EL DEBATE: ¿Tienen los expertos autoridad epistémica en la democracia?


Por Fernando Broncano

Departamento de Humanidades: Filosofía, Lenguaje y Literatura. Universidad Carlos III de Madrid, España.

La pregunta supone, en un sentido fáctico, que los expertos ya forman parte esencial de muchas o casi todas las decisiones que se toman en las democracias contemporáneas. Las políticas públicas en economía, salud, educación, seguridad, medioambiente, innovación, etc., tienen un componente político y otro componente epistémico. El conocimiento establece los límites de lo que es posible hacer en el sentido de condicionantes físicos, técnicos e informacionales; y la decisión política establece la alternativa que se considera conveniente atendiendo a los fines de justicia, igualdad y libertad que constituyen la razón de ser del espacio político. Una división clara de funciones entre expertos que ofreciesen su conocimiento de forma neutra y un aparato de decisión (ejecutiva, legislativa o jurídica) legitimado por sus orígenes democráticos parecería una solución racional y eficiente a la cuestión de cómo debe operar el conocimiento en la democracia.

Pero sabemos que no son así las cosas y que probablemente esta manera de plantearlas nace de una epistemología política y de una política epistemológica asentadas en otras épocas en las que el conocimiento no era tan determinante en las dinámicas de la sociedad ni la política tan entreverada con el conocimiento.

En primer lugar, deseamos que las democracias no sean simplemente formas de tomar decisiones legitimadas por la regla de la mayoría. Esta condición cero de democracia se considera cada vez más como insuficiente. Las capacidades efectivas de manipulación de la opinión pública plantean dudas sobre la autoridad (y no simplemente la legitimidad) de muchas decisiones. Y, más allá, desearíamos un sistema en el que las decisiones deriven además de un proceso previo de deliberación donde la toma de decisiones resulte de razones convincentes (aún si no llegan a convencer a todos) y no sea un mero subproducto de mecanismos de movilización emocional de las masas. El caso es que en el proceso de deliberación se entrelazan los argumentos técnicos y los políticos de un modo que no siempre, o casi nunca, pueden separarse claramente, de forma que se suscitan cuestiones escépticas acerca de si las decisiones han sido o no las correctas o las más adecuadas desde el punto de vista epistémico.

En segundo lugar, los expertos, cada vez más, entran en el espacio de debate que conforma la esfera pública bajo el signo de la división. Y en las divisiones no siempre operan razones de orden fáctico sino que están actuando valores y formas de ver las cosas de naturaleza moral y política, como nos ha hecho saber una larga tradición de estudios sobre ciencia, técnica y sociedad. Las heterogeneidades entre los expertos lleva el debate democrático al corazón de los procesos de elaboración racional de las decisiones, de modo que se plantea ahora un problema de legitimación (y no simplemente de autoridad) en el juicio experto.

En resumen: si las decisiones deben ser convincentes y tener autoridad y si, por otro lado, sabemos que los expertos entran en el debate divididos y por tanto la autoridad de su juicio debe tener también legitimidad, nos encontramos ante una pregunta sobre las relaciones entre verdad y democracia (o verdad y justicia, si se quiere), una de las preguntas más complicadas en filosofía política.

Esta situación es la que ha abierto recientemente la controversia sobre el componente epistémico de la democracia. Una cuestión, bien es cierto, que nos remite al juicio de Sócrates, tal como lo cuenta Platón, donde se plantea abiertamente que la democracia debería ser, en realidad, una “epistocracia” o gobierno por los más preparados (Stuart Mill todavía consideraba que el grado de educación y el peso del voto deberían ir unidos). En el otro lado están quienes consideran que el procedimiento es la única fuente de legitimación democrática y que por tanto las democracias deberían ser necesariamente doxásticas y no epistémicas. Teóricos como Hanna Arendt o Cornelius Castoriadis (y más recientemente seguidores del pragmatismo como Rorty) abogan por separar la verdad y la democracia. La exigencia de verdad, plantean, abre la puerta del autoritarismo. Pero las cosas no son tan sencillas. Si, como hemos planteado al comienzo, abogamos por democracias deliberativas, probablemente nos encontremos ante una tensión creciente entre las fuentes de la autoridad y las fuentes de la legitimidad. Las fuentes de la autoridad tienen un origen epistémico; las fuentes de la legitimidad un origen procedimental. La tragedia nace de las dificultades para distinguir ambos componentes.

La controversia se hace más compleja por la presencia de los llamados teoremas limitativos en Teoría de la Elección Pública. Desde Arrow conocemos las dificultades para agregar racionalmente preferencias cuando los ordenamientos de las opciones son diferentes: por ejemplo cuando operan en los ordenamientos razones de justicia, igualdad y libertad. Recientemente, varios filósofos (Philip Pettit, entre otros) han prestado atención a cómo en los jurados de expertos se producen las mismas limitaciones, incluso cuando incorporamos razones epistémicas. Un jurado de expertos que tome sus decisiones basándose en ordenamientos personales de razones produce una paradoja: si se atiende a los votos personales, aparece una decisión A; si se atiende a la suma total de las razones epistémicas aducidas, independientemente de cómo han operado en cada decisión (ordenadas por peso epistémico personal), aparece una decisión B. Esta paradoja del jurado nos lleva al corazón del problema de la democracia epistémica. Algunos optimistas, siguiendo la tradición de Condorcet, han creído que haciendo el jurado más grande, una asamblea de hecho, la decisión converge hacia la más correcta puesto que se clausurarían las distancias individuales en los ordenamientos. Pero no es así: sigue existiendo una tensión entre las fuentes de la legitimidad y las fuentes de la autoridad. Quienes, siguiendo la huella kantiana (y de Protágoras) consideran que la fuente de la autoridad está en la legitimidad (el pueblo no puede equivocarse, cuando la decisión se ha tomado de forma procedimentalmente correcta) bordean un terreno peligroso. El pueblo sí puede equivocarse, y hacerlo gravemente. En las sociedades de riesgo o de deseo (consumo) las decisiones pueden obedecer más a factores de deseo (o miedo) que a razones correctas. Y cuestiones como la sostenibilidad del cuerpo político a largo plazo abren una zanja que no se cierra fácilmente. Quienes, siguiendo la huella de Platón, consideran que la fuente de la legitimidad está en la autoridad bordean un territorio mucho más peligroso: el de la tecnocracia y el autoritarismo y ponen en peligro la misma democracia.

¿Hay alguna salida razonable a esta tensión constitutiva de nuestras democracias? Preferiría dejar la pregunta en suspenso, mas, para no ser calificado de terrorista verbal, apuntaré mi propia línea de discusión. Por una parte creo que podemos abordar el problema de la legitimidad de los expertos introduciendo un principio de responsabilidad en las democracias. Del mismo modo que todos los intereses pueden ser considerados legítimos a condición de ser públicos y discutidos en la esfera pública, la autoridad de los expertos también puede legitimarse a condición de establecer colectivamente una distribución adecuada de las responsabilidades. Eso nos llevaría, claro, a una concepción republicana de las democracias, en donde el juicio experto se considerase una parte del sistema colectivo de responsabilidades, pero eso es un tema que desborda el actual. Por otra parte creo que los expertos solamente pueden adquirir autoridad si sus razones son comprendidas en un grado razonable, es decir, si hay un esfuerzo colectivo por que las dec
isiones incorporen en el nivel máximo personal las razones de los expertos. Eso nos lleva a un problema de comunicación pública por razones democráticas y a cómo habría que superar los modelos vigentes de comunicación basados en la asimetría entre expertos y legos, tal como ha propuesto, por ejemplo, Carina Cortasa. Lo que también desborda el presente propósito.

En cualquier caso, si se considera que la tensión que hemos apuntado es real y profunda, me atrevo a sugerir una moraleja con algún propósito provocador: quizá los practicantes de la filosofía política deberían leer más “Ciencia, Técnica y Sociedad”, pero también, quizás, los activistas y teóricos de “Ciencia, Técnica y Sociedad” deberían leer más filosofía política. Pues la tensión entre autoridad y legitimidad está más allá de cualquiera de los dos campos aislados.

Publicado el 9 de agosto de 2010


Christiano, T. (2004): «The Authority of Democracy», The Journal of Political Philosophy, vol. 12, nº3, pp. 266-90.

Estlund, David M. (2008): Democratic Authority, Princeton, Princeton University Press.

List, Ch. (2006): “The Dilemma and Public Reason”, Ethics, nº 116, pp. 362-402

List, Ch. y Pettit, P. (2004): «Aggregating Sets of Judgements: Two Impossibility Results Compared», Synthese, nº 140, pp. 207-35.

15 comentarios

  1. La Expertis en su sentido mas extricto pareciera s
    Miguel Angel Soto Vidal – Alumno Becario de CTS por CAEU-OEI.

    expertise: (anglicismo) Pericia, destreza, habilidad,experiencia, práctica. Parecería que, para muchos especialistas, ninguna de estas dos palabras abarca la totalidad del sentido de la palabra expertise, que en realidad es experiencia en el hacer, experiencia en la aplicación de algo.

    De muestra un Boton el caso de Chile y el Terremoto:

    Científicos anunciaron Terremoto en Chile en Revista Internacional. Un impresionante documento revela que hace más de tres años destacados sismólogos advirtieron que un terremoto de grandes proporciones azotaría la zona de Concepción y Constitución.

    Destacados miembros del Institut de Physique du Globe de Paris, el Laboratoire de Géologie, la Ecole Normale Supérieure, la Academia Búlgara de Ciencias, y unos chilenos del Departamento de Geofísica de la Universidad de Chile trabajaban silenciosamente comparando datos de los terremotos en las costas y el territorio chileno hasta que evacuaron un artículo, un paper como se dice en la jerga académica, uno mas de tantos, sólo que este tenía una importante y reveladora verdad que hoy nos hace sentido dolorosamente.

    Es un documento de 88 páginas en inglés pero que podríamos reducirlo a una frase:
    \»Concluimos que la parte sur de la brecha Concepción-Constitución ha acumulado un déficit de deslizamiento que es lo suficientemente grande para producir un terremoto muy grande\»

    La pagina 85 de conclusiones es muy sintética, y expresa con fuerza lo sustantivo de este estudio. Los Chilenos Madariaga, Campos, Barrientos, Kausel y los extranjeros Ruegga, Rudloff, Vigny, de Chabaliera, Dimitrov probablemente serán célebres por haber tenido razón y por que su hipótesis fue demostrada de la manera mas trágica y evidente

    El artículo titulado \»Interseismic strain accumulation measured by GPS in the seismic gap between Constitución and Concepción in Chile\» contiene estas oscuras profecías que con gran certeza planteaban la posibilidad de un terremoto en la zona exacta, en la que fue, el que nos azotó hace unos días. Disponible por sólo 31 dolares alguien podría haberlo bajado y advertido de esta posibilidad, tal vez podríamos haber salvado mas vidas, es fácil ser general después de la guerra pero es la sensación que queda al revisar el documento.

    El documento tiene un lenguaje muy técnico, pero destacaremos en negritas lo mas importante, en una traducción libre al español:

    \»La zona de Concepción Constitución [35-37 ° S] en el sur de Chile Central, es probablemente una brecha sísmica madura, ya que ningún gran terremoto de subducción se ha producido allí desde 1835. Tres campañas de mediciones de sistema de posicionamiento global (GPS), se llevaron a cabo en esta área en 1996, 1999 y 2002.

    Hemos observado una red de alrededor de 40 sitios, entre ellos dos transectos de este a oeste desde la zona costera de la frontera con Argentina y una de norte a sur a lo largo de la costa. Nuestras mediciones son consistentes con la velocidad angular relativa de Nazca/Sudamericana (55,9 ° N, 95,2 ° W, 0.610 ° / Ma) examinada por Vigny et al. (2008, este número), que predice una convergencia de 68 mm / año orientada a 79 ° N en la trinchera de Chile, cerca de 36 ° S.

    Por último, un movimiento de convergencia de aproximadamente 68 mm / año representa más de 10 m de desplazamiento acumulado desde el último gran evento subducción de interplacas en esta zona hace más de 170 años (1835 terremoto descrito por Darwin). Por lo tanto, en el peor de los casos, la zona ya tiene un potencial de un terremoto de magnitud tan grande como 8-8.5, de producirse en el futuro próximo.\»

    Dentro de los autores chilenos aparecen parte de los mejores expertos chilenos : Raúl Madariaga es un Sismólogo radicado en París, Francia; Jaime Campos, sismólogo de la Universidad de Chile, Doctor en Sismología, Universidad de Paris 7, Francia. y Edgar Kausel es ingeniero civil y Sismólogo, Premio Nacional de Ciencias 2006 , con Ph.D en la Universidad de Columbia, Kausel ha sido director por casi 20 años del Departamento de Geofísica de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile

    Este informe fue presentado en 2007 a la prestigiosa revista ScienceDirect, que es una de las principales revistas científicos de texto completo y base de datos compilando artículos 2.500 revistas y más de 11.000 libros. Tiene 9,5 millones y 500 mil usuarios.

    El artículo fue aceptado en 2008 y publicado 20 de marzo 2009. Desde entonces, ya podíamos haber sabido lo que iba a pasar, tarde nos enteramos.

  2. Abrir discusion sobre Teoria de la Elección Social
    Me aparto de la posición de los autores frente a la percepción de la \»Teoría de la Elección Pública\» o \»Social\» si se toma como puntos de análisis lo que propone A. Sen en su libro \»La idea de la justicia\». La conjugación de actores y de posibilidades en la identificación de lo políticamente correcto en Ciencia y Tecnología podría brindar posibles líneas de acción in situ.

  3. Calidad académica con pertinencia social: una sola
    Las organizaciones de la región de América Latina y el Caribe que basan su accionar en el
    conocimiento tienen ante sí grandes retos que plantean las condiciones de sus propios contextos
    y la acelerada dinámica global.
    Para cumplir con su responsabilidad deben posicionarse en un modo epistémico, teórico y
    práctico de acuerdo, por un lado, con su realidad social y, por otro, con los planteamientos
    críticos acerca del conocimiento y los métodos de búsqueda de ese conocimiento. Los
    cambios necesarios requieren la multiplicación de esfuerzos, audacia y sensibilidad por vías
    que abren la participación y el diálogo reflexivo en el interior de las instituciones, es decir,
    que abren espacios de ejercicio ciudadano. Pero al mismo tiempo imponen las mismas
    exigencias en las relaciones externas.
    Siendo la realidad social compleja, multifocal, auto catalítica, irreversible y muy
    dinámica, el conocimiento no puede adoptar separaciones anquilosadas y arbitrarias por su
    dependencia en disciplinas particulares. Debe guardar correspondencia con la realidad
    estudiada aceptando que constantemente necesitamos hacer ajustes en el conocimiento ante
    la realidad cambiante. En ese sentido, es necesario que tales organizaciones incorporen
    la interacción social como una de las modalidades de búsqueda de conocimiento.
    En consecuencia, habrá nuevas aperturas en el fortalecimiento de las acciones
    concebidas como \»extensión\» (comunicación y trabajo) en muchas universidades.
    El estudio de la universidad misma plantea un particular objeto de estudio accesible
    para los métodos de la investigación social, que debe ser enfrentado desde la complejidad
    social y los enfoques transdisciplinarios. Al igual que el conocimiento acerca de otros
    espacios sociales, el de la universidad también debe ser oportuno, creíble y pertinente. Para
    el efecto, necesita crear categorías y conceptos que faciliten el análisis y la síntesis. Una de
    las categorías promisorias es la de calidad académica con pertinencia social.
    Todas las universidades tienen la responsabilidad de educar, investigar y hacer la extensión
    universitaria en un marco ético que reconoce las dimensiones individual y social de todos los sujetos.
    Les toca hacerlo sin afiliación dogmática a credo religioso, plataforma política o postura económica
    alguna, es decir, sin adoptar las posturas estratégicas que instrumentalizan a las personas. No es
    pertinente por lo tanto pretender que la universidad se adscriba exclusivamente a una
    doctrina particular (¿universidad de los clones?). Corresponde a todas las universidades encontrar
    la riqueza inherente a lo diverso. Su naturaleza es plural. Otras organizaciones pueden afiliarse a
    un enfoque doctrinario, de hecho lo hacen. Son parte del problema.
    Es fundamental que cada miembro de la organización respectiva revise el criterio de
    que es suficiente corregir errores para sostener el progreso académico o que lo único que se
    necesita en un buen financiamiento. No es posible llegar automáticamente a mejores
    situaciones. Ese es un criterio simplista que supone que al enmendar los yerros del pasado
    vendrán sin nuevos esfuerzos la democracia, la calidad académica o la vinculación con la
    sociedad. Eso no es suficiente.
    Además de lo dicho, es necesario alimentar cuidadosamente la cultura de la
    comunicación y la participación dentro de nosotros mismos y en la sociedad. Aprender a
    escuchar y a buscar compartidamente las opciones para comprender y resolver son dos vías
    importantes para encontrar la legitimidad de los cambios y el impacto en el largo plazo. El
    cambio positivo de la calidad/pertinencia en los procesos educativos y de investigación es
    un valor que debe ser promovido continuamente.
    El interés centrado en el mejoramiento de la calidad académica -y sus muchos sinónimos como
    excelencia, conocimiento confiable, rigor, calidad científica, pensamiento no lineal, y otros-
    no se contrapone a las nociones que tratan que la organización dé respuestas válidas ante las
    necesidades e intereses sociales. Todo lo contrario. Las dos orientaciones forman parte de una sola
    categoría bidimensional: calidad académica con pertinencia social. En una organización
    orientada al conocimiento no tiene sentido una sin la otra, pues constituyen una sola finalidad
    y una sola realidad.
    La presencia política ante la sociedad y el Estado, así como el valor de las contribuciones
    a la sociedad, dependen del reconocimiento social del avance en calidad que
    logra la institución. Ese cumplimiento es el esperado con respecto a las funciones de
    enseñanza-aprendizaje, investigación y extensión por el hecho mismo de ser organización
    para el conocimiento.
    No puede esperarse que haya contribuciones valiosas en el sentido social basadas
    en programas indiferentes, ensimismados, mediocres, improvisados o sectarios. Esas
    condiciones representan los desafíos que hay que vencer.

  4. Falso dilema
    Acredito que há um falso dilema entre um governo regido por experts ou regido pelo povo leigo. É um grande preconceito acreditar que todo o povo é formado de pessoas despreparadas e ignorantes em todos os assuntos. Existem muitos especialistas que, honestamente, poderiam substituir facilmente quaisquer dos tecnocratas no poder. Por isso em questões onde a discussão é mais científica e complexa deveríamos chamar os especilistas da sociedade civil, não vinculados ao governo e de vários segmentos sociais distintos – empresas, universidades, terceiro setor – para não haver desequilíbrio de poder na tomada de decisão. Com exceção dos temas complexos, onde se discuti a prioridade do que fazer com o dinheiro público para educação, saúde, segurança, saneamento básico, transporte, moradia, enfim, necessidades básicas do cidadão, deve-se passar pelo crivo do cidadão, uma democracia participativa direta, onde as discussões não excluem os especialistas, mas dão voz as pessoas leigas dizerem onde dever ser com mais urgência aplicado seu próprio dinheiro. É claro que a população provavelmente vai errar das primeiras vezes, tanto por falta de conhecimento quanto por ser levado por um \»efeito manada das massas\», aquém da racionalidade, mas se não damos o direito de voz, voto e ação para os cidadãos,não faz sentido ter educação para a cidadania, pois estamos formando súditos e não animais políticos com dignidade, racionalidade e respeito como diz o filósofo Aristóteles.

  5. cuál es el expertis de los expertos??
    cuán espertos somos los expertos??
    esa es la pregunta que me surge de la lectura del artículo y de los comentarios asociados, en especial, el del terremoto de Chile.
    En este aspecto, trato de reflexionar a menudo sobre mi papel de técnica en un ente regulador de energía. Al respecto, considero que aún no está dada la masa crítica que asuma con humildad ese rol, ni sea conciente de la responsabilidad que el mismo conlleva. Me refiero a que, quizás por la formación de la generación que aún ejerce los cargos directivos, muy aleda del enfoque CTS, haya cierta omnipotencia \»moderna\» en los dictámenes y decisiones. Aun en la posición más \»social\», en la cual me enrolo, que defiende a los usuarios, frente a las empresas monopólicas. (in dubio pro usuario). Con esto quiero decir que en las discusiones en torno a la revisión tarifaria, aún quienes defienden el mantener \»planchadas\» las tarifas, en defensa de los usuarios frente al distribuidor monopólico, no existe cabal conciencia sobre las consecuencias que puede tener un precio distorsionado del servicio sobre, por ejemplo, la emisión del CO2 y del calentamiento global. En este sentido coincido ampliamente con el artículo sobre que la decisión de una mayoría, no garantiza que sea la correcta: el gobierno en mi país, intenta mantener \»pisadas\» las tarifas de servicios públicos, con los consiguientes derroches que genera esa distorsíón en el precio del servicio.
    Lo que quiero decir es que el accionar de los expertos y políticos debe ser crítica en cuanto a la defensa de los derechos de los ciudadanos en el corto y en el largo plazo. Ya que una tarifa subsidiada, está privando a los ciudadanos futuros de recursos que hoy pueden estar siendo despilfarrados. Lo que ocurre es que el electorado \»futuro\», aún no vota.
    En conclusión, en la medida que seamos concientes de las consecuencias de nuestras decisiones o de nuestro silencio (por complicidad o por soberbia), podremos vencerlo y el ejercicio de argumentar, ( siempre hay argumentos a favor y en contra), nos permitirá divulgar los conocimentos a la sociedad y aconsejar sobre la solución más correcta en la que se equilibren los intereses del corto y del largo plazo.
    Cecilia

  6. Acuerdo contigo Fernando es que sería provechoso un mayor diálogo entre la filosofía política y el campo CTS. Esto contribuiría a consolidar el campo que en otro texto Emilio Muñoz rotulaba \»Filosofía de la Política Científica\»

    El libro de Philip Kitcher Science Truth and Democracy es un buen ejemplo de ello en su intento de trasladar la teoría rawlsiana de la justicia al campo de la política científica. También, yendo más al tema de expertise y science for policy, son interesantes los planteos de Heather Douglas sobre el papel de los valores no epistémicos en el contexto de descubrimiento.

    Creo que muchas veces en el campo CTS se habla de \»ciencia y democracia\» haciendo del término democracia un uso que no es del todo reflexivo, y solo denota la participación de actores no expertos (en el sentido tradicional de experto académico, pues también hay otras expertises no académicas). Por otra parte, hay algunos ejemplos como el texto de Abels y Bora \»Demokratische Technikbewertung\» en el que se sí se busca -si bien de un modo algo esquemático- qué teoría de la democracia hay detrás de los mecanismos participativos de evaluación tecnológica.

    En síntesis creo que es un programa de investigación muy interesante juntar estas tradiciones. En mi opinión lo más interesante de todo esto es poder reflexionar sobre las políticas de CyT (en la forma de policy for science o science for policy) para , en el caso de que descubramos fundamentos filosóficos con los que no concordamos, transformarlas.

  7. Filosofía política Vs CTS
    Nuestras comunidades socioculturales responden a avances tecnológicos que deben ser mediados ante comportamientos políticos y es allí donde se vive el divorcio asentado en las diferencias de las épocas como lo nombra el Esp. Fernando Broncano en las que \»el conocimiento no era tan determinante en las dinámicas de la sociedad ni la política tan entreverada con el conocimiento\» luego debemos estar dispuestos a laborar o actuar en colectividades porque como seres humanos quiza no podemos ser expertos en todo aspecto pero si pertenecemos a convivencias en medios sociales donde nos entendemos con el otro y complementamos las necesidades o de la colectividad obtenemos productos que repondan a la interrelación y al medio social, requiriendo el equipo de trabajo con conocimiento en Filosofía Política Vs Ciencia Tecnología y Sociedad por lo cual es de atender a la moraleja que nos sugiere el Esp. Fernando Broncano y gozar de verdadera democracia.

  8. Debat ¿tienen los expertos autoridad…?
    \»Eso nos llevaría, claro, a una concepción republicana de las democracias, en donde el juicio experto se considerase una parte del sistema colectivo de responsabilidades, pero eso es un tema que desborda el actual\» Entiendo que estamos ante una problemática muy real, vivenciada por todos, donde muchos son los discursos que hablan del empoderamiento de los pueblos, de la escucha a los usuarios de… a las necesidades del vecino,…los reclamos de los involucrados en…
    La realidad es otra, se toman las ideas de los pueblos, las necesidades y las propuestas de solución, y en la mayoría de los casos se etiquetan como salidas de la mente superproducida de los técnicos. Falta la humildad necesaria para reconocer que se necesita de la identificación del problema, de la escucha de las soluciones posibles a la problemática planteada para ponerse como técnico en el darle la forma que corresponde desde lo jurídico, de la detección de los posibles errores y confusiones, de los mitos y realidades, hacer una devolución al pueblo antes de actuar, trabajar junto-s en un diálogo de complementariedad y completitud para el bien de todas las comunidades, las que hay que construir en la sociedad occidental, porque éstas no existen, y las que están, por ser milenarias han sufrido el atropello de la globalización, sociedad del consumo y del no te quiero-no te quieras, sólo haz lo que te proponemos los mass-media mediáticos.
    Un abrazo

  9. Deslizamiento de documentos no atajaron deslizamie
    No es posible, es imperdonable que un gobierno no atienda, solicite informes sobre las investigaciones y no se tenga en cuenta que los sberes académicos tienen que estar al servicio de todos y todas, noimporta de qué parte.
    Es imperdonable.

  10. Respuestas a los comentaristas
    Gracias por todos los comentarios, que aportan de una forma u otra puntos de vista e ideas muy interesantes que complementan lo dicho en el artículo. No tengo especiales discrepancias, y por el contrario sí coincidencias. Querría comentar la respuesta inteligente de Rodolfo que pone en cuestión la dicotomía expertos/legos: cierto, de hecho en trabajos más amplios es también mi solución. En democracia, en cierta forma, hay que tener en cuenta lo que cada parte ya sabe sobre lo que le atañe, que a veces es mucho más de lo que los expertos imaginan. Reina Cortellezzi también señala la necesaria humildad para escuchar a todas las partes. De acuerdo completamente. En esto consisten los hábitos de la democracia, que van consiguiendo hacer de las masas un pueblo sujeto de su propio destino, cuando el espacio político se convierte en polifónico y al mismo tiempo sensible a los proyectos comunes.
    Por mi parte, creo que debemos comenzar a trabajar en lo que yo llamaría una epistemología política, como núcleo sirva teóricamente para las políticas epistemológicas de las democracias.

  11. Conocimiento Trabajador Minero
    Este ha sido un año para los Chilenos, que la Naturaleza nos ha dejado al desnudo de las grandes \»carencias\» en cuanto al Conocimiento Cientifico,que debieran tener las personas que tienen en sus \»manos\» el poder de las decisiones a plicar. Con la tagedia que estan viviendo las familias de los mineros en el norte, atrapados por toneladas de rocas, uno desde las ignorancias se pregunta ¿Cómo es posible que quienes son dueños de yacimientos mineros,desconozcan como se debe ir construyendo una mina? si son tantas las ignorancias de los dueños de los yacimientos mineros ¿Porque no hacerse asesorar por el CONOCIMIENTO de estos hombres que conocen como dicen ellos \»La Vida\» de los cerros?. En las pocas noticias a las que uno puede acceder en que realmente nos informen, deje en evidencia todo el conocimiento que si tienen estos compatriotas que han trabajado por generaciones tras generaciones en la minería.
    Al leer el texto de Miguel Angel Soto, he recordado lo que han dicho en cuanto a los informes que se tenian del yacimiento minero, pero una vez más el conocimiento cientifico queda para los \»papers\».
    Mil gracias por existir estos espacios, que nos permite Aperender.
    Saludo con afecto
    Marta

  12. Cultura Cientifica
    Saludos Fernando Broncano, para iniciar, es preciso demarcar un espacio epistémico en el cual considerar la posibilidad de diálogo, es decir; cuando se considera la ética, la sociedad, la ciencia, y la cultura como disyuntas, como esferas separadas se inhabilita toda posibilidad de acercamiento a la dimensión política de hacer ciencia. La ciencia como la plantea José Antonio Acevedo Díaz, articulada por la dimensión tecnica, la dimensión organizativa, la dimension ideologica cultural y la dimensión afectiva o emotiva permite trascender las concepciones simplistas que sobre la misma se han erigido con un interes de acaparar la verdad en terminos absolutistas. A partir de lo mencionado, considerando la ciencia como un campo en donde se pueden identificar múltiples dimensiones entre ellas la dimension política se obtine como consecuecia la consideracion de los ciudadanos a la hora de implementar politicas y desarrollar investigaciones puesto que, asumiendo como parte primordial entre los objetivos de la ciencia se encuentra la demanda de atender a la participacion pública, es posible entonces articular el conocimiento del conocimiento y la accion politica de los ciudaddanos. Una propuesta es ampliar los indicadores empleados en la educación y divulgacion científica, ampliacion que se sustentaría en el enfoque CTS, como parte de la didáctica de las ciencia y parte integral en politicad de ciencia y tecnologia del mundo académico.

  13. Entre dos polos
    Estimado Fernando,
    Gracias por su valioso aporte, que viene a señalar uno de los problemas centrales que hace al régimen del saber en las sociedades democráticas. A partir de ese planteo surgirían nuevas cuestiones, por ejemplo: ¿dónde estaría el equilibrio entre una toma de decisiones democrática y una que pueda garantizar un acercamiento a la “verdad”?; es más: ¿existe ese equilibrio, o es siempre un horizonte hacia el que debemos dirigirnos, sabiendo que nunca lo alcanzaremos? Creo que el debate tiene resonancias, por otra parte, que lo acercan a la cuestión del multiculturalismo, en el sentido de que si, de un lado, ponemos en la balanza la aceptación de las particularidades de cada cultura, sus intereses, su cosmovisión, del otro parecería no quedar lugar para un conocimiento de que pueda decirse que es universal. Tecnocracia y democracia parecen configurar los dos polos de este debate, y en el medio –o en algún punto entre ellas- se desarrolla la práctica concreta de las instituciones del conocimiento y de las políticas que rigen este ámbito. Aún no se ha alcanzado una respuesta satisfactoria al respecto, y me temo que nunca podremos llegar a una conclusión definitiva. Sin embargo, ya es una contribución a la democracia misma poner sobre la mesa el tema y tomar conciencia de su complejidad.
    Le envío un saludo cordial.
    Melvin Da Silva

  14. quizás los filósofos y los practicantes de ciencia, tecnología y sociedad deberían de empezar ya a hacerse la pregunta de por qué toda fuente de legitimidad ha sido y sigue siendo de sexo masculino y por qué la noción de cuerpo natural sexuado de modo dicotómico (exclusivamente masculino y femenino) opera en cualquier construcción del conocimiento filosófico y científico y por qué los seres humanos construidos por dispositivos disciplinarios mujer han sido y son marginadas y relegadas a la infrarepresentación cuando se trata de ejercer tareas intelectuales

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