Por Ana Cuevas Badallo
Profesora titular del Departamento de Filosofía, Lógica y Estética y Secretaria General de la Universidad de Salamanca, España.
En este momento en el que se ha convertido en un lugar común la necesidad de recuperar el auténtico espíritu democrático y hacer participar activamente a la ciudadanía, quisiera plantear una serie de preguntas controvertidas.
La primera: ¿aprecia el público realmente la oportunidad de participar y de deliberar en asuntos de política científico-tecnológica y se dan cuenta de que pueden afrontar responsabilidades que previamente estuvieron en manos de sus representantes? Actualmente existen canales de participación pública, tales como los grupos de discusión, los jurados de ciudadanos, las conferencias de consenso, los sondeos de deliberación, o los paneles de ciudadanos, que permiten que los ciudadanos tomen parte en las decisiones políticas. Sin embargo, también podemos señalar una serie de problemas relacionados con estos modelos participativos.
Imaginémonos por un momento que todos nos decidiésemos a participar, esto nos aproximaría al ideal de la democracia directa gracias a un modelo participativo completo, pero ¿sería viable? Si todos y cada uno de los ciudadanos asumimos nuestra responsabilidad participativa, el sistema entraría en colapso, puesto que no sería capaz de atender a todas las voces. Por otro lado, muchos de nosotros quizá no tengamos tiempo o no tengamos arraigados sentimientos de compromiso con nuestras comunidades, como para desear participar activamente. Podríamos pensar en obligar a los ciudadanos a que participen, al menos en alguna ocasión, pero en un sistema garantista de derechos, esto no es posible. Se ha sugerido que se podría hacer a través de incentivos, aunque esto viciaría desde el principio el proceso. De manera que parece inevitable recurrir nuevamente a la idea de la representación. Puede hacerse de manera imparcial, recurriendo a la muestra sociológica. Pero las muestras son tan pequeñas, dada la escala de los estados actuales, que se pierden las virtudes de la democracia genuina. Por otro lado, si los que participan son ciertos grupos formados por personas especialmente interesadas, tampoco se evitarán los problemas derivados de los prejuicios o los intereses partidistas, ya que si partimos de la sospecha de que otros agentes implicados, tales como los científicos, los tecnólogos o los empresarios, etc, pueden defender motivos espurios, otro tanto podría decirse también de estos grupos ciudadanos. No sería justo hacer recaer todo el peso de la sospecha únicamente sobre los grupos de expertos asesores. De manera que ninguno de los modelos está carente de problemas. Ahora bien, la aplicación de cualquiera de ellos mejora sustancialmente la situación, ya que al menos garantiza ciertos canales para favorecer el pluralismo participativo democrático.
Y la segunda pregunta, y aun a riesgo de ser tildada de elitista, quisiera plantear si todas las opiniones valen por igual, es decir, si las opiniones de los ciudadanos mejor informados y más objetivos valen lo mismo que la de aquellos que no se han tomado la molestia en informarse y reaccionan de manera puramente subjetiva o emotiva con respecto a la controversia de turno. Lupia y McCubbins (1998) señalaban que para que la gente normal tomase decisiones políticas bien razonadas y sabias, no necesitaban saber lo que saben los expertos, sino que lo que necesitan es tener la disposición de recibir información imparcial que puedan proporcionar los consejeros, los medios o las instituciones que faciliten su acceso a la búsqueda de información. Ahora bien, ¿es fácil hallar este tipo de fuente imparcial? ¿Qué tipo de conocimiento tienen que poseer los ciudadanos para participar en estos procesos? Evidentemente, es materialmente imposible que los ciudadanos estén en posesión de todo el conocimiento experto sobre la cuestión, por lo que podríamos contentarnos con que tengan información relevante, adecuada, que les permita tomar decisiones racionales. Ahora bien, ¿donde hallamos una fuente fidedigna de información relevante? ¿En los medios de comunicación?, ¿en los grupos ecologistas?, ¿en los empresarios?, ¿en los científicos?
Publicado el 14 de febrero de 2011
Lo es
Sin duda los ciudadanos podemos y debemos participar.
Lo que necesitamos es saber hacerlo. Para ello los sistemas educativos deben enseñar a participar y no estoy seguro que lo hagan.
Ojalá los sistemas educativos consideren que deben formar ciudadanos por encima de otras cosas que quizás no nos sirvan más que para pasar cursos cuando ciudadanos lo debemos ser todos y cada uno de los días.
¿Somos ingenuos?
Las preguntas y las dudas son muy oportunas. La democracia participativa en principio es una idea excelente.
En cuestiones de ciencia y tecnología últimamente me han surgido ciertas inquietudes. Quizás los filósofos y científicos pensemos que todos los ciudadanos van a ser racionales y prudentes. Sin embargo, los ciudadanos pueden querer invertir en espiritismo, fenómenos paranormales, religiones, armas, etc. A lo mejor deciden que los estudios sociales de la ciencia o ciertas áreas de ciencia básica son un tremendo despilfarro de dinero público. A lo mejor piensan que el ochenta por ciento de los puestos universitarios no sirven para satisfacer las necesidades básicas de los ciudadanos. Es decir, damos por supuesto que los ciudadanos van a elegir el mejor de los mundos posibles.
las pseudociencias
Brillante Juan Carlos.
Una de los temas que ultimamente más me han impresionado es la sencillez con la que los publicistas logran vender humo usando lenguajes llenos de bombos y platillos de verificaciones de científicos y como universidades llenas de doctores alojan cursos de pseudociencias.
Un ingenerio que gusta de la filosofía.
Óscar
Más posibilidades de participación
A lo mejor es mas facil de lo que parece. Personalmente creo que habría escuchar al que tenga algo interesante que decir o proponer siempre con conocimiento y sin interes personal o partidista.
Para eso, lo primero es tener los cauces para hacerlo y sobretodo que la ciudadania tenga acceso a la informacion. ¿De que vale dar los datos de una encuesta en las noticias si no se da informacion del error muestral? Así, no puedo saber que fiabilidad tienen esos datos.
Esta tarea de divulgacion cientifica es de todos: cientificos, medios de comunicacion y politicos.
preferible pecar por exceso que por defecto
Muy interesantes reflexiones sobre la participaciòn democratica en asuntos de politica cientìfica. Si bien es cierto la autora presetna serios riesgos y dificultades, es importante para generar una cultua cientifica, pecar por exceso que por defecto. Hoy por ese mismo problema y dado que la ciudadanpia no tiene muchas \»bases cientìficas\» para debatir, poco o nada se le informa y queda reducida la informaciòn a los \»expertos\» que tambien manejan sus intereses. Recuerdo una frase de Carl Sagan que señalab que \»es posible ensñarle toda la ciencia a los niñ@s\». Parafraseando yo diria que SI ES POSIBLE INFORMARLE DE TODOS LOS BENEFICIOS Y RIESGOS A TODA LA CIUDADANIA PARA QUE DECIDA. Por lo tanto es mejor pecar por exceso y no por defecto. Podriamos estar asistiendo a un siglo del oscurantismo moderno, si dejamos a los mismos con las mismas. Un abrazo Vicente Benavides casa de la ciencia y el juego Pasto Nariño Colombia
Ciencia y sociedad
Las preguntas formuladas por Ana son de palpitante actualidad.
Estimo que en esto del desarrollo de la ciencia existen como dos niveles. Uno, referido al desarrollo de la ciencia en sí y otro, referido a la aplicación del desarrollo de la ciencia a las necesidades de la humanidad en general y de una sociedad en particular.
El nexo entre ciencia y sociedad es el sistema educativo, tocándole a la universidad un rol preponderante. Corresponde a la universidad apoyada por el Estado desarrollar proyectos de investigación de la ciencia como tal y, a la vez, poner esos resultados al servicio de los problemas más importantes de la sociedad en la que se encuentra insertada.
Por otro lado, la universidad en alianza estratégica con los medios de información debe poner al alcance de todos los resultados de la investigación. Cuanto más instruida sea una sociedad más y mejores elementos de juicio tendrá para tomar decisiones.
Grupos de consulta
Yo pienso, que el primer paso es que de manera abierta se idtentifique a las personas con interes en los asuntos publicos de caracter cientifico y tecnologico, para que se conviertan en agentes de cambio, motores de la sociedad y con ello, permitir a los ciudadanos tomen parte en las decisiones políticas.
Prof. en Ciencias Sociales, y en Letras, mg. en Di
Coincido en que una democracia directa, según el modelo griego, hoy no es posible, pero creo que el ciudadano común, desde una perspectiva de información general y experiencial, tiene la capacidad para participar positivamente. El modelo de participación es difil de establecer pero los mismos avances tecnológicos están ofreciendo alternativas muy interesantes a través de los foros, redes, grupos, etc.¿ Podría este ser una opción? Es evidente que muchos quedarían fuera. Aquí, en la provincia de Santa Fe, Argentina, ha funcionado bien la consulta barrial o vecinal, en temas de interés comunitario. ¿Podría éste ser un camino alternativo?
Posiblemente habría que diferenciar, en los temas a tratar aquello específcamente académico de los que por su carácter o impacto hacen a la vida cotidiana de la ciudadanía en un contexto determinado. Opino que en este caso la mayoría forma su punto de vista por medio de la información mediática y de la divulgación científica.
Por otra parte, como Jorge Santos, creo que la educación formal tiene en este campo una acción relevante a cumplir.
La ciudadanía debe participar
Y no solo en temas de política cient`´ifica, sino en muchos otros, hay tanto que debatir y tantos enfoques que tomar en cuenta que resulta insultante que en esta era de la comunicación digital y de los medios masivos, las altas cúpulas no se dignen a mirar a las masas que si bien no saben de todo y no cuentan con el máximo nivel educativo para opiniar… A LAS MAYORÍAS LES AFECTAN INMEDIATAMENTE LAS RESOLUCIONES DE LAS ALTAS ESFERAS por lo que aquellos que se sientan identificados y tengan la necesidad de opinar.
Atte.Victoria Carrasco
Locutora y filósofa de la UNAM
Predominio de Intereses.
Es importante la participación activa de todos y todas, sin embargo casi siempre sucede que aquel que se involucra en un proyecto, actividad o proceso, lo hace con ciertos propósitos. algunas veces es un interés común, otras veces sin embargo son intereses sectoriales o particulares los que motivan la participación. por ejemplo en mi país El Salvador, una gran mayoría de los funcionarios públicos, específicamente los parlamentarios supuestos representantes del pueblo buscan aprovechar al máximo sus cargos buscando beneficios personales, buscan perpetuarse en sus cargos y no por una fiel convicción de trabajar por el beneficio del ciudadano común sino por lograr asegurar un estatus de vida de mayor comodidad.
La Participación democrática no es más que un término necesario en el discurso, para algunos políticos.
Mi comentario
En Colombia, a partir de la nueva constitución de 1991, se amplió el espacio de participación ciudadana en muchos aspectos de la vida nacional, y LAS POLÍTICAS CIENTÍFICAS Y TECNOLÓGICAS no son la excepción, pero el que la Ley lo contemple no es garantía de que la gente lo haga, sobre todo porque a quienes ocupan las posiciones de privilegio y a los \»representantes\» elegidos por el mismo pueblo, poco les importa la opinión éste en asuntos como éste.
Participación y politica pública de la ciencia
Siguiendo la dirección de las reflexiones de los colegas, comparto con todos las que me sugiere el texto y los planteos precedentes- Posiblemente la tarea más complicada y ardua sea la de convertir información acerca de asuntos complejos científicos en un lenguaje accesible a la ciudadanía en general y en ello los científicos y expertos juegan un papel estratégico, poniendo –por ejemplo- especial interés en aquellos temas que sean de mayor interés relevante para la comunidades y en los diferentes contextos locales, nacionales y regionales. De todos modos hay que aceptar que no todos los ciudadanos participarán en los debates sobre una temática compleja como lo es la política pública científica. Sin embargo, los nuevos canales de comunicación favorecen la interacción y facilitan la participación en la materia.
En el proceso de fortalecimiento de las sociedades regidas por principios y prácticas democráticas con una ciudadanía responsable y activa, debemos considerar las la imbricación de de otros aspectos: ¿cuál es el rol del estado en materia de promoción de una política pública de cYt concertada? ¿que papel debe desempeñar la Universidad y centros de investigación?, ¿Qué políticas públicas atienden efectivamente la brecha digital y la alfabetización digital? ¿Qué rol cumplen los medios masivos de comunicación y la escuela? ¿Qué acciones de promoción de prácticas de participación realizan el estado a través de sus entidades, las organizaciones privadas, las OSC, etc?
Cada cual actua según conocimiento
Los asuntos de política científica poseen su origen en el medio social, por ende llevan una vena participativa de origen. Para las decisiones de políticas a aplicar o modificar o preservar cualquiera esta en condiciones de participar y no se da el caso de todos a la vez porque cada cual tiene su oficio e intereses que direccionan sus participaciones al igual que la tienen los expertos.
la participación ciudadana
Estimados, resulta muy interesante el tema planteado. Para mí, tiene que ver con la vocación por lo público.
Aún hoy, existiendo muchos canales y opciones de participación, hay poquísima gente comprometida.
En la Argentina, a partir de la reducción del estado, se incluyeron en las legislaciones respectivas, órganos de consulta de usuarios. Es decir que cada ente de control de un servicio público concesionado (privatizado), tiene un consejo conformado por representantes de asociaciones civiles (de usuarios, de vecinos, cámaras empresarias, universidades privadas y estatales, municipalidades)
Ese consejo, con voz pero sin voto, se encuentra bastante desvalido a partir de esa cápita diminutia, que no es otra cosa que el pecado original de las legislaciones.
Los representantes de esas organizaciones hacen lo que pueden para participar, me consta. Pero a la hora de necesitar oponerse a las a tomar por el poder político, no cuentan con recursos, ni técnicos y comunicativos que les permitan hacer conocer su voz en disonancia.
Para que esas organizaciones resulten escuchadas a la hora de decidir, deberían contar con argumentos técnicos y no cuentan con recursos para destinar a este fin. Su criterio y vocación por el bien común, no alcanza a la hora de enfrentarse con los argumentos técnicos que esgrimen los tecnócratas, valga la redundancia.
Sus recursos tampoco alcanzan para realizar una campaña masiva, ya que el ocupar los medios de mayor circulación, tiene un costo.
Con todas estas desigualdades, indudablemente el criterio que se impone, continúa siendo el más conveniente para ciertos sectores.
Sin embargo, la vocación de servicio de los responsables de estas organizaciones y el trabajo silencioso realizado, hace que poco a poco vayan siendo escuchados. Creo que con el tiempo y gracias a la internet, estos grupos tendrán mayor oportunidad de influir en las decisiones. Ayudaría también que en las legislaciones, estas organizaciones tuvieran voz y voto a la hora de opinar.
Saludos desde mendoza, Argentina
La necesaria confluencia del consenso científico y
La necesaria confluencia del consenso científico y el activismo ciudadano fundamentado
El debate que usted plantea, estimada colega Ana, es de la mayor importancia: ¿Es factible la participación democrática y ciudadana en asuntos de política científica? Se trata de una cuestión vinculada a los argumentos de algunos autores que han venido a poner en duda la conveniencia e incluso la posibilidad de que la generalidad de los ciudadanos y ciudadanas adquieran una formación científica realmente útil para participar en la toma de decisiones.
Pensar que una sociedad científicamente alfabetizada está en mejor situación para actuar racionalmente frente a los problemas socio-científicos, constituye, según Fensham, una ilusión que ignora la complejidad de los conceptos científicos implicados, como sucede, por ejemplo, en el calentamiento global [ver « De nouveaux guides pour l\’alphabétisation scientifique » en Canadian Journal of Science, Mathematics and Technology Education, 2(2), 133-149 (2002)]. Es absolutamente irrealista, añade, creer que este nivel de conocimientos pueda ser adquirido, ni siquiera en las mejores escuelas.
En nuestra opinión, sin embargo, la participación en la toma fundamentada de decisiones precisa de los ciudadanos y ciudadanas, más que un nivel de conocimientos muy elevado, la vinculación de un mínimo de conocimientos específicos, perfectamente accesible a la ciudadanía, con planteamientos globales y consideraciones éticas que no exigen especialización. Más aún, la posesión de profundos conocimientos específicos, como los que tienen los especialistas en un campo determinado, no garantiza la adopción de decisiones adecuadas, sino que se necesitan enfoques que contemplen los problemas en una perspectiva más amplia, analizando las posibles repercusiones a medio y largo plazo, tanto en el campo considerado como en otros. Y eso es algo a lo que pueden contribuir personas que no sean especialistas, con perspectivas e intereses más amplios, siempre que posean un mínimo de conocimientos científicos sobre la problemática estudiada, sin los cuales resulta difícil comprender las opciones en juego y participar en la adopción de decisiones fundamentadas.
Podemos aducir relevantes ejemplos del papel jugado por movimientos ciudadanos ilustrados, en confluencia con la comunidad científica, en la resolución de graves problemas socioambientales, como la prohibición del DDT (un peligroso veneno de efecto acumulativo) y otros COP (Contaminantes Orgánicos Permanentes), o la eliminación de los freones que destruyen la capa de ozono que nos protege de las radiaciones ultravioleta. En estos y otros muchos problemas, el papel de la ciudadanía ha sido apoyar las advertencias fundamentadas de la comunidad científica y exigir la aplicación del Principio de Precaución. Para ello los ciudadanos y ciudadanas no necesitaban, debemos insistir, profundos conocimientos específicos, pero sí la capacidad de comprender los argumentos de los expertos; algo que una alfabetización científica básica sí puede proporcionar.
Interesa destacar que, por ejemplo, la batalla contra el DDT fue dada por científicos como Rachel Carson en confluencia con grupos ciudadanos que fueron sensibles a sus llamadas de atención y argumentos. De hecho Rachel Carson es hoy recordada como “madre del movimiento ecologista”, por la enorme influencia que tuvo su trabajo en los orígenes del denominado movimiento CTS y en el surgimiento de grupos activistas que reivindicaban la necesidad de la protección del medio ambiente. Sin la acción de estos grupos de ciudadanos y ciudadanas con capacidad para comprender los argumentos de Carson, la prohibición del DDT se hubiera producido mucho más tarde, con efectos aún más devastadores, dada la oposición de la industria química implicada, de muchos políticos e incluso de algunos científicos, que negaron valor a sus pruebas y le acusaron de “estar contra el progreso”.
Algo similar ocurrió después con la destrucción de la capa de ozono y está ocurriendo hoy con el cambio climático provocado por el incremento de gases de efecto invernadero (GEI). Precisamente, lo que ocurrió en torno a la destrucción de la capa de ozono ha de servirnos de ejemplo de las dificultades actuales para interrumpir las emisiones de GEI y de las vías para superarlas. Podemos recordar que las investigaciones de Molina, Rowland y Crutzen acerca de los efectos de los CFC fueron recibidas inicialmente con todo tipo de críticas, siendo acusados de catastrofistas, pese a que sus trabajos no solo señalaban los peligros, sino que apuntaban también las soluciones. Pero finalmente consiguieron, gracias al apoyo de movimientos ciudadanos, que se les prestara la debida atención y que los líderes políticos firmaran el Protocolo de Montreal, evitando una catástrofe de consecuencias muy graves para la biosfera. Los tres recibieron, más tarde, el Premio Nobel por sus investigaciones.
También hoy se da una preocupante discrepancia entre el consenso que muestran miles de publicaciones científicas acerca del cambio climático y lo que recogen los medios de difusión: más del 50% de los artículos publicados en la prensa expresan dudas acerca del cambio climático, presentando a menudo en plan de igualdad las conclusiones convergentes de miles de trabajos científicos y las opiniones carentes de fundamento de unos pocos negacionistas que acusan a la comunidad científica de catastrofismo en sus análisis y predicciones. Ello se traduce en lógicas dudas de la ciudadanía, que dificultan su implicación.
Se hace necesario, pues, ayudar a distinguir lo que constituye el consenso científico de las opiniones negacionistas sin fundamento, que responden, a menudo, a miopes intereses particulares a corto plazo. Se necesita promover una seria campaña de la comunidad científica y de los educadores y educadoras de todos los niveles y áreas, tanto de la educación formal como de la no reglada (museos, prensa, TV, etc.) para lograr que la ciudadanía comprenda la gravedad de los problemas a los que nos enfrentamos y la necesidad y posibilidad de hacerles frente. A ello responde la institución por Naciones Unidas de la Década de la Educación por un Futuro Sostenible (2005-2014). Porque sin el activismo ciudadano fundamentado, sin la creación de un clima social, los responsables políticos no adoptarán las medidas necesarias.
En definitiva, estamos de acuerdo con usted en que la participación ciudadana en la toma de decisiones en asuntos de política científica plantea problemas… pero ninguno tan grave como su ausencia. Merece la pena, pues, plantearse cómo favorecer dicha participación, que resulta tan esencial como los consensos científicos para evitar la imposición de miopes intereses particulares a corto plazo.
CTS+I
Es fundamental lograr la participación pública en el desarrollo tecnocientifico de cada nacionalidad . Para lograrlo es necesario educar a la sociedad en materia de Ciencia, Tecnología, Sociedad e Innovación CTS+I y en este sentido la divulgación científica como parte sustancial de estos estudios tiene una doble tarea; informar y formar acercando de manera sostenida la tecnociencia a la sociedad.
La democración Absoluta
Ana plantea un tema de interés prioritario y con multiples aristas.
Me preocupa una cuestión que entiendo debería ser previa: ¿que cuestiones de C y T, piensa la\»comunidad científica\» que debieran ser incorporada a los programas de los partidos o lideres políticos o incorporada a la agenda de políticas públicas por su mayor impacto sobre la sociedad?. Desde luego que esto excede el campo de la política científica, ¿pero en el cambio de época al que asistimos, lo científico y tecnológico no trasciende lo económico a todos los problemas sociales?
Me sumo al debate con un artículo titulado \»La democración Absoluta\» publicado en el Diaro Los Andes, de Mendoza, Argentina hace unos días en este link: http://www.losandes.com.ar/notas/2011/1/25/democracia-absoluta-546807.asp
Cordiales saludos
Miguel Gutierrez
Es posible lograr una verdadera participación demo
Muy interesante y oportuno planteo. Si bien la nota esta cirscunscripta al ambito científico, creo que el planteo es extensible a todas las áreas.
Es posible lograr una verdadera participación democratica en todos los ámbitos de decision?
Algunas preguntas del post:
\»¿aprecia el público realmente la oportunidad de participar y de deliberar en asuntos de política…?\»
\»¿sería viable (la participación)? Si todos y cada uno de los ciudadanos asumimos nuestra responsabilidad participativa, el sistema entraría en colapso…?\»
\»….muchos de nosotros quizá no tengamos tiempo o no tengamos arraigados sentimientos de compromiso con nuestras comunidades, como para desear participar activamente…\»
\»…¿todas las opiniones valen por igual?, es decir, si las opiniones de los ciudadanos mejor informados y más objetivos valen lo mismo que la de aquellos que no se han tomado la molestia en informarse….\»
Creo que estamos en un punto de inflexion en cuanto a la participacion ciudadana en todos los temas que se puedan tratar en una sociedad. La herramienta \»internet\» nos acerca esa posibilidad de manera totalmente directa y simple.
En este contexto, pienso totalmente viable y realizable la participacion; hay herramientas para evitar cualquier tipo de colapso (de hecho, el \»voto electronico\» es una realidad), y si no fuesen suficientes, no veo imposible desarrollar nuevas, o adaptarlas, o mejorarlas.
Tambien veo totalmente necesario, para que esta herramienta de participacion sea válida, el hacer accesible esta tecnologia, sino seguimos haciendo participar a una \»elite\» o a un grupo que tiene los recursos economicos, educativos, sociales para acceder a esta participacion.
Y lo accesible no solo compete el que cada ciudadano tenga acceso a un medio electronico de participacion, sino tambien involucra a un sistema educativo que fomente la participacion, que \»nos\» eduque como ciudadanos con poder y responsabilidad por nuestras decisiones, que nos haga tomar conciencia de que las personas que estan en los puestos de decision estan a \»nuestro\» servicio y no al revés.
Evidentemente, no es una decision fácil de tomar por quienes tienen el poder para realizar esta oferta, ya que es mucho mas simple tomar una decision en una habitacion, que aceptar la decision de una mayoría (donde tambien es entendible una \»calificacion\» de opinion, y donde la corrupción puede hacer estragos).
Como sea, me parece un extraordinario desafío a concretar.
RR
¿las generaciones con capacidad de tomar decisione
El conocimiento es uno de los pilares clave para una participación activa, rigurosa e imparcial. La cuestión es analizar cómo éste llega a la ciudadanía para que sea capaz de resolver cuestiones de interés común en un escenario tan complejo. Actualmente, la resolución de los conflictos se considera desde la participación de una élite que, en determinados casos, es la encargada de la toma de decisiones en un primer nivel.
Por ejemplo, informes de expertos o Comités de Ética ayudan a la clase política a desequilibrar la balanza. Esta ?élite? es, hoy por hoy, la diferencia; y en la \»excelencia\» se encuentra, pues, el factor determinante.
La pregunta, incidiendo en el interesante artículo, podría ampliarse hasta llegar a los cimientos del actual sistema educativo, ¿las generaciones con capacidad de tomar decisiones están en condiciones de hacerlo?
La creación de nuevas herramientas de difusión del conocimiento abre vías hacia el tema que aquí se debate. Por un lado, con la puesta en valor de la cultura científica desde edades tempranas, basadas en la discusión y el consenso. Es el caso, de los denominados Parlamentos Científicos, que fomentan las vocaciones desde la participación; la segunda vía, afecta principalmente a la comunicación de la Ciencia. Un público formado es capaz de desnivelar la balanza.
En Europa, hay grandes esfuerzos para unificar criterios desde el punto de vista de la participación en grandes asuntos de Ciencia y Tecnología. El uso de determinadas fuentes energéticas limpias, la conveniencia o no de ponerle límites a la investigación animal o el debate sobre transgénicos sí, transgénicos no?son ejemplos en donde los lobbies ciudadanos, organizaciones ecologistas o grupos defensores de animales han desempeñado un rol esencial. Su opinión ha sido determinante. Y los resultados son, en algunos casos, más que visibles.
EL DEBATE: ¿Es factible la participación democráti
Ana plantea un tema de interés prioritario y con multiples aristas.
Me preocupa una cuestión que entiendo debería ser previa: ¿que cuestiones de C y T, piensa la\»comunidad científica\» que debieran ser incorporada a los programas de los partidos o lideres políticos o incorporada a la agenda de políticas públicas por su mayor impacto sobre la sociedad?. Desde luego que esto excede el campo de la política científica, ¿pero en el cambio de época al que asistimos, lo científico y tecnológico no trasciende lo económico a todos los problemas sociales?
Me sumo al debate con un artículo titulado \»La democración Absoluta\» publicado en el Diaro Los Andes, de Mendoza, Argentina hace unos días en este link: http://www.losandes.com.ar/notas/2011/1/25/democracia-absoluta-546807.asp
Cordiales saludos
Desafíos
Muy interesante y oportuno planteo. Si bien la nota esta cirscunscripta al ambito científico, creo que el planteo es extensible a todas las áreas.
Es posible lograr una verdadera participación democratica en todos los ámbitos de decision?
Algunas preguntas del post:
\»¿aprecia el público realmente la oportunidad de participar y de deliberar en asuntos de política…?\»
\»¿sería viable (la participación)? Si todos y cada uno de los ciudadanos asumimos nuestra responsabilidad participativa, el sistema entraría en colapso…?\»
\»….muchos de nosotros quizá no tengamos tiempo o no tengamos arraigados sentimientos de compromiso con nuestras comunidades, como para desear participar activamente…\»
\»…¿todas las opiniones valen por igual?, es decir, si las opiniones de los ciudadanos mejor informados y más objetivos valen lo mismo que la de aquellos que no se han tomado la molestia en informarse….\»
Creo que estamos en un punto de inflexion en cuanto a la participacion ciudadana en todos los temas que se puedan tratar en una sociedad. La herramienta \»internet\» nos acerca esa posibilidad de manera totalmente directa y simple.
En este contexto, pienso totalmente viable y realizable la participacion; hay herramientas para evitar cualquier tipo de colapso (de hecho, el \»voto electronico\» es una realidad), y si no fuesen suficientes, no veo imposible desarrollar nuevas, o adaptarlas, o mejorarlas.
Tambien veo totalmente necesario, para que esta herramienta de participacion sea válida, el hacer accesible esta tecnologia, sino seguimos haciendo participar a una \»elite\» o a un grupo que tiene los recursos economicos, educativos, sociales para acceder a esta participacion.
Y lo accesible no solo compete el que cada ciudadano tenga acceso a un medio electronico de participacion, sino tambien involucra a un sistema educativo que fomente la participacion, que \»nos\» eduque como ciudadanos con poder y responsabilidad por nuestras decisiones, que nos haga tomar conciencia de que las personas que estan en los puestos de decision estan a \»nuestro\» servicio y no al revés.
Evidentemente, no es una decision fácil de tomar por quienes tienen el poder para realizar esta oferta, ya que es mucho mas simple tomar una decision en una habitacion, que aceptar la decision de una mayoría (donde tambien es entendible una \»calificacion\» de opinion, y donde la corrupción puede hacer estragos).
Como sea, me parece un extraordinario desafío a concretar.
Sobre la apropiación social de la ciencia
Es fundamental lograr la participación pública en el desarrollo tecnocientífico de cada nacionalidad.Para lograrlo es necesario educar a la sociedad en materia de Ciencia, Tecnología, Sociedad e Innovación CTS+I y en este sentido la divulgación científica como parte sustancial de estos estudios tiene una doble tarea; informar y formar acercando de manera sostenida la tecnociencia a la sociedad.
Es fundamental lograr la participación pública en el desarrollo tecnocientífico de cada nacionalidad. Para lograrlo es necesario educar a la sociedad en Ciencia, Tecnología, Sociedad e Innovación CTS+I y en este sentido la divulgación científica como parte sustancial de estos estudios tiene una doble tarea; informar y formar acercando de manera sostenida la tecnociencia a la sociedad.
comentario
Es fundamental lograr la participación pública en el desarrollo tecnocientífico de cada nacionalidad. Para lograrlo es necesario educar a la sociedad en Ciencia, Tecnología, Sociedad e Innovación CTS+I y en este sentido la divulgación científica tiende un valioso puente entre ciencia y sociedad.
La ciudadanía debe participar
Hola Victoria
Las altas cúpulas a través de la historia, no sólo no se han dignando a mirar o dialogar con las mayorías, sino que ello les ha permitido preservar el poder. El vivir en la era de la comunicación digital no nos hace más informados, o bien informados. Entender la problemática científica, política, ecológica, entre otras, requiere de mejores niveles de educación y de tener interés en estos temas. Las mayorías ( me incluyo) están más preocupadas por el día a día de su precariedad económica y solo tienen como medios informativos a revistas y programas de TV absurdos.
Quizás el ejemplo del cómo inicio ell movimiento de las mayorías en Egipto nos den alguna esperanza de que alguna forma nuestras opiniones tengan eco en la toma de decisiones
saludos
Juan José
Participación
Muy interesantes tus cuestionamientos sobre el rol del Estado y en general de la sociedad. Creo que la brecha digital se irá acortando por el voraz negocio que representa su uso, pero sin duda prevalecerá la brecha del uso de los que se haga de los mismos. Es como lo señalas: la tarea de convertir la información en un lenguaje que nos permita tener un dialogo que invite a la mayoría a participar. Considero que el camino es elevar el nivel educativo para acceder a un lenguaje que nos permita tener una visión critica de los problemas, ya Ana Cueva menciona que sin ser elitistas, las opiniones e ideas sobre un tema son sensiblemente diferentes dependiendo básicamente del conocimiento que se tenga del tema y no solamente de la información sobre el mismo.
saludos
JJ
La necesaria confluencia
Hola Daniel y Amparo
Muy interesante han puesto el debate sobre el tema sobre la participación ciudadana en temas de política científica. De acuerdo que sin el activismo ciudadano la toma de decisiones seguirá en manos de los no representantes de la sociedad, el caso de la comunicación digital en los sucesos de Egipto puedan darnos un luz para encontrar canales de comunicación para opinar y tomar decisiones sobre problemas con intereses comunes. Sin embargo creo que se requiere de un mínimo de educación ( en el área de la ciencia) para entender no lo complejo de las discusiones de los problemas científicos, sino para contar con un criterio que nos permita diferenciar lo absurdo de lo importante. Por ejemplo en la última semana un comercial invita a los niños a consumir un producto y a cambio se promete que se donara cierta cantidad para la reforestación de los árboles¡¡¡.Lo paradójico es que el producto esta envasado en material plástico¡¡, no solo no se cuestiona este hecho sino que ni siquiera se sabe si la compañía tiene procesos de manufactura que no dañen el ambiente. Estamos interesados en saberlo? ¿ O nuestro nivel educativo no nos permite entenderlo? Se vuelve critica la campaña en medios formales y no formales como lo mencionan.
saludos
Juan José
Alfabetización Científica
Hola Juan José (y todas y todos los que participan en este debate).
Coincidimos en la importancia del activismo ciudadano fundamentado, basado en el conocimiento, para que la toma de decisiones no siga, como usted señala, “en manos de los no representantes de la sociedad” (¡que expresión tan acertada!). El movimiento en pro de la alfabetización científica del conjunto de la ciudadanía persigue, entre otros objetivos, ese “mínimo de educación” al que usted se refiere. Una alfabetización científica que ha de poner énfasis en planteamientos globales y consideraciones éticas. (En http://www.campusoei.org/decada/promocion03.pdf se analiza el porqué y el cómo de la alfabetización científica como componente esencial de la cultura ciudadana).
Y coincidimos también en la importancia de la educación no formal y de evitar publicidades engañosas que ocultan las secuelas socioambientales de sus productos. En palabras de Rifkin, “Quizás el principal impedimento para la creación de una conciencia de la biosfera sea la publicidad comercial destinada a los más jóvenes” [RIFKIN, J. (2010). La civilización empática. La carrera hacia una conciencia global en un mundo en crisis. Barcelona: Paidós]. De ahí que el movimiento “Comercio justo” exija un etiquetado que garantice la ausencia de prácticas depredadoras y el respeto de los derechos laborales.
Quienes defienden sus intereses particulares, cuando no pueden evitar la participación ciudadana, intentan engañar mediante publicidad y propaganda engañosas. Este es, sin duda, uno de los obstáculos a los que hemos de hacer frente para responder positivamente a la pregunta planteada por la profesora Ana Cuevas: ¿Es factible la participación democrática y ciudadana en asuntos de política científica?
El planteamiento de Ana retoma un tema que atraviesa buena parte de los contenidos de este foro y, en general, de las discusiones en el campo de CTS.
Mi posición se acerca más a sus dudas que al optimismo de algunos comentarios. Desde mi punto de mi vista no es más fácil de lo que parece sino, por el contrario, bastante más complejo. Por otro lado, tampoco creo que podamos circunscribir nuestras esperanzas de lograr un \»público participativo\» al éxito o fracaso de los programas de divulgación y alfabetización científica; algo que, por lo demás, ya se ha visto suficientemente refutado en la práctica. Daniel y Amparo refieren las inquietudes de Fensham, a las cuales podríamos sumar las de M. Shamos sobre \»el mito de la alfabetización\»: el barniz de conceptos en general triviales y pobremente aprehendidos que los ciudadanos pueden obtener a partir de ella no tiene nada que hacer frente a la complejidad de los conceptos que constituyen el meollo de una discusión sobre ciencia o política científica. Algo que, por otra parte, ya advirtió P. Roqueplo hace casi 30 años. Internet y las redes sociales tampoco son la panacea, pues eso entraña el riesgo de pecar de ingenuidad: las cuestiones de política científica no se dirimen en facebook ni similares.
Eso, en cuanto a mis discrepancias con algunos foristas. Volviendo al planteo de Ana, creo que pone el acento sobre dos dimensiones fundamentales que abarcan a la vez niveles sustantivos y de procedimientos. En realidad, la primera inquietud arranca por los procedimientos pero en última instancia remite a cuestiones sustantivas vinculadas con las condiciones de posibilidad y la eficacia de un modelo de democracia deliberativa en el ámbito de las políticas científicas (que, en general, podríamos extender a las decisiones en cualquier otro ámbito). La segunda inquietud, creo, es la clásica y -aparentemente- el quebradero de cabeza que hasta el momento no logramos resolver. ¿Quién está legítimamente habilitado para intervenir en una esfera pública de la ciencia? ¿Bajo qué constricciones epistémicas y no epistémicas se entablan las relaciones se entablan entre expertos y legos -perdámosle el miedo a esta palabra, que cierta demanda de corrección política parece habernos impuesto- en un ámbito tal? ¿Cómo construir formas de interacción entre ambos a partir de reconocer esas constricciones como un punto de partida ineludible, y no intentando vanamente derribarlas? Creo que hay un núcleo de cuestiones relevantes en ello que es posible y necesario ir desbrozando, y que nuestra meta de lograr que esa participación sea factible merece que -como mínimo- continuemos pensando.
¿Es factible la participación democrática y ciudad
Pienso que el público percibe la oportunidad de participar y de deliberar en asuntos de política científico-tecnológica, aunque no lo aprecie en su totalidad, ni se da cuenta de que puede afrontar responsabilidades que previamente estuvieron en manos de sus representantes.
Considero, que la fuente fidedigna de información relevante se pueda encontrar en el conocimiento, la formación y los diferentes medios de comunicación n , así como en el nivel de conciencia de cada uno de nosotros.
HAY QUE INTENTARLO
Arranca el artículo con esta pregunta básica:
¿Es factible la participación democrática y ciudadana en asuntos de política científica?
Entiendo que la respuesta más adecuada no debería ser el mirar los aspectos más inmediatos y prácticos de esta participación, sino responder previamente a dos preguntas anteriores:
¿Estamos de acuerdo en que la participación ciudadana en las decisiones de la esfera pública es lo correcto para una sociedad que pretende ser democrática, entendiendo esto último como un proceso en continua evolución?
Si aceptamos que la política científica entra dentro de la esfera pública y no de la esfera privada de los “expertos”, entonces la siguiente pregunta, desde mi punto de vista debería ser: ¿Qué hay que hacer para que la participación ciudadana sea factible en asuntos de política científica?.
Creo que el enfoque de las preguntas que nos propone el artículo y las que aquí se ofrecen condicionan toda la conclusión del razonamiento.
Entiendo que en el primer caso se pretende establecer una serie de “normas” que aseguren que lo que se está haciendo está bien hecho desde un punto de vista puramente normativo, donde lo que prima fundamentalmente, la instrumentalización de la actuación en un afán de que normativamente hablando se hacen las cosas bien.
En el segundo caso se apuesta, quizás de forma temeraria, a que las personas tomen las riendas de sus asuntos. ¿Es necesario para ello ser unos expertos en política científica? Creo que no necesariamente. La política científica en sus grandes decisiones, no en el día a día, puede ser perfectamente enunciada de forma sencilla para ser entendida por una gran mayoría, exponiéndose al mismo tiempo sus “pros” y sus “contras”. Por ejemplo, pienso que la decisión de apostar por una determinada política energética (decisión tecno/industrial/científica) puede ser consultada perfectamente a la población y que ella decida, teniendo en cuenta todas sus connotaciones. Otro ejemplo, el apostar por determinadas líneas de investigación biogenéticas donde actualmente la opinión moral religiosa condiciona notablemente este aspecto, también debería ser objeto de explicaciones sencillas y de tomas de decisión de la ciudadanía.
Reconozco, no obstante, que en el caso español no es la ciudadanía la que no estaría preparada, es más bien el estado de crispación y demagogia en el que nos intentan sumir algunos políticos que vociferan mucho, el que obstaculiza bastante este ambicioso paso de dar la capacidad de decidir a los ciudadanos en política científica.
En algún momento habrá que empezar. Mi propuesta es dejemos de ver sólo los problemas y veamos también las ventajas de dicho acto.
¿Es factible la participación democrática y ciudad
Buenas noches.
Como ciudadanos del comun, podemos participar. Pero es de querer SABER mas y tener esa actitud de participar en los asuntos mencionados.
La ESCUELA, la FAMILIA pueden educar a traves de diferentes canales, como los medios de informacion: prensa, tv, radio, el internet,etc. Hacer que el niñ@ participe en debates de clase, de familia. de tomar decisiones,…
En la escuela podemos educar a traves de lo del GOBIERNO ESCOLAR, cuando eligen sus representantes, y que ellos opinen en las clases lo que plantean diferentes candidatos.
Que en una clase los estudiantes sobre un tema de interes cientifico, plantear un proyecto de clase en la que profundicen sobre un PROBLEMA que afecte la sociedad y que planteen soluciones posibles desde diferentes contextos que les podrian tocar.
Analizar con los estudiantes aquellos mecanismos de participacion popular que plantea LA CONSTITUCION POLITICA DE COLOMBIA DE 1991, y que no hayan sido por los politicos del congreso o de la camara porque la Constitucion la volvieron una colcha de retazos…
Triste es de pedir, pero más triste es de robar
Suscribo \’c\’ por \’b\’ el comentario de Horacio Torvisco.
Me sorprende que una profesora titular del Departamento de Filosofía, Lógica y Estética de una universidad venga, a estas alturas, con planteamientos que, efectivamente, son elitistas y retóricos pero que, sobre todo, obvian el principio básico de la democracia: \»una persona un voto\», sea este ilustrado o no.
Ignoro la trayectoria intelectual de esta profesora. Sin embargo, más por la edad que por el conocimiento, me permito sugerirle que investigue -en lo que a la ponderación del voto se refiere- la experiencia que vivió -y manifestó- el \»viejo profesor (Enrique Tierno, of course) tras el batacazo del PSP en las elecciones de 1977.
\»Triste es de pedir, pero más triste es de robar\», dicen los probes del metro, pero así es la vida. La grandeza de la democracia es que el voto de la Secretaria General de la Universidad de Salamanca, con tropecientas mil publicaciones al año, vale lo mismo que el de mi vecino, Genarito que, un día sí y otro también, busca la verdad, no en las teorías de Lupia y McCubbins, sino en los bidones encendidos delante de ciertas puertas en la Barranquillas (supermercado madrileño de la heroína).
Suscribo \’c\’ por \’b\’ el comentario de Horacio Torvisco.
Me sorprende que una profesora titular del Departamento de Filosofía, Lógica y Estética de una universidad venga, a estas alturas, con planteamientos que, efectivamente, son elitistas y retóricos pero que, sobre todo, obvian el principio básico de la democracia: \»una persona un voto\», sea este ilustrado o no.
Ignoro la trayectoria intelectual de esta profesora. Sin embargo, más por la edad que por el conocimiento, me permito sugerirle que investigue -en lo que a la ponderación del voto se refiere- la experiencia que vivió -y manifestó- el \»viejo profesor (Enrique Tierno, of course) tras el batacazo del PSP en las elecciones de 1977.
\»Triste es de pedir, pero más triste es de robar\», dicen los probes del
metro, pero así es la vida. La grandeza de la democracia es que el voto de la Secretaria General de la Universidad de Salamanca, con tropecientas mil publicaciones al año, vale lo mismo que el de mi vecino, Genarito que, un día sí y otro también, busca la verdad, no en las teorías de Lupia y McCubbins, sino en los bidones encendidos delante de ciertas puertas en la Barranquillas (supermercado madrileño de la heroína).
Acceso a la información
Antes que nada necesitamos contar con una buena ley de transparencia y acceso a la información. Luego habrá que vigilar su adecuada aplicación, el funcionamiento efectivo de los mecanismos, los medios, que garanticen la accesibilidad de todos los ciudadanos.
Esto no se da de un día para el otro. Se necesita un trabajo fuerte de concientización de los distintos actores: productores, gestores y difusores de información, por una parte, ciudadanos con poder de decisión y ciudadanos comunes,por la otra.
opinición sobre ciencia y tecnología
Creo que si es necesaria la participación ciudadana cuando se trata de establecer una politica para ciencia y tecnologia, ya que el ciudadono por una via otra es el que va recibir los beneficio de la sociedad, es el ciudadano el que aporta en mayo medida el dinero para una invesstigación y al final tal ves el resultado no lo percive
La opinión
Estimad@s:
Transcribo mi opinión sobre la opinión de un texto que tenía escrito desde hace un tiempo.
¿Cómo se forma una opinión?, ¿de qué se nutre?, ¿existen opiniones más valederas que otras?
En un Estado democrático, el conjunto de opiniones u opinión pública ejerce una fuerte presión sobre las políticas que éste debe dictar. Si hay ausencia de opinión pública sobre determinados temas, las políticas van a surgir entonces de los intereses de grupos dominantes que privilegian a un sector de la sociedad en detrimento de otros.
Pero no es tarea sencilla arribar hacia una opinión sólida argumentalmente, si lo que se pretende es que ésta se sustente, lo más posible, en la realidad.
En principio, una opinión está basada en la percepción de la realidad que vive el que la emite. ¿Cómo se forma esa percepción? Entre otros factores, se basa en el bagaje
cultural transmitido, que fue otorgando preminencia a ciertos valores en detrimento de otros. En tal sentido, las opiniones son relativas a esta transmisión de valores, proceso en el que no puede desconocerse el lugar que ocupan la educación y los medios de comunicación masiva. Estos últimos son formadores de opinión y al pertenecer, en su amplia mayoría, a fuertes corporaciones, la información que transmiten favorece a sus intereses. Dependiendo de las características de la educación recibida es que se podrá hacer frente a dicha manipulación.
Si se entiende la educación como simple transmisión de conocimientos, fragmentada y alejada de las distintas realidades, seguramente, se tendrá una visión análoga de dichas realidades. Ahora, si se enseña que esas diferentes realidades se enlazan formando una trama interconectada e interdependiente, en donde cada comunidad ocupa un espacio y las acciones u omisiones de cada una afectan de determinada manera a las otras y viceversa, entonces se logrará una visión más integradora de la realidad. Esta última formación es la que posibilitará que una opinión no sea tan permeable a los intereses que persiguen los emisores.
La participacion ciudadana es totalmente nula. Las decisiones de politica cientifica se toman de acuerdo a ciertos intereses particulares. En argentina no existe democracia dentro de las instituciones de ciencia y técnica, donde toman decisiones una especie de grupo, una elite. El resto, la mano de obra, es de segunda o tercera mano. La participacion de la mayoria de las personas relacionadas a ciencia y tecnica es nula, muchisimo menos el resto de la ciudadania. (que recibio , por ejemplo en argentina , con beneplacito la vacunacion gratis del virus contra hpv, cuando esta dudosa y casi innecesaria vacuna es resultado del lobby de las empresas productoras)
Métodos, medios y fines
El planteamiento de la Dra. Ana Cuevas, así como las contribuciones al forum ilustran bien el estado del arte en los estudios sociales de la ciencia y tecnología (ESCT). Si el alargamiento de la participación en las decisiones acerca de la política científico tecnológica es consensual como herramienta poderosa y fundamental (aunque no la sola) para un desarrollo justo y sostenible, la metodología sobre como hacerlo es todavía muy controvertida. Las divergencias son tantas que la pregunta se coloca como si “es factible la participación democrática en asuntos de política científica”. Quizás porque mucho se discute sobre cual la forma, el método para hacerlo, algo que oculta la inherente complejidad de los procesos de decisión política y de la dinámica heterogénea de los procesos de I+D e innovación. La naturaleza del proceso al cual se mira una intervención participativa debe ser llevada en consideración cuando se busca un resultado concreto, o sea, decisiones que contemplen las reales demandas sociales y no a los intereses de grupos privilegiados. Por ejemplo, el cyber activismo o la deliberación por plebiscito puede ser muy bien sucedido para cuestiones en las que la tecnología se encuentra en un nivel más avanzado de desarrollo, como para optar por una estrategia nacional o regional para generación de energía eléctrica, pero no sirve mucho para interferir en el direccionamiento de tecnologías emergentes, como en el caso actual de la nanotecnología. Para el segundo, metodologías que mezclan la participación de ciudadanos comunes con los expertos directamente enrollados con su desarrollo técnico-científico, como los grupos de discusión en las propuestas de evaluación constructiva de tecnologías parecen ser más efectivos. En estos casos, la participación sirve principalmente para educar a los propios científicos, en el sentido de alargar su percepción sobre las dimensiones sociales de sus decisiones técnicas y, con esto, promover más reflexividad en la actividad innovadora. En las palabras de la colega Nora, para contribuir con la formación de “una visión más integradora de la realidad”. Por fin, hay que tener cuidado con el “giro participativo” como lugar común en los ESCT. Muchas veces se transforman los medios en fines, es decir, la participación democrática no es el objetivo final, pero un instrumento para se lograr un desarrollo científico y tecnológico socialmente deseable.
Los ciudadanos como aportantes de demandas
Estimada Ana, mis felicitaciones por un artículo agudo y valiente. En general, los ciudadanos no participan de las políticas relativas a la CyT porque consideran que éstas les corresponden a los expertos. Y en gran parte, tienen razon. No disponen de la misma formación, ni manejan las mismas informaciones, de los científicos y tecnólogos. Lamentablemente, la mayoría de nosotros no sabe que al menos algunos de sus problemas cotidianos y generales podrían resolverse mediante la aplicación de productos de CyT (entiendo por productos a planes, estrategias, políticas, tanto como a los bienes y servicios).
La participación de los ciudadanos es, sin embargo, muy valiosa en lo que se refiere a manifestar sus necesidades, y éstas deben ser recogidas por el sector de CyT. Los sistemas educativos deberían acercar a los ciudadanos a la CyT, informarles sobre la relación entre éste y su entorno en general, incluir en el sistema educativo a los productos de la investigación en CyT, y a su vez, formar nuevos coentíficos.
participación y método
La participación ciudadana es importante, pero para decidir hay que estar informado. Las políticas públicas de difusión de la CyT son basis de la construcción de procesos de decisión por los ciudadanos. De toda manera, no se puede esperar que todos esteen informados para después llamarlos a participar. Hay que implementar procesos participativos que permitan la decisión ciudadana sobre los presupuestos de la CyT desde ahora, con la información que las personas tienen. En las decisiones de las políticas de CyT hay una doble preocupación: la necesidad de ofrecer soluciones tecnológicas para el presente (para las actividades productivas, la salud, etc) y buscar los desarrollos en la frontera de la ciencia. La participación ciudadana está, generalmente, volcada para o primero grupo. Como las necesidades son muchas, hay que hacer priorizaciones. Para eso, los métodos de participación presupuestária pueden darnos muchas líneas para garantizar decisiones que atiendan a la voluntad popular (más investigación en el área de la salud humana, menos en OGMs, por ejemplo) y el caracter de cientifico de las investigaciones. Imaginar que las personas no tienen capacidad para decidir con consecuencia es el primer paso para mantener el status quo, o sea la academia (en verdad, una parte de ella) decidiendo de acuerdo con sus propios criterios y valores.
MI PUNTO DE VISTA
Los ciudadanos debemos paticipar en las decisiones del estado, ya que tambien hacemos parte del gobierno de manera directa o indirecta. devido a que por medio de nosotros es que llegan al poder.
si ablamos de el CTS. Nos damos cuentas de que aveces no tienen en cuenta el punto de vistas de nosotros y toman decisiones que afectan a nuetra soverania nacional y nuestra democracia en fin. No tienen que ver con la Ciencia Tecnoclogia y Sociedad.
Contadora
En la medida en que la educación informal(medios,convivencia ciudadana)aborde temas científicos de manera accesible, la ciudadanía estará en condiciones de opinar,pues los estudiantes fuera de los centros de estudio no reciben estímulos positivos para seguir creciendo como científicos, ejemplo: los programs de tv .
democracia participativa, tecnologia, informacion
Realmente existe el termino Democracia participativa?, en mi humilde entender es un termino compuesto por dos palabras para vender, participacion es la conjugacion de un verbo que no respresenta accion sin DEMOS KRATOS, la educacion dentro de la familia como fuente primaria de enseñanza, tecnologia para mejorar canales entrada, uso y salidas de informacion, cuestiones culturales que deben cambiarse desde sus bases de lo contrario cientificamente la dialectica materialista es un error historico