage Publications, pp. 444-456.
SOUSA SANTOS, B. (Ed.) (2005): Semear outras soluções: os caminhos da biodiversidade e dos conhecimentos rivais</ em>, Afrontamento, Porto. También publicado por Civilização Brasileira, Río de Janeiro, Brasil.
Publicado el 22 de febrero de 2012
participacion y ciudadania
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¿Participación ciudadana…?
Conceptualmente el tema de la participación ciudadana en escenarios de conflictividad lo considero de gran importancia, un sano ejercicio mental susceptible de ser analizado y constantemente enriquecido hasta la posibilidad de pensar aplicarlo en determinados contextos sociopolíticos. No obstante, y perdón por la analogía, estos constructos son similares a la más moderna central nuclear por instalar en un lugar altamente sísmico: es posible que la planta atómica funcione a la perfección, pero ante los sismos …los resultados son impredecibles.
No deseo ser negativista, menos aún catastrofista, pero ¿qué praxis de democracia conocemos y dónde…?; ¿Qué grado de incidencia decisional tenemos como ciudadanos mediante los canales de participación \»democráticos…\»? Me imagino a Demóstenes debatiendo cara al mar, pero, no es su entrenamiento lo que me interesa, sino su pensamiento: \»…defender que todo estado democrático perece si el gobierno de la ley se ve socavado por la acumulación de toda la riqueza en muy pocos individuos, todos ellos …sin escrúpulos “.
El problema: los verdaderos amos del mundo no son los gobiernos, sino los actuales capitalistas que acumulan la riqueza: grupos de multinacionales financieras, industriales, de la banca internacional (FMI, BID, OCDE, Bancos Centrales, etc.) y el Vaticano, cuyos “líderes” son autoelegidos a pesar del impacto de sus decisiones absolutamente dictatoriales sobre la vida de los pueblos “democráticos”, pero cuyo poder en el flujo financiero ha sobrepasado infinitamente al de los Estados, y se ejerce sobre una dimensión planetaria a diferencias del poder de los gobiernos de países, que están limitados a una dimensión nacional específica. No obstante, a nivel mundial estas transnacionales son las principales fuentes de financiación de los partidos políticos de todas las tendencias, y en la mayoría de los países estas organizaciones están por encima de las leyes y del propio poder político que han comprado: por encima de la \»democracia que nos entregan\» y los debates que nos permiten …para acallarnos como a torpes niños taimados.
Respetuosamente, en este contexto los debates terminan siendo declamaciones de catarsis de un mal sicólogo.
Ciencia y tecnología sólo terminan siendo medios de obtención de productos altamente comerciables. No interesa la calidad de vida del hombre, sino, el lucro que se pueda obtener de esta mano de obra consumista.
La democracia ha dejado de ser una realidad para convertirse en un espejismo, en una quimera. Los responsables de las organizaciones que ejercen el verdadero poder se eligen entre ellos y el público no está informado de sus decisiones, sin embargo, …en todo el mundo, “Juan-Pueblo” siempre paga los costos.
El margen de acción decisional de los Gobiernos de cada país es cada vez más reducido por los acuerdos económicos internacionales sobre los cuales los ciudadanos no han sido consultados, informados ni debatidos. Todos los tratados elaborados estos últimos años, (GATT, OMC, AMI, NTM, NAFTA) tienen como objetivo final la transferencia del poder de los Estados hacia organizaciones no-elegidas, bajo el proceso llamado “de globalización”.
En todo el orbe, continuamos votando como ciudadanos, pero nuestro voto ha sido desprovisto de todo contenido real y sólo constituye un juego. Peor aún: votamos por políticos-a-sueldo cuyo único poder es el ansia de enriquecerse en forma personal.
Precisamente porque no hay nada que decidir, los programas políticos de \»derechas\» y de \»izquierdas\» se parecen o asemejan en todos los países occidentales.
Es decir, NO TENEMOS LA ELECCION DEL PLATO: SOLO PODEMOS ELEGIR EL CONDIMENTO. El plato se llama \»nueva esclavitud\» …con agridulce condimento “de derecha”, o picantoso condimento “de izquierda”.
Carentes de ideales políticos que de nada les sirven, los capitalistas dueños del poder económico provienen del mismo mundo y de los mismos ambientes sociales. Se conocen, se encuentran y comulgan los mismos puntos de vista e intereses porque comparten la misma visión del lucro. Para ellos sólo existe un valor: la “ganancia” y el dinero …sin importar jamás el costo social ni humano.
Por este motivo es \»natural\» y “normal” que este pequeño grupo que ostenta todo el poder (con el cual ha \»comprado\» los políticos como mercancía vil) se ponga de acuerdo sobre estrategias, sincronizando sus respectivas acciones hacia objetivos comunes e induciendo situaciones económicas favorables a la realización de sus propios objetivos.
El dinero es hoy esencialmente virtual y la mayoría del comercio mundial se desarrolla sin moneda-respaldo. Sólo el 10% de las transacciones cotidianas corresponden a intercambios económicos en el \»mundo real\», vale decir, de bienes comerciales. Los mercados financieros constituyen por sí mismos un sistema de creación de dinero virtual, de lucro no basado en la generación de bienes. Gracias al juego de los mercados financieros (que permiten transformar en utilidades las oscilaciones de las tasas de cambio), estos inversores de élite pueden ser declarados más ricos por una simple circulación de electrones en las computadoras. Lo que la ley prohíbe a los falsificadores de dinero, y la ortodoxia económica liberal impiden a los Estados, sí es posible, permitido y “legal” para un número restringido de beneficiarios: las Bolsas Internacionales manejadas por este mismo grupo neocapitalista.
Para impedir la profundización de la democracia en todos los países, artificialmente se gestan crisis económicas y sociales profundas en que el impacto de los mercados financieros internacionales y la especulación en las economías nacionales compromete seriamente la recuperación económica y la estabilidad democrática, consecuentemente, del estado del bienestar social de las personas.
La Regla de Oro es el Lucro, y quienes tienen el oro imponen las reglas a los esclavos, es decir, …a nosotros.
Finalizo volviendo a la metáfora de la Central Nuclear que se instala en un lugar altamente sísmico. Si el temblor es de una intensidad exagerada, todo colapsa. Su equivalente en nuestra aldea global es: ¿Cuál será el siguiente paso de estos infinitamente peores neocapitalistas mundiales que tienen en sí todo el poder-dinero?, ¿Qué entre ellos \»elijan\» un supra gobierno planetario o \»Gobierno Mundial\» con el cual nos esclavicen aún más…?
Entonces, ¿Qué debato…? ¿Con quién debato…? ¿y para qué debato…?
Participaciòn Habitantes de Aysen
Los habitantes del territorio de Aysen, conocedores de sus riquezas naturales y de la ESCASA participaciòn a los habitantes de la regiòn, hoy se encuentran exigiendo a las autoridades democraticamente elegidas que escuchen a quienes confiaron en votar por autoridades que supuestamente eran respetuosas de lo que opina la mayorìa y, esta inmensa mayoria no es escuchada, no es considerada. La experiencia les ha enseñado que el desarrollo de la ciencia y la tecnologia los \»empobrece\», los transforma en esclavos modernos; ven como sus recursos naturales al ser explotados \»empobrecen\» a la tierra y por ende la vida en las comunidades rurales, la etica humana por estos lares esta muy escasa.
¿Resistencia es \»participación\»?
Los mejores dispositivos de participación ciudadana en debates que incluyan aspectos de ciencia y tecnología son, para empezar, LOS QUE EXISTEN. La movilización o resistencia ciudadana surge, precisamente, cuando esos dispositivos fallan o simplemente no están previstos –como ocurre en el contexto de los países latinoamericanos que Jorgelina menciona-. Es entonces cuando, a falta de otras opciones, la gente tiene que cortar rutas (ladrar como un perro real, no su concepto) para hacer oír.
Sin embargo, no sé hasta qué punto la resistencia autoorganizada -como mecanismo de presión y ejercicio de la defensa propia frente a lo que se percibe como una agresión externa- puede considerarse “participación”. No, desde luego, si por tal se entienden procedimientos específicamente diseñados e implementados para informar, consultar e involucrar al público a fin de que sus argumentos tengan un input efectivo en la decisión que los afectaría.
De hecho, en ocasiones, estas formas de intervención revierten de manera negativa en el desarrollo de la controversia. Para la valoración externa de las posibilidades sustantivas de la participación del público, la acción directa puede contribuir a reforzar prejuicios acerca de la capacidad de los ciudadanos para un involucramiento racional y, por ende, a sustentar la posición opuesta (mantengamos a la gente por fuera de esto). Este tipo de reclamos tampoco cuestiona, de fondo, la articulación entre experticia-política-ciudadanía, el modelo de resolución fundado en el asesoramiento técnico especializado; por esa razón no sé si la propuesta de avanzar en dirección de la inclusión de “otros saberes” sería válida en esas condiciones. En todo caso, lo que los afectados intentan es cambiar la base de sustentación de las decisiones: de un asesoramiento que se percibe falaz e interesado a otro que corresponde mejor a los propios fines.
Eso no significa restar valor a la resistencia social en este tipo de cuestiones –sobre todo cuando, como dije al comienzo, no se percibe otra alternativa-. La movilización cívica tiene un efecto provechoso para empezar a superar la disposición de resignación apática de “alguien tiene que hacer algo” reemplazándola por “hagamos algo”. Sirve también para proyectar ciertas problemáticas en principio regionales –en Argentina, casos pasteras o minería a cielo abierto- a nivel de la opinión pública en un sentido más amplio, y nacionalizar la percepción de conflictos que otro modo no hubieran trascendido más allá de los propios grupos afectados.
Pero, sobre todo, el valor principal de estas experiencias es el de hacer visibles las carencias en nuestros países de mecanismos de integración pública en controversias que previsiblemente tenderán a aumentar. Esto es, la necesidad de recurrir a la acción directa pone en evidencia las constricciones prácticas de las democracias formalmente representativas para la inclusión de los ciudadanos en la resolución efectivamente democrática de algunas de sus cuestiones más trascendentales. Cualquier decisión que se tome en estas condiciones puede ser cuestionada en su legitimidad sustantiva, al margen de su contenido, en tanto no contemple no ya el punto de vista del público sino su misma posibilidad de poner ese punto de vista entre los argumentos a considerar.
Los métodos de participación ciudadana –que, por lo menos en Argentina, no existen o son ficticios- tienden a subrayar esa exigencia de legitimidad: no se trata de hacer lo que los ciudadanos quieren que se haga, sino de que los fundamentos que ellos esgrimen formen parte de lo que se discute para decidir finalmente lo que se hará. Luego discutiremos de qué forma implementar este principio en la práctica, pero hasta tanto no se lo comprenda -desde todas las partes, incluso los propios ciudadanos afectados- no creo que podamos ser optimistas.
Hola Jorgelina.
Yo le he dado varias vueltas al tema de la participación. Hay algo que no me cierra para nada en la idea de buscar un modelo de cómo debe participarse. De leer -desde Argentina- lo que pasa en Europa con las conferencias de consenso y las distintas formas de Technology Assessment me surge que cada vez se lo piensa menos como una forma de influir directamente en las políticas y servir como un espacio de mediación con consecuencias normativas, que como una forma de generar un \»aprendizaje social\» entre los actores involucrados en una controversia, y generar conciencia sobre una \»modernidad más reflexiva\» en la vena de lo que plantea Beck.
Yo no veo muy fácil por ahí un avance en conflictos tan polarizados como los que vivimos en América Latina con pasteras o minería, teniendo en cuenta además que sería muy difícil encontrar un espacio desde el que \»convocar\» que sea lo suficientemente imparcial para que los actores acepten la convocatoria, y a la vez lo suficientemente relevante para que sientan que vale la pena ir y enfrentarse allí.
de monoculturas y participación
Una analogía propuesta por Boaventura de Sousa Santos que, aunque previsible, resulta muy válida en éste debate es la siguiente: la monocultura de géneros agrícolas como la soja, por ejemplo, puede resultar tan dañina al medio ambiente (i.e. a la biodiversidad), como la monocultura de los saberes a la episteme. Se produce, entonces, el “epistemicidio”, en las palabras de Sousa Santos, pero de manera generalizada. El gran problema es que aquí no solo se desacreditan los conocimientos alternativos, sino también pierden su credibilidad los propios actores sociales poseedores de esos conocimientos. En su sociología de las ausencias y de las emergencias hay otros cuatro tipos de monocultura (la del tiempo lineal, la de la naturalización de las diferencias, la de la escala dominante y la del productivismo capitalista). Me arriesgo decir que todas contribuyen a la manutención de una misma clase de fenómeno, tan antiguo como la primera forma de organización política que uno sea capaz de identificar: el de la dominación y “silenciación” de la mayoría (sí, de la mayoría) en beneficio de una minoría que pasa a detener el poder. Luchar contra la reiterada vulnerabilización de ciertos grupos (i.e. los que vienen reclamando desde hace décadas sus derechos a través de los movimientos sociales) es la única manera de distribuir el poder; poder que, en el caso de controversias medioambientales, viene sobretodo en la forma de conocimiento.
sobre la resistencia y la participación
Hola Karina,
Me ayudó mucho tu comentario a seguir pensando este tema, y a seguir planteándome preguntas. Y me pareció muy buena la pregunta con la que titulaste tu comentario: “¿Resistencia es participación?” Creo que pese a ser cosas diferentes, hay que reconocer en la protesta pública un modo de participación (informal), que adquiere un papel muy importante cuando no están disponibles los modos de participación formales, o por ejemplo cuando estos dispositivos están puestos en cuestión (como ha ocurrido en algunas consultas previas, acusadas de ser un “como si”). Por otro lado, aún reconociendo que existen muchos dispositivos de participación formales implementados, especialmente en países desarrollados, cada país y comunidad tienen una singularidad que requiere ser atendida, y creo que tenemos que ser cuidadosos al momento de transferir experiencias exitosas en otras latitudes.
En este sentido, considero que pese a todas las dificultades, que muy bien señalas, vale la pena ser optimistas, ya que en estas experiencias colectivas en que las personas se involucran activamente, se dan procesos y aprendizajes valiosos, de los que seguramente tenemos mucho que aprender.
Hola Federico,
Es cierto lo que decís, el tema no es nada fácil, los conflictos están muy polarizados, y existe mucha desconfianza de parte de los implicados. La cobertura mediática y los usos políticos, generan una especie de sobre información que no colaboran para nada a un abordaje serio del tema.
En líneas generales, la democracia esta siendo claramente cuestionada en lo que respecta a transparencia y toma de decisiones, y en lo específico tampoco escapan a estos cuestionamientos los asuntos que atañen a ciencia y tecnología.
Me quedó resonando esto de “buscar un modelo de cómo se debe participar”, dicho de esa manera parece más un asunto de control social, y quedar más del lado de la instrucción normativa que del aprendizaje significativo. Esta claro que no podemos ser ingenuos, y que este es algunos de los riesgos a los que nos enfrentamos. Pero justamente por eso creo que no podemos renunciar a aportar a modos más inclusivos e integrales de participación.
denuncia y construcción
Hola Barbara,
Muy interesante el concepto de “epistemicidio” que mencionas y las reflexiones asociadas. Sin duda una postura crítica es una buena base para comenzar a pensar estas temáticas. De todos modos, otro paso importante, y creo que eso estamos intentando (me consta en el trabajo de muchos compañeros), es poder pasar de la denuncia a la construcción efectiva de otros modos
peligros y desafíos…
La participación ciudadana en problemáticas de CyT, en el último tiempo ha sido la forma en que los expertos en pro y en contra de diversos conflictos, han encontrado un aliado más noble para sus propósitos, que los modelos de ciencia en lo que basan sus teorías.
Durante mucho tiempo se ha obviado a los verdaderos participantes de las problemáticas, y con ello los errores de implementación de diversos sistemas tecnológicos han sido notorios en mi país, Chile, hace un par de años se introdujo un sistema de transporte de primer nivel, sin embargo tal sistema obvio la constante más importante, la sociedad y su cultura, lo que se tradujo en la evasión del pago del transporte, y cuáles fueron las consecuencias de esto? Que el dinero que se sigue invirtiendo equivale a que se dejen de construir a modo de ejemplo tres hospitales al año.
De tal ejemplo se puede inferir la necesidad de una cultura científica-tecnológica no solo relacionada a problemas medio ambientales que parecen ser lo más mediáticos, quisiera manifestar mi preocupación en dos niveles, el primero es el cuidado con que las comunidades deben ser informadas de problemáticas tecno-científicas-ambientales y segundo que se pretende con la información que es entregada a las comunidades? y en qué medida se pretende que sea predicable como parte de la cultura?
El primer punto respecto al cuidado de la información que se transmite a la comunidad, es que la información debería (utópicamente) ser neutral respecto de otras finalidades ajenas al problema en sí, sin embargo cuando nos vemos enfrentados a una problemática medio ambiental, encontramos la respuesta no en la implementación de una central termoeléctrica si no en las políticas de desarrollo de un país que posibilitan tales situaciones, y por tal razón encontramos diferentes concepciones respecto de un mismo problema, ya sea para un político, economista, ambientalista… por ende…si solo uno de ellos es el responsable de liberar información, lo más probable es que se encuentre parcelada y dirigida a objetivos parcialmente ajenos al problema, es por ello el peligro y también el desafío, pues más que dar información a las comunidades en la toma de decisiones se deben entregar herramientas para que las personas sean capaces de juzgar críticamente.
El segundo punto guarda relación con el objetivo de la liberación de información a la comunidad, o bien la información transmitida permite mejor el conocimiento de nuestro entorno (como las teorías científicas sustantivas fundamentales) o la información pretende ser el cimiento para la toma de decisiones respecto a ciertas problemáticas (por ello en un primer punto me referí al riesgo y cuidado con la liberación de información). Al hablar de cultura se tiene en cuenta el conocimiento, las practicas y valoraciones (de acuerdo con Quintanilla en Tecnología un enfoque filosófico). Por ende cual es la responsabilidad que tienen las comunidades de expertos o bien las personas que platean la necesidad de llevar a cabo diferentes actividades sociales y de qué manera y cuando podemos hablar de una real cultura científica y tecnológica, pues si yo no estoy de acuerdo con la creación de una central termoeléctrica y participo en diversas manifestaciones sociales pero cuando transito por la vía publica “ tiro papeles al suelo”… entonces podemos hablar de una cultura científica-tecnológica..?
Bueno mi intención no es en ningún caso refutar la importancia de ciertas actividades sociales necesarias sino mas bien manifestar el cuidado que se debe tener respecto a tal responsabilidad de los que difunden la información.
modos más integrales
Hola Marcelo.
Sin duda estas temáticas tienen muchas aristas. Estoy de acuerdo con lo que planteas sobre la necesidad de una cultura científica-tecnológica que vaya más allá de los problemas más mediáticos o apremiantes. Creo que el hecho de que ciertos tópicos como la participación ciudadana, conflictos socio-ambientales, crisis energética, energías alternativas al combustible fósil … estén en boca de todos (público, periodismo, grupos de investigación), no por eso pierden relevancia. Más bien se trata, como muy bien planteaste, de no perder de vista el escenario más amplio en el que se desenvuelven.
En este sentido es cierto que se ofrecen soluciones a medias, cuando se producen conflictos sociales muy fuertes con alguna temática, y luego se olvidan completamente de los usuarios al diseñar proyectos tecnológicos por ejemplo.
Otra cosa que me llamó mucho la atención de lo que planteabas, tiene que ver con la transparencia en el tratamiento de la información y su apertura a las comunidades. Coincido plenamente en la necesidad de entregar herramientas para que las personas sean capaces de juzgar críticamente, y así participar en la toma de decisiones. También me parece que estas herramientas deberían ir en consonancia con este modelo integral de cultura científica (Quintanilla), conocimiento, practicas y valoraciones. De otro modo, como le decía a Federico, se trataría de mera alfabetización o instrucción normativa en vez de aprendizaje significativo.
Por otro lado, entiendo la metáfora que diste para reflexionar acerca de “una real cultura científica”, pero me gustaría igualmente ponerla en tensión… esto de participar de manifestaciones socio-ambientales para luego “tirar papeles al suelo”, de la misma manera no debemos olvidar que también un científico puede salir del laboratorio (o de la manifestación) y “tirar papeles al suelo”.
Es decir, necesitamos definir que sería una “real cultura científica”, y que haría falta para que como ciudadanos juzguemos de modos más coherentes e integrales los problemas que se nos presentan.
Comentario
– ¿Cuáles son los mejores dispositivos de participación ciudadana en debates que incluyan aspectos de ciencia y tecnología?
Asamblea de vecinos, organizaciones estudiantiles en universidades, convocatorias, consultas ciudadanas, pero principalmente las convocatorias estudiantiles para mantener informados a los ciudadanos sobre la importancia del tema.
– ¿Qué antecedentes de participación ciudadana utilizadas en otros ámbitos podrían aportar herramientas para el desarrollo de mecanismos de participación en el ámbito CTS?
Principalmente la junta de participación ciudadana, en la cual se discutían temas, para generar una decisión en la comunidad sobre aspectos relevantes con el ámbito de CTS.
– ¿Cómo fomentar una cultura de la participación responsable?, entendiendo por esta última una actitud crítica hacia la información recabada y un modo ético de convivencia con los otros.
Puede darse desde varios aspectos desde las personas con las que se convive diariamente, hablar del tema.
A nivel social, podría ser promover dispositivos de partícipación apoyados en la ética, para que así, las personas se concienticen de la situación.
Participación de los ciudadanos
Es importante que se tomen acciones inmediatas en cuanto a la participación ciudadana en aspectos como la Ciencia y la Tecnología; ya que estos temas son importantes para el desarrollo económico social y cultural de cualquier país.
Para esto se necesita fomentar la cultural de responsabilidad ciudadana en el cual los individuos de cada sociedad puedan tener la información necesaria sobre algunos temas que no se tienen; con esto se buscara concientizar a los ciudadanos o a los individuos de la sociedad, sobre temas importantes que siempre pasan a segunda instancia.
Para lograr este objetivo, se necesita, principalmente, juntas de participación ciudadana, en las cuales se puedan debatir de estos puntos de manera libre y social, en dónde las opiniones de las personas sean escuchadas.
PArticipacion ciudadana
Si consideramos muy importante el papel que juega la educación en la participación ciudadana porque al ser una sociedad tan grande cada vez se vuelve más dificil el control sobre la misma.
Con esto podemos concluir que se podrá llegar algún día a la pluralidad de saberes, esto generará mayor compromiso y una aplicación mucho más intensa en la ciencia y la tecnología.
Con respecto a la pregunta de dispositivos de participación ciudadana, podemos decir que la más importante sería el involucrarse relamente en los asuntos gubernamentales, sociales, económicos y tecnológicos del país.
Comentario de clase CTS
Se debería de fomentar una educación social participativa desde una temprana edad para asi tener una sociedad conciente de que puede expresar sus necesidades, y que estas serán escuchadas.
Ladremos más
Según el artículo sexto constitucional, todo individuo tiene derecho a la libertad de expresión y manifestación, siempre y cuando no atente contra los derechos de terceros.
Este artículo de Jorgelina Sannazzaro, nos da a entender que nuestra población simplemente no ejerce este derecho.
La gente reclama sobre diferencias en oportunidades y acceso a territorios, recursos, en este caso respecto a ciencia y tecnología. No obstante, este reclamo permanece interno a la población y no llega a oídos de las autoridades como debiera ser.
De acuerdo con la analogía de Baruch, los políticos son como perros que ladran y ladran pero no muerden, pero nosotros, los ciudadanos, no ladramos lo suficiente.
Tenemos que exigir a las autoridades, es decir, a quienes tienen el poder jurídico de hacer cambios, un mayor acceso a esos recursos tecnológicos que hagan posible poco a poco acercarnos al ideal de bienestar social que tenemos los mexicanos conforme a nuestra forma de gobierno.
Participación en común
La tecnología ha generado muchas formas en las cuales podemos participar y conocer, los medios actuales de comunicación global son una herramienta mediante la cual podemos darnos idea de las carencias que posee nuestra sociedad y el nivel de desarrollo de ciencia. Haciendo uso de la tecnología que se nos ha dado podemos organizarnos para llevar a cabo diferentes acciones que generen una conciencia de la importancia del conocimiento para mejorar la calidad de vida que tenemos hoy día. Al tener un mayor desarrollo en ciencia y tecnología , se generará un beneficio en todo la sociedad.
comentario
Consideramos que la particiacion cidudadana es muy pobre en nuestro pais(Mexico) en todos los aspectos de incumbencia social, y hablando especificacmente de ciencia y tecnologia creemos que es casi nula ya que la problematica social con respecto a otros temas de interes primoridal como educacion desemple pobreza e inseguridad son cuestiones que abruman a lo sociedad y se descuidan otros temas como este que son tan visibles como los anteriores.
Inculso los partidos politicos no ponen tanto enfasis en este aspecto y en caso de que lo hacen no le dan tanta reelevancia en sus propuestas.
Participación de habitantes del Estado de México
Yo una vez vi en internet un video de las campañas electorales del Estado de México, las del 2011. El video era de un grupo de gente que había asistido a una junta de campaña electoral, eran de los sectores más pobres del estado. Mucha gente no conocía al candidato, y algunos ni siquiera sabían que estaban haciendo ahí; \»la delegada nos trajo\», decían. A una señora le preguntaron por quién iba a votar y ella contestó \»por el PRI porque eso nos enseñaron nuestros padres\». La verdad, esto no se vale en un país \»democrático\»
influencia en la participacion ciudadana
Los dispositivos actuales de participacion no logran ser representativos debido a que aun existe una brecha significativa entre diferentes sociedades, no podemos convocar a participacion cuando algunas sociedades no logran tener una calidad de vida que pueda darle la seguridad a las personas, para que puedan participar en las decisiones de su entorno.
Primero debemos satisfacer nuestras necesidades primordiales como salud alimentacion y educacion para despues participar activamente en las decisiones de nuestro gobierno porque es muy peligroso tener a una poblacion sin educacion ya que la pueden manipular y corromper en beneficio de algunos
no existen temas que interesen a toda la audiencia por lo que es bastante complicado captar la atención de toda la audiencia. Por lo tanto es importante segmentar y seleccionar cierto publico en especifico. Por ejemplo auna familia que no tiene para comer no le preocupan ni interesan temas relacionados con la ciencia y la tecnologia.
En México no es factible invertir en ciencia y tecnologia debido a la baja calidad de la educación.
De acuerdo a la educación que existe en México, se debe invertir mucho mejor en este aspecto para tener un pensamiento racional sobre ciencia y tecnología lo que hará que la gente participe más veces, con mayor ímpetu.
Controversias científicas y debates políticos
Jorgelina presenta en su nota una reflexión muy interesante sobre la participación ciudadana en controversias públicas de contenido científico. Su texto ha provocado a su vez interesantes reflexiones de diversos tipos. Quisiera dejar aquí un breve comentario que apunta a algunos supuestos que considero problemáticos.
Básicamente el argumento de Jorgelina se centra en lo siguiente: existen problemas de contenido científico (generalmente relacionados con el mediao ambiente, pero también con la salud, la alimentación, etc.) que requieren una implicación activa de los ciudadanos a través de cauces de participación democrática. Los cauces de participación política establecidos están crecientemente deslegitimados como cauces de participación ciudadana efectiva. Por consiguiente hay que buscar otros cauces de participación más directa que permitan una implicación real de los ciudadanos en la resolución de las controversias científicas. Incidentalmente Jorgelina deja caer la idea de que esta tarea debe ir acompañada por una profunda revisión de nuestra epistemología: “Necesitamos poner en tensión –dice- tanto los conflictos entre conocimientos científicos y no científicos como así también la pluralidad interna y conflictiva del propio conocimiento científico.”
Es difícil no estar de acuerdo con las reflexiones de Jorgelina, pero creo que podríamos avanzar de forma más rápida en la tarea de dar respuestas adecuadas a sus preguntas finales, si asumimos algunos supuestos básicos, que en algunos casos precisan, pero en otros pueden contradecir, los que ella plantea.
Las controversias científicas y los debates políticos son de naturaleza completamente diferente. La distinción fundamental radica en algo muy sencillo: un debate político generalmente se resuelve o bien por la violencia o, si es en un contexto democrático, por la negociación, el compromiso, el pacto y la votación. Una controversia científica solo se puede resolver con pruebas racionales y empíricas. Es posible que en las controversias científicas abiertas haya mucha “política”, pacto, negociación, pero no importa lo que se haga para resolver un problema, la comunidad científica solo aceptará la solución si se basa en pruebas (evidencias). Los debates políticos sin embargo se clausuran con toda naturalidad cuando se llega a una negociación entre las partes o a un veredicto de la urnas.
¿Qué pasa con las grandes controversias científicas socialmente conflictivas? Generalmente se trata de ciencia aplicada y de desarrollos tecnológicos, en los que no solamente se debaten cuestiones científicas, sino otras de interés social, económico, etc. El problema que podemos tener en estos casos es que los mecanismos normales de participación política (los partidos, los parlamentos, las instituciones democráticas) no estén adecuadamente diseñados para afrontar el debate democrático en estos campos. Si esto fuera así, esta sería la cuestión a resolver (la pregunta a contestar, como dice Jorgelina): qué cambios debemos hacer en nuestras instituciones democráticas para que puedan servir como cauce adecuado para la participación ciudadana en estas grandes controversias de contenido científico?
No sé la respuesta a esta pregunta, pero
a)No veo en principio ninguna razón que nos permita esperar que los procesos de participación directa sean, por su propia naturaleza, más adecuados que los de representación democrática para participar en este tipo de controversias. En todo caso, enriquecer la democracia representativa con sistemas de participación más directa, es algo positivo en cualquier ámbito de la vida democrática, no solo en relación con las controversias científicas.
b)En cualquier caso –democracia directa participativa o democracia representativa liberal, etc.- los ciudadanos serán más libres y más capaces de tomar decisiones acordes con sus intereses cuanto más adecuada sea su cultura científica tecnológica y democrática.
c)Una adecuada cultura científica y tecnológica debe contemplar como un valor esencial la idea de que las controversias científicas (y los aspectos científicos de los debates políticos) se resuelven con pruebas, no con cambalaches. Pueden mantenerse abiertas todo el tiempo que sea necesario, pero es inherente al carácter científico de la controversia la suposición de que debe ser clausurada en algún momento y que cuando eso suceda alguien habrá ganado y otros habrán perdido (por suerte, sin haberse jugado la vida por ello).
d)Una adecuada cultura política (al menos la democrática) debe estar, en cambio, abierta al diálogo, el compromiso, el pacto y el equilibrio de poderes. A corto plazo, las buenas soluciones políticas no tienen ganadores ni perdedores absolutos.
¿Qué podemos hacer, mientras tanto, los expertos en estudios sociales de la ciencia y la tecnología? No está mal seguir trabajando los conceptos. El concepto de perro no ladra, pero, si es correcto, puede ayudarnos a entender y controlar los ladridos del perro.
Controversias científicas y debates políticos
Lo siento. El comentario anterior figura como anónimo, por un descuido mío. Con este mensaje pido disculpas por mi error y asumo la autoría.
Aprovecho para solicitar a los técnicos de la Revista que introduzcan, si es posible, un mecanismo que impida remitir mensajes anónimos. Es un vicio funesto de la web que por suerte en CTS estamos evitando, a pesar de meteduras de pata como la mía.
Gracias
Tomamos nota
Tomamos nota de la recomendación, Miguel Ángel. Muchas gracias!
Controversias científicas y debates políticos
Hola Miguel Ángel, muchas gracias por tus reflexiones, sin duda aportan mucha luz sobre los principales ejes del tema.
Estoy totalmente de acuerdo con la necesidad de continuar trabajando los conceptos. Hace poco conversábamos sobre la frase “el mapa no es el territorio” y también en esa ocasión coincidí contigo, en que un mapa, si esta bien hecho, puede ayudarnos a guiarnos en el territorio. Lo que quería señalar con la mención de la frase de Spinoza a propósito del concepto de participación ciudadana es el desencuentro actual entre mapa y territorio, y en ese sentido animar a seguir pensando los conceptos.
La relación ciencia – política, es como mínimo problemática. Aún reconociendo su naturaleza diferente, también habría que reconocer que se presentan cada vez más de modo entrelazado. La naturaleza de los problemas medioambientales actuales y de los impactos de los desarrollos tecnológicos y de ciencia aplicada, por su escala e impredictibilidad en relación a la cantidad de variables en juego, plantean la necesidad de tomar decisiones antes de contar con juicios concluyentes, y aquí es donde la ciencia se politiza (y cada vez más se pone de relieve la necesidad que la política tome decisiones basadas en la ciencia).
Los axiomas me han clarificado muchas ideas, pero también me han planteado nuevas preguntas en cuestiones puntuales:
“Los aspectos científicos de los debates políticos se resuelven con pruebas”
¿Qué sucede cuando las pruebas son interpretadas de modo diferente por científicos a un lado y otro de la contienda?
“es inherente al carácter científico de la controversia la suposición de que debe ser clausurada en algún momento y que cuando eso suceda alguien habrá ganado y otros habrán perdido (por suerte, sin haberse jugado la vida por ello).”
¿Cómo proceder cuando las comunidades implicadas denuncian que su vida depende de la solución de la controversia? (por ejemplo, en casos de aumentos alarmantes de la incidencia de cáncer en la comunidad)
Los postulados en conjunto me parecen una excelente base sobre la cual continuar pensando de un modo integral participación ciudadana en CyT en escenarios de conflictividad (que incluya cultura política – cultura científica y tecnológica).
Controversias científicas y debates políticos
Gracias por tus respuestas, Jorgelina. Creo que el tema que planteaste en tu post es importante y la forma de abordarlo es muy inteligente. Así que seguiré recogiendo tu guante. Además me hace gracia esto de mantener una discusión a través de la revista CTS, y no solo paseando por el campus de Salamanca.
Veo que en lo del perro y los conceptos estamos de acuerdo. No insistiré más.
Llevas razón al señalar que, aunque distingamos claramente los aspectos políticos de los científicos en una controversia social, en la práctica es muy difícil tomar decisiones en situaciones de incertidumbre, especialmente cuando no hay consenso en la comunidad científica, o también -añadiría yo- cuando la relación de poder es enormemente asimétrica y la argumentación científica puede ayudar a agrandar o a disminuir esa asimetría.
En el primer caso se puede (y se debe) aplicar alguna versión del principio de precaución, aunque esto abre un nuevo frente de reflexión, ya que el llamado principio de precaución plantea muchos problemas. Lo dejamos para otro día…
En el segundo caso, yo creo que conviene distinguir dos tipos de cuestiones en el debate político-científico: cuestiones relativas a hechos y cuestiones relativas a fines. En las primeras debemos mantener la neutralidad del debate científico aunque eso pueda perjudicar nuestra posición política (las dosis de radiación que reciben los vecinos de un almacén de residuos nucleares son datos objetivos y neutros para el debate político, creo yo). Pero en la ciencia aplicada hay también cuestiones relativas a fines, y ahí es precisamente donde es posible y necesario extender el debate democrático sin cortapisas: los ciudadanos tienen derecho a preferir que se investigue sobre la malaria en vez de sobre las enfermedades coronarias, pero no a base de argumentar que las enfermedades coronarias se curan mejor con los remedios de la sabiduría ancestral…
Para poder participar eficazmente en el debate de política científica genuino (cuáles son los fines socialmente valiosos) es para lo que se necesitan dos cosas:
a) Que los ciudadanos tengan una adecuada cultura científica y tecnológica.
b Que las instituciones democráticas estén adecuadamente diseñadas para facilitgar la participación en ese tipo de decisiones.
Con lo cual, volvemos al principio…