Por Carmelo Polino
Centro Redes, Argentina.
Decir que la educación media atraviesa una profunda crisis material y de sentido se fue transformando en un triste tópico que, al igual que sucede con otros que se despliegan a diario en las pantallas de televisión, como el delito y la violencia urbana, terminamos por aceptar resignados, perdiendo de vista el dramático significado que lleva implícito una afirmación como ésta. Sin embargo, basta revisar un poco la situación educativa en América Latina –o escuchar a sus principales actores- para darse cuenta de que la desidia con que aceptamos que la crisis sea un estado permanente indica, como mínimo, que tenemos una actitud temeraria frente al futuro. El sistema educativo, que en su momento fundacional fue concebido como un paradigma de integración y movilidad social, presenta hoy muchos lados oscuros. Los diagnósticos existentes para la región revelan con números e interpretaciones aciagas el rumbo incierto de la educación media.
La escuela secundaria está en una encrucijada: enfrenta crisis de infraestructuras, de identidad, de autoridad pedagógica y de formación y actualización docente. A ello debe sumársele la debilidad de los estados para intervenir, las profundas desigualdades entre la escuela pública y privada (sobre todo muy acentuadas en algunos países), tanto como temas relativos a deserción y exclusión que responden a problemas sociales de amplio calado que impactan en la escuela de formas concretas. No es casual que los profesores constaten –y haya un acuerdo amplio al respecto- que los estudiantes sufren déficits de atención, están “un poco a la deriva”, desmotivados o faltos de expectativas. Por un lado, la pobreza y extrema pobreza de muchísimas familias supone, objetivamente, que muchos jóvenes tienen el futuro hipotecado: con datos de 2005, la CEPAL estimaba que cuatro de cada diez habitantes de América Latina son pobres, lo que representa alrededor de 213 millones de personas. Por otro lado, aun en las clases media y media altas estos fenómenos son observables. Emilio Tenti Fanfani (2008) está en lo cierto cuando dice que asistimos a la masificación de la escuela media pero en un contexto de exclusión social y cultural.
Uno de los puntos especialmente sensibles para el tema de la formación científica y, desde luego, para las políticas de promoción de las vocaciones en ciencias, es el problema de la insuficiente calidad de la formación que brinda hoy la escuela media. En el documento de las Metas 2021 (A. Marchesi, 2009), se plantea al respecto que entre los principales retos están la falta de competitividad de las escuelas públicas, las dificultades de un currículo atractivo y los magros resultados de desempeño académico que tienen los alumnos en la región, comparados con los jóvenes de los países desarrollados. Evaluaciones de rendimiento como SERCE (UNESCO-OREALC) y PISA (OCDE) marcan la distancia que hay entre los países latinoamericanos -especialmente- y los países desarrollados.
Si apelar a las cifras es de especial relevancia para las políticas de evaluación educativa, también es importante observar qué pasa en el contexto pedagógico de las aulas, donde se da la interacción diaria entre profesores y estudiantes. Por un lado, disponemos de algunos indicios parciales para afirmar que una parte importante de los adolescentes, por ejemplo, señala que las materias científicas los aburren o son difíciles de comprender, o bien que no creen que les hayan aumentado su apreciación por la naturaleza u ofrezcan soluciones o mejoras en su vida diaria. Estos datos provienen de una encuesta aplicada a una muestra representativa de estudiantes de Buenos Aires y São Paulo, y son parte de una investigación en curso del Observatorio Iberoamericano de la Ciencia, la Tecnología y la Sociedad de la OEI, donde participan también jóvenes de Asunción, Bogotá, Lima, Lisboa, Madrid, Montevideo y Santiago de Chile.
Por otro lado, los profesores también reconocen limitaciones que afectan a la calidad. En el caso concreto de Buenos Aires, otra investigación en curso del Observatorio indica, preliminarmente, que los docentes están preocupados porque tienen que dedicar una parte importante del tiempo de clase a contener a sus alumnos (sea por problemas de conducta o de desamparo familiar); que los programas se cumplen cada vez menos, porque no hay tiempo para agotarlos; que las huelgas desdibujan la planificación docente; que los estudiantes tienen déficits de atención importantes; que les cuesta relacionar contenidos de una materia con otra, o encontrarle sentido y utilidad concreta a lo que están viendo en clases; y que tampoco tienen un acompañamiento en el núcleo familiar que les sirva de sostén y aliciente. La sensación generalizada es que las cosas se han nivelado hacia abajo. La pregunta que resta es: ¿en qué medida esto representa una pintura extensible a la realidad argentina? y, a su vez, ¿cuánto de esta problemática se observa, con sus lógicos matices, en otros países de la región latinoamericana?
Con estos indicios, sin embargo, no cuesta comprender las tremendas dificultades que enfrenta el segmento de estudiantes que puede permitirse seguir estudios superiores cuando egresa de la escuela. Incluso los jóvenes que provienen de familias con cierto capital (simbólico y material), llegan a la conclusión de que la escuela media no los preparó suficientemente bien para estudiar en una universidad. Y no se trata únicamente de conocimientos (que es un problema de por sí de una considerable magnitud), sino también de habilidades y disposiciones para enfrentarse a la vida universitaria. Hay allí un desfase importante, ya mencionado por muchos especialistas, pero que parece acrecentarse en la medida en que la crisis educativa se profundiza. Y éste es el telón de fondo sobre el cual hay que proyectar algunos de los temas que conciernen a la promoción de las vocaciones científicas entre los adolescentes, adoptando criterios socialmente inclusivos. Sin duda, más allá de que es necesario que un país tenga virtudes institucionales que hagan atractiva la profesión científica para los jóvenes, no podemos dejar de reconocer que la formación en ciencias e ingenierías está en buena medida atada a la suerte que corra la educación media, hoy en un cono de sombras. Para que haya científicos, ingenieros y ciudadanos con buena formación de base tiene que haber al mismo tiempo una demanda social concreta.
¿Cuáles son, entonces, nuestras demandas?
Bibliografía:
CEPAL (2005): Panorama social de América Latina – 2005, Santiago de Chile, Naciones Unidas.
Marchesi, A. (2009): Las Metas Educativas 2021. Un proyecto iberoamericano para transformar la educación en la década de los bicentenarios. Documento básico, Buenos Aires, Santillana.
Tenti Fanfani, E. (2008): “La enseñanza media hoy: masificación con exclusión social y cultural”, en G. Tiramonti, N. Montes (comps.), La escuela media en debate, Buenos Aires, Manantial.
La ciencia en la escuela
Creo que como docentes de nivel medio superior tenemos un reto muy grande. En primer lugar, se debe cambiar esa mala costumbre que tienen los jóvenes de esperar que se les dé toda la información, todas las instrucciones como \»receta\» y que ellos simplemente sigan dichas instrucciones. No están acostumbrados a indagar, a analizar y buscar sus propios métodos. Les cuesta demasiado trabajo.
A eso nos estamos enfrentamos al menos en México, tratamos de ir cambiando primeramente nuestros propios paradigmas, ya que implica una mayor preparación de parte de nosotros, una mayor apertura para darles libertad a los estudiantes.
Necesitamos jóvenes reflexivos, que busquen ir más allá de lo que se trabaja en la escuela, que no se conformen con lo que dicen los libros, que duden y busquen sus propias respuestas.
Necesitamos soluciones
Estoy muy de acuerdo con el diagnóstico de la situación en la educación media superior (pre-universitaria).Me parece que una de las formas de buscar soluciones es revisar qué hacer para que los contenidos de los cursos de ciencias naturales tengan mayor vinculación con la realidad en que viven nuestros alumnos; me parece que en esta época ya no es posible seguir esperando que los jóvenes transiten por el periodo \»preparatorio\» para la licenciatura como se acostumbraba hacer antes del proceso de extensa masificación en este nivel de estudios.En física, por ejemplo, creo que no es correcto seguir sometiendo a los alumnos al entrenamiento del manejo del tiro parabólico y a muchos otros procedimeintos muy formales.Tal vez haya otros caminos que necesitamos explorar, pero pienso que sobre todo necesitamos buscar respuestas al qué hacer ante esta compleja situación.
el aula
Tomo como centro de reflexion la siguiente frase tomada del texto:
\»es importante observar qué pasa en el contexto pedagógico de las aulas\». Hace tiempo que me siento apabullada por cifras regionales y continentales, mientras aquello que, a mi parecer, es lo mas importante, lo que pasa en el aula, ha pasado a un segundo plano. Lo que los docentes y estudiantes hacen y dicen alli tiene valor testimonial. Parece obvio, pero si hablamos con los docentes hallamos que muchos de ellos hacen su tarea en solitario, a veces sin ser visitados en todo el año. Sin tener interaccion con pares, sin tener oportunidad de alzar la voz, de aportar, de recibir aportes, etc. Pero mas que nada hay que ver lo que pasa en el aula y proporcionar a los profesores la posibilidad de formarse en investigacion. Empoderarse de su grupo, pero para ello, debe formarse. Ser protagonista de los cambios, de las mejoras, de las criticas, de la generacion de conocimiento y tecnologias, entre otras cosas. Re valorizar lo local como generador del cambio que todos estamos reclamando.
Solucion probada acabadamente
Estoy totalmente de acuerdo con el autor y los diversos colegas. Luego de 26 años de experiencia docente en educación media, técnica y superior técnica y con 25 años dentro del programa de Actividades Científicas y Tecnológicas Juveniles, puedo decirles que el único método que ha probado su eficiencia es el método de proyectos basado en el propio interés de los alumnos. La implementación puede complicarse cuando dentro de un curso aparecen más de 2 o 3 proyectos, ya que ello implica un esfuerzo muy grande para el docente, porque no siempre abordan los mismos temas. Una vez implementado y aprehendido por los chicos, el docente debe supervisar la investigación, y controlar que se cumplan todos los pasos. Este método no puede seguir un programa, pero sí determinados temas significativos. En aquellos temas no elegidos por los alumnos, debemos proceder con el mismo método pro con una amplitud de miras mucho más acotada. Pero en él, el alumno aprende por su propio interes.
La culpa es de…
¿Quién tiene la culpa? Puede que uno, como pueden ser varios, o tal vez somos todos. El que la universidad busque culpables más atrás en la cadena educativa, no le quita responsabilidades. El factor \»autonomía docente\» permite que muchos docentes de educación superior no cambien ni transformen sus prácticas docentes en años. Las sociedades son entes mutantes_en constante transformación por múltiples factores_, que piden a gritos docentes abiertos y preparados para éstos. Con la disculpa dada por la universidad, de buscar responsables más atrás, se plantea entonces que de igual manera lo puede hacer la educación media, luego la básica y por último la inicial, llegando incluso a plantear como el título de un libro \»la culpa es de la vaca\», tal vez sustentado argumentos genéticos.
También se presentan argumentaciones encaminadas a plantear problemas de aprendizaje, falta de atención, y otras, que tal vez son ciertas, pero también es cierto que la escuela debe proporcionar espacios donde los docentes compartan abiertamente sus prácticas; en ocasiones pareciera que la administración, la economía, la psicología, la sicología y la política, no pueden ir de la mano.
Es cierto además, que la formación de docentes debe estar encaminada a permitir que éstos transformen sus prácticas educativas; pero como hacerlo cuando al frente en una clase de la universidad se usa la clase magistral al 100%. No tienen un referente que les permita cuestionar sus prácticas.
¿Entonces que hacer? Por una parte mejorar la formación de los futuros profesores, permitiendo que estos se reconozcan, que manejen su disciplina, que conozcan la hisoria de su disciplina y su quehacer como docentes, que conozcan de diferentes estrategias de aprendizaje, que se rebaje el número de estudiantes por curso, que el docente _de ciencias_ no olvide que la vivencia es muy, si no más_ importante que el manejo de un tipo de software, por medio de ésta el estudiante reconoce su entorno, crea relaciones espaciales, que no crea facilmente frente a la pantalla de un computador. Sí, la vivencia en diferentes espacios y con diferentes prácticas permite generar estudiantes más críticos y tolerantes, no solamente encerrados en un aula de clase por que la política educativa o al coordinador de turno, le parece más cómodo o de mejor manejo.
la hipoteca de vocaciones
Comparto en gran parte lo que expresa el autor del texto. Aquí quiero añadir que otro problema que se enfrenta los docentes de escuelas medias, mas allá de los expresados, es con respecto a la relación con ls directivos. Muchas veces ellos son Ellos los que no permite que el docente pueda intervenir en el proyecto educativo de la escuela. Tiene , en muchos casos, maneras autoritarias de actuar, lo que imposibilita poner nuevas ideas o proyectos al que ellos ya tienen como escuela.En mi caso particular me interesa la inserción de la educación CTS para lograr que mis alumnos se afiancen con mayor fuerza a los conocimientos científicos, puedan convertirse en ciudadanos con una formación que les permita actuar criticamente en su entorno, o bien elegir al terminar el secundario las carreras científicas. Lamentablemente a todas mis propuestas no hubo respuestas positivas, y las actividades CTS que algunos docentes , como en mi caso implementamos, queda reducido al espacio del aula y no llega ser suficiente como educación CTS.
La escuela secundaria no le llama la atención en nuestros días a los adolescentes como está presentada. Es urgente un cambio,en donde intervenga toda la comunidad educativa.
Cambiar nosotros para cambiar a los otros
Este artículo sintetiza lo que hace ya bastante tiempo reflexionamos en conjunto dentro de mi comunidad educativa. Es muy cierto que la enseñanza y el aprendizaje de las ciencias, en particular de la Física, de la cual soy docente en educación media y en formación docente, se percibe por parte de los alumnos y de los padres como algo difícil e incluso imposible de lograr. Para ello es necesario que comencemos por reflexionar sobre nuestras prácticas docentes, acercar la disciplina a la realidad que viven los adolescentes, innovar en aspectos didácticos, cambiar currículos y programas que se presentan de espaldas a las necesidades productivas, tecnológicas que tiene la sociedad. No es justo achacar culpas a los estudiantes. Si nosotros, los profesores, no hacemos un esfuerzo por cambiar nuestras cabezas, difícilmente logremos que el aprendizaje de nuestras disciplinas sea atractivo y significativo. Sin duda que un país necesita imperiosamente del desarrollo científico y tecnológico. Es una tarea y responsabilidad lograr que los estudiantes se vuelquen cada vez más a estudiar carreras relacionadas con estas temáticas. No sólo se hipotecarán vocaciones científicas, sino también nuestro futuro como países cada vez más soberanos e independientes.
Vocación científica
Con respecto al texto motivo del debate propongo algunos interrogantes a modo de reflexión:
1- continuamente la enseñanza-aprendizaje de las ciencias en la escuela media se ve sometida a diferentes debates en cuanto a qué contenidos son significativos, cuáles de ellos les resultarán más interesantes, qué nuevas estrategias se pueden implementar para lograr la mayor participación: ¿no será que damos vueltas y más vueltas para intentar que de algún modo a todos les guste la sopa, siendo que la mayoría no quiere ni siquiera comer?
2-En las carreras universitarias: ¿se cambian del mismo modo los contenidos para lograr interesar a sus alumnos, que luego serán profesionales?
3-¿Existen contenidos que, aunque no diviertan a nadie, resulten importantes pues condicionan nuevos aprendizajes?
4-¿Ser pobre justifica no aprender?(muchos alumnos pobres que reciben becas o comen en la escuela, poseen magníficos celulares…)
5-¿Podemos decir que estudiar ciencias ya no seduce o mejor decir que no seduce estudiar? Gana más un jugador de fútbol sin la educación media completa, que un médico salvando vidas en la guardia de un hospital. Logra \»mejores resultados\» un político corrupto que cualquier profesional de las ciencias (que no lo sea).
6-¿Las clases de ciencias son aburridas y por eso no interesan a los alumnos, tienen falta de atención, se maltratan, interrumpen las actividades … o bien, para muchos alumnos nunca han existido en sus códigos valores como el respeto?
7-¿Puede un alumno que tiene vocación científica desarrollarse ampliamente en un contexto general de desinterés?¿Lo estamos apoyando desde la escuela o le demostramos permanentemente que debe esperar a que podamos \»contener\» al resto?
Un fraterno abrazo.
Cambio de actitud del maestro.
Lo que se plantea es muy importante, y nos invita a reflexionar y hacer una autoevaluación a docentes de nivel medio y superior, las metodologìa y estrategias que usamos en el aula, están fomentando la adquisiciòn de destrezas y capacidades en nuestros eduacandos, recordemos que no debemos dar contenidos, los contenidos son los medios para el desarrollo de destrezas y capacidades, que los llevará a desenvolverse adecuadamente fuera del aula, a reflexionar sobre sus acciones y a analizar y valorar la información a al que tenga acceso. Pues ahora con el servicio de internet (a los que tienen acceso todos) la información esta a nuestro alcance, pero los jóvenes no saben que hacer con ella porque los docentes no hemos dato las herramientas para el manejo de la misma y no hemos desarrollado las capacidades necesarias.
¿La culpa es de los alumnos?
Estoy de acuerdo con los colegas que me antecedieron, pero realmente ¿es culpa de los estudiantes? Una aula donde el alumno esté molestando, esté haciendo otras actividades significa que está desmotivado para aprender ¿y quién motiva? ¿el alumno sabe para qué le sirve lo que está aprendiendo? ¿elaboramos nuestras estrategias de aprendizaje para que el alumno aprenda haciendo,desarrollando sus habilidades y destrezas? ¿no nos aburrimos escuchando una hora hablando a una persona? ¿cuánto se aburrirán nuestros alumnos en nuestras clases magistrales de varias horas? de esa manera ¿serán interesantes nuestras clases?.
Por experiencia, si nuestros alumnos no descubren por sí mismos lo que queremos enseñarles, si no permitimos que se equivoquen en ese proceso, si no observamos su carita de triunfo cuando por sí solos, pensando, analizando, reflexionando, llegan a resolver un problema o una situación, seremos muy aburridos para ellos, se fomentará muchísimo la indisciplina en el aula.
Particularmente pienso que mucha de la culpa es nuestra, no nos preparamos, no estamos actualizados, seguimos enseñando con paradigmas del siglo IXX todo expositivo y haciendo dictado por que en ese tiempo no habían libros suficientes.Tenemos que cambiar,como nos decía Mónica Luévano, el alumno medio es muy cómodo, le gusta que todo le dé el profesor, no es autónomo en su actuar, no le gusta pensar, ni analizar, ni razonar, lo hemos acostumbrado a eso, y si nosotros somos los protagonistas principales y únicos en el aula ¿de qué aprendizaje significativo estamos hablando? y su vocación a las ciencias las estamos eliminando.
Saludos desde Arequipa, Perú a todos los colegas que intervienen, con esto se demuestra que hay interés por cambiar.
la ciencia ficción
el glamour de las películas taquilleras que hacían ver famosos y millonarios a los científicos ha quedado atrás para mostrarnos a científicos de la ciencia ficción medio locos, arrogantes y con poca ética.
ante este el público influenciable se busca otras carreras más llamativas más de look, más fashion, sin darse cuenta que todas las profesiones tienen su encanto; sin embargo el gusto por la ciencia debe ser alimentado desde niños.
tuve la suerte de tener buenos modelos de ciencia y ésta me gusta mucho aún de adulta; y ahora de docente procuro hacer algunos experimentos físicos en aula.
los docentes y los padres de familia debemos hacer un esfuerzo por descubrir las potencialidades de nuestros alumnos e incentivarlos… así si su inclinación es para la ciencia mantener esa llama para que no se apague.
Dra.
¿Nuestras demandas?
Para que haya científicos, ingenieros y ciudadanos con buena formación de base tiene que haber al mismo tiempo una demanda social concreta.
¿Cuáles son, entonces, nuestras demandas?
En primer lugar que los encargados de la Educación en nuestros países sean especialistas en educación y no políticos, que el porcentaje del PIB que se le da al sector educación sea cada vez mayor y no al contrario como sucede en estos tiempos de crisis, aunque siempre ha sido mínima la importancia que se le da al desarrollo de tecnología e investigación en los paises de latinoamerica.Otro rubro sería la capacitación de los docentes en el área de tecnoligías y ciencias así como el reconocimiento social, político y económico al esfuerzo del maestro en nuestra región, ya que para mantenerse tiene que atender un gran número de alumnos y a veces en diferentes escuelas, para terminar siendo el único culpable señalado por todos de los pobres resultados de las evaluaciones internacionales tipo PISA y ENLACE que se les aplican a nuestros alumnos sin saber ni alumnos ni maestros el beneficio de tal evaluación.
Como docente de nivel medio mi demanda concreta es uninterés genuino por la educación de los jóvenes.
Llevo 13 años como educadora en una misma institución de gestión píblica y asisí a numerosos programas que prometían solucionar casi mágicamente los problemas escolares de repitencia, abandono y falta de interés de los alumnos. A pesar de las desiluciones previas uno pone su expectativas, su trabajo en un nuevo intento. Sin embargo nos damos cuenta que son parches en una realidad tremendamente compleja donde no se intenta cambios profundos y sustentables.
Desde hace tiempo plantee en talleres docentes y luego lo he leído en distintos artículos la necesidad imperiosa de cambiar el esquema estandarizado de los espacios y tiempos escolares,la fragmentación en tantas materias (llegan a ser 18 en Ciclo de especialización en la provincia de Córdoba), la falta de infraestrucutura y una larga lista más.
Pero la falta de inversión, la falta de políticas a largo plazo, la decidia de las autoridades que saben que los docentes hacemos todo a pulmón y sostenemos el sistema, la burocratización de la educación, la falta de capacitación seria y sostenida en el tiempo, entre otros son factores que no permiten avanzar, estamos a la deriva en el medio del mar sin rumbo ni dirección.
Un ejemplo claro de esto es la extensión de la obligatoridad de la educación hasta completar el nivel medio en Argentina, que fue recibida con la expectativa de dar más educación para más jóvenes. Sin embargo sólo fue un slogan, las cifras de fracaso y repitencia muestran irónicamente que con slogan y buenas intenciones no se logra mucho, se necsita inversión y una reforma seria que introduzca cambios significativos en la estructuras escolares y en la mente de quienes trabajamos en el sistema escolar, ya sea educando o administrando. Si no continuaremos poniendo parches.
Nos tapó el agua
Mientras llueve hoy en Bs.As., no es exagerado decir que la situación en la educación media nos ha ahogado. Es hora de plantear un camino distinto, ya que la escuela secundaria se ha transformado en el lugar de contención y no de construcción de las generaciones jóvenes. Hacemos lo imposible por salvaguardar a los alumnos de problemas familiares, problemas de desnutrición, problemas de inseguridad y abulia social, y así no quedan ni esfuerzo ni tiempo para prepararlos para el mundo que se viene.
Hipoteca a las vocaciones científicas
Estoy completamente de acuerdo con el artículo en discusión, pero quiero agregar algunas percepciones propias, que, creo son bastante notorias en la realidad mundial de la forma como se reconoce económicamente a los profesionales universitarios y posiblemente contribuye a hacer que los jovenes no se interesen por los estudios y especialmente por las ciencias. Por su puesto que como todo tiene sus excepciones. Ocurre que en el mundo, los profesionales mejor pagados son los deportistas y artistas de cine, quienes ganan generalmente en millones, en cientos de miles o en decenas de miles de dólares. Sin embargo, un profesional por más bueno que sea, jamás podría pasar de unos miles o pocas decenas de miles de dólares, a menos que se gane el Premio Nóbel y para esto debe realizar un trabajo extraordinario y obviamente son pocos los que pueden lograrlo, porque hay un sólo premio para pocas especilidades y por cada año y por única vez. He tenido oportunidad de conversar con estudiantes que analizando esto, de una forma superficial se persuaden de que pueden ser futbolistas para ganar más dinero y por ello no se interesan por los estudios, aparte del desaliento que tienen cuando perciben que muchas veces para que los profesionales que trabajan en colegios, universidades, instituciones públicas de muchas instituciones iberoamericanas tienen que realizar grandes huelgas, paralizaciones o manifestaciones para lograr un incremento en sus remuneraciones; sin dejar de considerar que en muchos casos se han cualificado por 5 años o más con estudios universitarios, posgrados, etc. y al final no consiguen trabajo. En este caso también volvemos al tema del negocio y las ventas. Al deportista y al artista se le construye una imagen o paradigma que le permita, a través de la publicidad, ser un gran vendedor y efectivamente así ocurre. Sino analicemos qué actividades realizan las personas que participan en las grandes campañas publicitarias y con qué fines exonómicos se realizan las olimpiadas, los mundiales y otras competencias. Pero también hay que tomar en cuenta que esos deportistas o artistas no son una gran masa de trabajadores, pues son muy pocos comparados con la población de sus propios países, pero se convierten en distractores que no motivan a los jóvenes para dedicarse con mayor interés a los estudios
Hipoteca a las vocaciones científicas
Considero que si es acertado que tambien pasa lo mismo en mi país, pero tambien es cierto que cada vez los jóvenes se enfrentan a mayores retos, por las dificultades económicas, y al deficit de atención; pero tambien la falta de actualización docente para el conocimiento, manejo e implementacion de las nuevas estrategias de enseñanza pueden estar ampliando la brecha para la mejor formación de los jóvenes.- La dificultad económica para dar respuesta a las nuevas tecnologías, nuevas edificaciones, nuevas bibliografiás,nuevos laboratorios, son cargas demasiado pesadas, y para colmo el desconocimiento de los nuevos modelos de gestión complica más la situación educativa.
Aún asi los esfuerzos para atender estas demandas en un pais que busca desarrollarse es un reto, lo único que nos resta es contribuir a que los jóvenes permanezcan en los centros educativos y buscar las estrategias para mantenerlos por lo menos al terminar la educacion secundaria.
En cuanto a si están preparados para el trabajo, es necesario revisar los perfiles que es lo que se quiere, cuál es el porcentaje de mano de obra o de estudiantes para las áreas de ingenieria o de la ciencia que el pais necesita, podemos prepararlos?, se quiere que se preparen?, o que es lo que conviene? y a quién conviene?
desorientados
Creo sin lugar a dudas que los políticos de estas regiones no advierten que sin desarrollo biotecnológico no hay posibilidad de escapar del término \»países periféricos\». Para ello logicamente se debe destinar presupuesto para la ciencia básica, su divulgacuón, y su enseñanza en la escuela secundaria. Lejos estamos los argentinos de esta situación puesto que la nueva reforma educativa no pone énfasis en las materias que incentivan el interés por las ciencias y sigue apostando a las cs sociales; gran error no entender que el presente y futuro son las soluciones tecnológicas a los problemas del medio ambiente, la salud, etc. no entender que estamos en la era de la revolución genética es simplemente no entender el rumbo del mundo desarrollado.
hipoteca a la vocación cientifica
estoy de acuerdo con lo `resentado por el dr. Polino, especialmente cuando dice que no importa la clase social de la que provengan los alumnos el nivel es el mismo \»todos nivelan para abajo\» en conocimiento. Ya que si son de clase social baja la escuela se debe preocupar por contenerlos dandole lo minimo en conocimiento y retenerlos para incluirlos en el sistema educativo, y los docentes debemos hacer de padres, psicólogos y demás; y si son de clase media las familias y los alumnos toman el nivel medio como algo que hay que pasar para seguir un estudio superior, y eligen polimodales como por ejemplo arte y diseño (porque es más facil, dicen ellos) y despues quieren estudiar ingeniería, farmacia, medicina, etc. carreras que dan prestigio. Cuando los hijos fracasan dicen \»nuestros hijos\» en el nivel medio no aprenden lo que necesitan. Yo me pregunto de quien es la culpa \»del chancho o del que le da de comer\».
Creo que el sistema educativo, las familias, la sociedad y la política está en crisis.
Alto interés
Quiero felicitar al Dr Marcelo Polino por la interesante discusión que propone. Creo que la figura de una educación hipotecada debe despertar un alto interés en todos los que participamos del esfuerzo de formar nuevos científicos.
El nombre del autor es Carmelo. Felicitaciones para él. Considero que debemos preocuparnos por esta problemática. Si la ciencia es la vía del progreso, necesitamos de un nutrido plantel de gente relacionada con la ciencia y la innovación. En la Argentina se egresa un ingeniero cada cuatro abogado. Da para pensar.
Incentivo para las ciencias
primero felicitar al Dr Carmelo Polino por tan excelente representacion donde se plasma en su totalidad los deficits que presenta la educacion media y bueno aca en mi pais Panama a nosotros los cientificos que enseñamos nuestros conocimientos no se nos paga lo que nosotros a rajatabla estudiamos durante 5 años de licenciatura, es por ello que necesitamos incentivos tanto para nosotros como para los disentes a que se interesen por esta rama del saber cientifico
Hipoteca a las vocaciones científicas
En primer lugar quiero felicitar al Profesor Carmelo Polino por la descripción tan fehaciente de la realidad educativa. En los países latinoamericanos la problemática no solo se circunscribe a lo educacional, sino que existen problemas tan serios como la desocupación, pobreza, inseguridad,etc. pero que de algún modo todas estas problemáticas están interrelacionadas, quiero decir…lo que afirman muchos de los estudiantes con los que nos relacionamos a diario es que \»para qué van a estudiar, o continuar una carrera de grado, si las posibilidades que brinda el estado para un desarrollo y trabajo futuro son prácticamente inexistentes\», sumado a esto se presentan otras cuestiones que tienen que ver con el contexto social, económico y familiar, inmersos en éste, es muy difícil para los jóvenes adquirir una actitud positiva hacia la ciencia y a su vez también es complicado para el docente generarla o contribuir a su desarrollo.
Frente a estas situaciones los docentes terminamos, siendo psicólogos, psicoanalistas, economistas, \»padres postizos\», etc. lo que demanda tiempo de clase, y finalmente docentes ya que tenemos que cumplir con nuestra tarea de educar y con lo planificado en el plan de estudios, en definitiva, cumplir con la demanda institucional; independientemente del tipo de educación, pública o privada, las problemáticas son prácticamente similares.
Creo que el estado tiene que estar más implicado en resolver las situaciones, no solo a partir de ayudas sociales(otorgamiento de subsidios, planes, etc), que en realidad están bien pero que los jóvenes lo ven como la solución o salida más fácil, sino a través de la generación de empleos, creación de fuentes dignas y concretas de trabajo, fomentando la actitud y responsabilidad hacia el mismo, asegurando de esta manera la constitución o la existencia y permanencia del núcleo familiar, lo que se traduce en conductas positivas hacia la educación en todo su espectro, hacia el trabajo, la contención de los jóvenes dentro del núcleo y la perspectiva de un futuro acorde a las posibilidades, etc. Es una tarea muy grande y complicada, las decisiones tienen que provenir de lo más alto, del estado, funcionarios y hacia el resto de la sociedad, pero no es imposible llevarla a cabo, hace falta predisposición, actitud crítica y responsable hacia la tarea que cumplen, inversión significativa en el campo de la educación, implementación de proyectos y programas relacionados con la comunicación científica y adaptables a los diferentes contextos y realidades educativas, mayor apoyo y respaldo a la actividad de los docentes, entre otras creo que estas son algunas de las demandas comunes en la mayoría de los países latinoamericanos…
Se requiere de una didáctica Renovada
Creo que es importante reflexionar sobre dos aspèctos de partocular interés: (a) los modelos utilizados para la formación de docentes de ciencias y (b) las estrategias utilizadas por los docentes para el desarrollo de sus clases.
Con relación al primer elemento, es preocupante que en muchos casos los docentes en formación inicial pertenencientes al ámbito de las ciencias (biología, química, física, ciencias de la tierra), no sep erciben así mismos como profesores, sino como especialistas, situación que se ve agravada por el hecho de considerar que para ser buenos docentes sólo requieren una buena formación especializada psando la didáctica a un segundo plano en el mejor de los casos. Esto trae como consecuencia una dificultad importante en sus competencias para adecuar el conocimiento científico a través de la transposición didáctica a los contenidos de icencia escolar, que se adecuen a las características bio-psico-sociales culturales de los estudiantes de bachillerato, incidiendo de esta manera de forma positiva en su interés por la ciencia y el desarrollo de su espíritu científico.
Por otra parte, las estrategias utilizadasp or el docente en el aula de clase, siguen estando centradas en la mayoría de los casos en el docente. Situación que resulta altamente desmotivante parta el estudiante a tener aque asumir un rol pasivo, con el desarrollo de actividades poco motivantes que no se encuentran en concordancia con los intereses y necesidades reales del participante. Por otra parte la falta de una didáctica renovada que comprenda que el rol del docente tiene que transformarse, que entender los cambios que la sociedad del conocimiento impone al accinar docente y que las tecnologías de la información no sólo afectan el proceso actual de enseñanza y aprendizaje y las representaciones sociales que sobre el particular poseen los estudiantes. Quiénes al ser nativos de esta sociedad tecnológica, reclaman cambios sustanciales en la actuación del profesor, de las tareas escolares y las estrategias que favorezcan un aprendizaje significativo, que se centre, no el la búsqueda de información, sino en el desarrollo y artioculación de los procesos mentales como una manera de lograr una mejor y mayor comprensión del mundo en el que les ha tocado vivir.
La escuela media
No conozco entre mis alumnos uno sólo que quiera estudiar.¿Porque? Por que estudiar no sirve para nada.Nada sienten que vaya a cambiar en sus vidas con o sin título secundario.Además una persona que se interesa por saber está mal vista, es un NERD como dicen las películas americanas.Leo y leo comentarios sobre lo que los docentes tenemos que hacer,como si fueramos magos que con una varita pudieramos cambiar la realidad,como sí el aprendizaje dependiera sólo de nosotros.Nos han convencido de que somos responsables de la desidia, la ignorancia y la liviandad de nuestra sociedad.Nos han convencido de que los chicos no estudian porque somos aburridos.Y me pregunto yo ¿ cuál era la diversión que sentían los Curie trabajando con toneladas de residuos minerales para obtener 0,1 gr de radio?
Seamos más profundos.!!
La escuela media cambiará el día que nuestras sociedades piensen y crean firmemente que estudiar, aprender y saber es importante.
Todos hablan de la educación, pero es en los hechos que se ve la realidad.Y lo real es que en la provincia de Buenos Aires ,por ejemplo,hay en la escuela media 2hs semanales de física en primero polimodal o primero de la secundaria superior y 2 horas semanales de Química
en segundo . ¿ ustedes creen que haciendo unas clases redivertidas alguien puede salir bien formado en estas circunstancias? Si ya sé que me dirán que en los tres años de enseñanza básica hay físicoquímica y naturales.Pero es en una etapa en que la formación matemática es precaria (bueno ya sé que es precaria siempre).Si , me van a decir que se puede enseñar física sin matemática.Si,bien entonces ¿porque será que los físicos usan matemática si se puede prescindir de ella?
Cuando no está en el proyecto de un país desarrollar la ciencia básica , ¿como pretenden que este en la currícula escolar?
La educación no es un problema de los docentes, por más que querramos creer que podemos cambiar muchas cosas, la educación es una cuestión política y cuando la decisión política es que amplias capas de la sociedad estén marginadas del conocimiento es bien poco lo que nosotros ,pobres docentes ,( tan pobres como nuestros alumnos) podemos hacer.
UNA VERDAD, SIN FUTURO
MIentras es estado no tome conciencia de la problematica en la educacion y solo se brinden soluciones a corto plazo, sera initil proponer una solucion a fondo a dicho problema, en Colombia y especial mente en las escuelas publicas de Bogotá, se realizo una inversión en infraestructura en cada uno de los colegio distritales con moyor población estudiantil, se crearon aulas para maximo 30 estudiantes y en este momento existen profesores que manejan mas de 48 estudiantes, yo me imagino que tiempo tendra este profesor para establecer realmente una actividad pedagogica con su estudiante.
Los educadores enfrentan al gobierno por los cambios y sustituciones que realizan de profesores en contrato o sin el, con la excusa de recibir nuevos docentes, pero las condisiones salariales siguen siendo el talon de aquile ya que el profesor no es considerado como un profesional en su arte de educar, ofrecen salarios que facilmente puede tener un vendedor puerta a puerta sin mensionar las dificultades que se presenta para lograr avanzar en el escalafon…
CV Profesora e ingeniero
Hipoteca a las vocaciones científicas
Carmelo Polino
Centro Redes, Argentina
Decir que la educación media atraviesa una profunda crisis material y de sentido se fue transformando en un triste tópico que, al igual que sucede con otros que se despliegan a diario en las pantallas de televisión, como el delito y la violencia urbana, terminamos por aceptar resignados, perdiendo de vista el dramático significado que lleva implícito una afirmación como ésta. Sin embargo, basta revisar un poco la situación educativa en América Latina –o escuchar a sus principales actores- para darse cuenta de que la desidia con que aceptamos que la crisis sea un estado permanente indica, como mínimo, que tenemos una actitud temeraria frente al futuro. El sistema educativo, que en su momento fundacional fue concebido como un paradigma de integración y movilidad social, presenta hoy muchos lados oscuros. Los diagnósticos existentes para la región revelan con números e interpretaciones aciagas el rumbo incierto de la educación media.
La escuela secundaria está en una encrucijada: enfrenta crisis de infraestructuras, de identidad, de autoridad pedagógica y de formación y actualización docente. A ello debe sumársele la debilidad de los estados para intervenir, las profundas desigualdades entre la escuela pública y privada (sobre todo muy acentuadas en algunos países), tanto como temas relativos a deserción y exclusión que responden a problemas sociales de amplio calado que impactan en la escuela de formas concretas. No es casual que los profesores constaten –y haya un acuerdo amplio al respecto- que los estudiantes sufren déficits de atención, están “un poco a la deriva”, desmotivados o faltos de expectativas. Por un lado, la pobreza y extrema pobreza de muchísimas familias supone, objetivamente, que muchos jóvenes tienen el futuro hipotecado: con datos de 2005, la CEPAL estimaba que cuatro de cada diez habitantes de América Latina son pobres, lo que representa alrededor de 213 millones de personas. Por otro lado, aun en las clases media y media altas estos fenómenos son observables. Emilio Tenti Fanfani (2008) está en lo cierto cuando dice que asistimos a la masificación de la escuela media pero en un contexto de exclusión social y cultural.
Uno de los puntos especialmente sensibles para el tema de la formación científica y, desde luego, para las políticas de promoción de las vocaciones en ciencias, es el problema de la insuficiente calidad de la formación que brinda hoy la escuela media. En el documento de las Metas 2021 (A. Marchesi, 2009), se plantea al respecto que entre los principales retos están la falta de competitividad de las escuelas públicas, las dificultades de un currículo atractivo y los magros resultados de desempeño académico que tienen los alumnos en la región, comparados con los jóvenes de los países desarrollados. Evaluaciones de rendimiento como SERCE (UNESCO-OREALC) y PISA (OCDE) marcan la distancia que hay entre los países latinoamericanos -especialmente- y los países desarrollados.
Si apelar a las cifras es de especial relevancia para las políticas de evaluación educativa, también es importante observar qué pasa en el contexto pedagógico de las aulas, donde se da la interacción diaria entre profesores y estudiantes. Por un lado, disponemos de algunos indicios parciales para afirmar que una parte importante de los adolescentes, por ejemplo, señala que las materias científicas los aburren o son difíciles de comprender, o bien que no creen que les hayan aumentado su apreciación por la naturaleza u ofrezcan soluciones o mejoras en su vida diaria. Estos datos provienen de una encuesta aplicada a una muestra representativa de estudiantes de Buenos Aires y São Paulo, y son parte de una investigación en curso del Observatorio Iberoamericano de la Ciencia, la Tecnología y la Sociedad de la OEI, donde participan también jóvenes de Asunción, Bogotá, Lima, Lisboa, Madrid, Montevideo y Santiago de Chile.
Por otro lado, los profesores también reconocen limitaciones que afectan a la calidad. En el caso concreto de Buenos Aires, otra investigación en curso del Observatorio indica, preliminarmente, que los docentes están preocupados porque tienen que dedicar una parte importante del tiempo de clase a contener a sus alumnos (sea por problemas de conducta o de desamparo familiar); que los programas se cumplen cada vez menos, porque no hay tiempo para agotarlos; que las huelgas desdibujan la planificación docente; que los estudiantes tienen déficits de atención importantes; que les cuesta relacionar contenidos de una materia con otra, o encontrarle sentido y utilidad concreta a lo que están viendo en clases; y que tampoco tienen un acompañamiento en el núcleo familiar que les sirva de sostén y aliciente. La sensación generalizada es que las cosas se han nivelado hacia abajo. La pregunta que resta es: ¿en qué medida esto representa una pintura extensible a la realidad argentina? y, a su vez, ¿cuánto de esta problemática se observa, con sus lógicos matices, en otros países de la región latinoamericana?
Con estos indicios, sin embargo, no cuesta comprender las tremendas dificultades que enfrenta el segmento de estudiantes que puede permitirse seguir estudios superiores cuando egresa de la escuela. Incluso los jóvenes que provienen de familias con cierto capital (simbólico y material), llegan a la conclusión de que la escuela media no los preparó suficientemente bien para estudiar en una universidad. Y no se trata únicamente de conocimientos (que es un problema de por sí de una considerable magnitud), sino también de habilidades y disposiciones para enfrentarse a la vida universitaria. Hay allí un desfase importante, ya mencionado por muchos especialistas, pero que parece acrecentarse en la medida en que la crisis educativa se profundiza. Y éste es el telón de fondo sobre el cual hay que proyectar algunos de los temas que conciernen a la promoción de las vocaciones científicas entre los adolescentes, adoptando criterios socialmente inclusivos. Sin duda, más allá de que es necesario que un país tenga virtudes institucionales que hagan atractiva la profesión científica para los jóvenes, no podemos dejar de reconocer que la formación en ciencias e ingenierías está en buena medida atada a la suerte que corra la educación media, hoy en un cono de sombras. Para que haya científicos, ingenieros y ciudadanos con buena formación de base tiene que haber al mismo tiempo una demanda social concreta.
¿Cuáles son, entonces, nuestras demandas?
Coincido ampliamente con el artículo, en particular sobre la desidia con que aceptamos que la crisis en la educación sea crónica es un índice más de nuestra actitud temeraria frente al futuro.
Me he permitido ampliar las conclusiones, desde la perspectiva de la educación universitaria, ya que el problema es el mismo sólo que se observa desde otro punto de vista.
Quizás en menor medida, la educación universitaria enfrenta idénticos déficit infraestructura, de autoridad y formación y actualización docentes e idénticas desigualdades entre universidades públicas y privadas. –Otro déficit es el de atención de estudiantes sumergidos en la misma “deriva nacional”.
La siguiente exposición es un ensayo de los tópicos que trata el artículo aplicado a los estudiantes universitarios, hijos de profesionales. Ellos vieron que sus padres no lograron una mayor estabilidad con un mayor esfuerzo, por el contrario. Tomemos por ejemplo las reestructuraciones derivadas de la “concesión de servicios públicos”, esto conllevó a que muchos profesionales en Argentina quedaran en la calle, mientras que los no profesionales “nucleados” en gremios más poderosos no corrieran igual suerte. Estos jóvenes a quienes podríamos definir, en términos del artículo, como de futuro “no hipotecado”, es decir libres, en muchos casos se les ha robado la esperanza, y estimo que esa podría ser la causa por la cual muy pocos hijos de ingenieros quieran estudiar ingeniería. No olvidemos que el sistema de servicios públicos estatal funcionaba “ejecutando obras”, esto requería ingenieros y técnicos en las empresas públicas que proyectaran e inspeccionaran; e ingenieros y técnicos de las empresas “contratistas” que, desde e ámbito privado, ejecutaran esas obras. Dicen que hacen falta tres generaciones para diluir las experiencias traumáticas, por ejemplo de una guerra. Creo que también transcurrirán tres generaciones con muy pocos estudiantes de ingeniería en particular o de ciencia en general. En nuestro país históricamente, los hijos de técnicos se convirtieron en ingenieros y los hijos de peritos mercantiles en contadores. Ese esquema de movilidad social ascendente parecía darse en forma escalonada, es decir accedimos a esas carreras “largas” los hijos de maestros, de técnicos o empleados de una cierta jerarquía en bancos, comercios o la administración pública y era muy difícil que accediera a ese tipo de carreras universitarias, es decir muy difícil pensar que pudiera “saltar” un escalón, un joven cuyo padre fuera obrero rural, sin desmerecer sus esfuerzos y con todo el respeto.
Aquel chico que no descendiera de una familia donde había una cierta “plataforma” para el aprendizaje de la ciencia, además de una buena instrucción secundaria, aspiraba a esas carreras donde la esperanza de una recompensa futura motivaba a nuestra generación a inundar las universidades demandando igualmente carreras como la abogacía, la medicina o la ingeniería.
No debemos sólo culpar a la educación media, los ahora “naturales aspirantes” a las carreras de ingeniería vieron como sus padres técnicos o ingenieros sucumbían frente a la falta de obras, de industria, etc, mientras los abogados “sobrevivían” con los pleitos originados en tan tremendo cataclismo social. Es por ello que opino que mucho tiempo va a pasar para que volvamos a contar con facultades de ingeniería numerosas. De igual modo que nuestra participación como ahorristas en el sistema financiero después del “corralito” se modificó. Desde esa perspectiva y asumiendo que los países que desarrollan tecnología son ricos y que los líderes de la comunidad deben ser cada vez más y más formados, es difícil imaginar cómo vamos a revertir la pobreza en América Latina si los jóvenes no quieren estudiar porque no tienen esperanzas es decir no esperan un futuro mejor a partir de su esfuerzo en aprender, es decir no confían en que sacrificándose en el presente, puedan esperar una mayor gratificación futura.
Otro de los problemas que plantea el artículo es la insuficiente calidad de la formación que brinda hoy la escuela media, en este aspecto coincido con que la las facultades de ciencias deben lidiar con lo planteado de modo excelente por Marchesi en el documento Metas 2021 sumado a otro reto que es que los alumnos tengan la esperanza. Creo que cuando decidimos estudiar ciencias, amén de una muy buena base en ciencias, muchas veces a costa de ser autodidactas, pensábamos que estudiar medicina o ingeniería era el pasaporte a un futuro mejor en lo personal. Convengamos que en lo social podemos pensar ahora, que en mi caso rondo el medio siglo, pero tenemos que ser sinceros, elegíamos “carreras que aunque difíciles nos prometían un futuro digno de tanto esfuerzo”
La contención de alumnos es un fenómeno que también aparece en la universidad hoy, ya que esos mismos estudiantes secundarios y su hiper-kinesia llegan a las universidades con el agravante que además de contener los tenemos que nivelar, es decir absorber parte del desfasaje de conocimiento que arrastran, inclusive durante los últimos años de la carrera. A esto debemos sumar que los jóvenes cuentan con cada vez mayor oferta educativa es decir se deben especializar “de entrada”. Ello los obliga a decidir por una especialidad a una edad inferior a lo que nos ocurría a nosotros, la carrera de odontología y medicina tenían ciclos básicos, en ciencias económicas e ingeniería ocurría lo mismo. Ante nuestra realidad deberíamos propender nuevamente a los ciclos básicos y ahí quizás pudiera haber lugar para una especie de “preparatoria” que supliera la falta de formación secundaria pero de un modo institucional no voluntarios. En definitiva opino que si los jóvenes le encontraran “sentido” al “sacrificio” del estudio, habría muchos problemas que se acomodarían solos y menos por resolver. Pero para ello debo imaginar una sociedad que valore a los más capaces, esforzados y responsables y no sólo a los más arriesgados. En definitiva la desorientación que se les achaca a los jóvenes, está dada porque nuestra sociedad les “apagó el faro”, aniquilando también a su núcleo familiar que sostenía y alentaba. El modelo de “empresa” aplicado a nivel individual y sin un marco ético, exigió que cada uno se hiciera cargo “como pudo” de si mismo olvidando a los viejos (que mueren) y a los jóvenes que serán nuestro futuro. Creo que más alla de una educación media mejor, de excelencia o como queramos llamarle, tenemos que ir generando en los jóvenes un ambiente de confianza en el futuro, con reglas claras, sino de modo “temerario” como dice el artículo enfrentaremos el futuro. Dicen que para cambiar el rumbo un pueblo necesita tres generaciones, algo así como treinta años, pero desde que comenzamos no hay tiempo que perder.