Por Guido de Caso
Becario doctoral de CONICET (Argentina). FCEyN-UBA. Especialización en Ingeniería de Software.
Hace casi 80 años que la humanidad cuenta con computadoras digitales programables. La Z3 de Konrad Zuse y la británica Colossus Mark 1 fueron algunas de las pioneras. Por ese entonces, operaciones tales como la multiplicación de dos números tomaban entre 1 y 5 segundos. El vertiginoso ritmo tecnológico que nos rodea hace que estas primeras máquinas parezcan elementos prehistóricos.
Sin embargo, con tan sólo 80 años, la computación es una disciplina muy joven, ni siquiera adolescente. Como tal, quienes la ejercemos y estudiamos solemos mantener la mirada fija hacia adelante. Tomemos por ejemplo el caso de Clementina, primer computadora para uso universitario de Argentina y entre las primeras de América Latina. Tras un intenso y fructífero período de utilización desde su instalación en 1961 y hasta la trágica noche de los bastones largos en 1966, fue paulatinamente cayendo en el olvido. Finalmente, ya entrada la década del ’70, su utilización decae y en 1971 el diario La Nación publica una nota donde da cuenta de su estado de deterioro y desmantelamiento.
Si un inocente espectador del presente pudiera viajar hacia atrás en el tiempo y presenciar el desguace de Clementina podría quizás preguntarse: ¿cómo es que quienes la desmantelan no son conscientes del valor histórico de esta pieza? La respuesta no es sencilla. Volvamos al presente… ¿Dónde se encuentra Clementina hoy en día? Algunos de sus restos están perdidos quizás para siempre. Otros están dispersos por el pabellón 1 de la Ciudad Universitaria de Buenos Aires desprovistos siquiera de una placa identificatoria y sin protección alguna. Nuestro viajero del tiempo se pregunta ahora: ¿cómo es que quienes la conservan hoy no son conscientes del valor histórico de esta pieza? Otra pregunta de difícil respuesta. ¿Es éste un simple caso aislado de desidia? ¿O será quizás la computación una disciplina joven a la que le cuesta mirar atrás?
Sin necesidad de adentrarse en la historia grande de la computación en Argentina, podemos encontrar otros ejemplos de objetos mundanos que injustamente caen en el olvido. La vertiginosidad con que la industria tecnológica nos ofrece nuevos dispositivos hace que nuestras computadoras de hace 10 años (¡y aún menos!) sean destinadas al olvido. En muchos casos el nivel de obsolescencia imposibilita el reuso del hardware, generando consigo problemas de índole ecológica. ¿Es este otro ejemplo de una disciplina sin espejo retrovisor?
Quienes hemos descartado hardware obsoleto podemos argumentar que el mismo ya no tiene valor, que sólo serviría para juntar polvo en un estante. A pesar de notables esfuerzos por lograr reutilizar hardware descartado (ver por ejemplo: http://www.nodocomunitario.com.ar/), el destino de la “basura electrónica” constituye un problema abierto a nivel global.
Nostalgia tecnológica
El descarte de objetos “inservibles” del pasado es quizás visto como un proceso natural de descame de la sociedad. Sin embargo, ¿a quién no le ha pasado al menos una vez encontrarse con algún objeto del pasado y redescubrirlo bajo nueva luz? Una vieja foto, releer un libro o volver a subirse al auto con el que aprendimos a manejar. La nostalgia, curiosa mezcla de tristeza con felicidad, también puede hacerse presente al reencontrarnos con vieja tecnología. No nos engañemos por su aspecto rígido y digital, esos fríos trastos metálicos que descartamos hace 10, 20 ó 30 años tienen aún la capacidad de sorprendernos. En pocos segundos pueden hacernos viajar a una época en la que copiar archivos involucraba pantallas negras y escribir comandos, sólo para después darnos cuenta de que los disquetes estaban corrompidos (¡maldito error de CRC!). Pueden también traernos recuerdos de viejos videojuegos, en donde unos 4 píxeles hacían las veces de jugadores de fútbol y completar el resto era tarea de nuestra imaginación.
Sí, el viejo hardware tiene aún la capacidad de brindar estas emociones. El asunto es que la nostalgia es un proceso que requiere maceración. Tomemos, por ejemplo, el caso de los automóviles. Un vehículo a estrenar es sin duda muy valioso, pero a medida que pasan los años su valor cae. A los 10 años ya su valor es muchísimo menor. Seguimos utilizándolo y con notables excepciones, un automóvil de 20 años no produce nostalgia sino que lo vemos prácticamente como una pieza de descarte. Si seguimos agregando años, vehículos de 40, 50 u 80 años ya nuevamente tienen valor, independientemente de su estado de conservación. Coleccionistas y/o inversores estarán dispuestos a desembolsar aún más que lo que valían cuando eran nuevos.
El problema parece radicar en que las piezas antiguas recobran valor de forma muy paulatina. En lo que respecta al hardware, ¿quién tiene la paciencia para esperar tanto tiempo? Recientemente tuve oportunidad de conocer a un grupo de entusiastas argentinos que están dispuestos a cumplir ese rol. Los integrantes de la Fundación Museo de Informática, Computadoras y Accesorios Tecnológicos ICATEC (http://www.museodeinformatica.org.ar/) hace ya un tiempo que se dedican a la recopilación, restauración y preservación de diversos dispositivos de hardware. Es una tarea que desarrollan contra viento y marea, enfrentando la problemática de no contar siquiera con un espacio físico donde almacenar (y mucho menos presentar al público) el material recuperado.
De tener esta fundación el debido apoyo, las posibilidades serían interesantísimas. Invito al lector a imaginar un espacio donde las jóvenes generaciones puedan disfrutar de la simpleza de viejos videojuegos, o pretender ser administrador de un mainframe IBM; un lugar donde investigadores actuales puedan recrear los programas originales que los pioneros con Clementina usaban para establecer modelos hídricos o lingüísticos, entre otros. Es una lástima que la meta de construir y mantener un espacio semejante hoy parezca lejana. ¿Otro ejemplo de una disciplina que le da la espalda a quienes intentan preservar sus orígenes?
Descomposición digital (bit rot)
La nostalgia tecnológica tiene también un hermano mayor mucho más serio. Se trata del fenómeno conocido como descomposición digital (o bit rot en inglés). Aunque parezca increíble, los documentos digitales también sufren la erosión del tiempo. Podemos categorizar este fenómeno en tres partes, detalladas a continuación.
En primer lugar, los medios de almacenamiento digital no son eternos. En una era en la que nuestros documentos viven en el ciberespacio, muchas veces olvidamos que los mismos tienen una contraparte física: en algún sitio están almacenados. Como toda materia física, los datos almacenados sufren los embates del tiempo. Bacterias, hongos, radiación, exposición al magnetismo, fuertes variaciones de temperatura y golpes son sólo algunos ejemplos de fenómenos que pueden hacer que la información digital se corrompa o se pierda para siempre.
Como dato de interés, no muchas personas están al tanto de que los CD y DVD regrabables tienen una vida útil que ronda los 30 años. Teniendo en cuenta que esta tecnología se masificó en los años ’90, ya deberíamos pensar en un reemplazo para esos DVD con fotos de viajes.
En segundo lugar, otra barrera para la preservación de la información es la disponibilidad de hardware para leerla. Sólo por citar un ejemplo, ¿seguirán fabricando unidades ópticas tales como lectoras de CD/DVD en unos 50 ó 100 años? Es muy poco probable. La velocidad con la que el mer
cado muda de tecnología hace que sea poco rentable fabricar tecnologías antiguas. Sin ir más lejos, ¿hace cuánto tiempo que las computadoras nuevas ya no incluyen unidades para lectura de disquetes?
En último lugar, incluso suponiendo que nuestra información fue físicamente preservada y que contamos con hardware para leerla, aún necesitamos software para interpretarla. Con notables excepciones, la información que almacenamos está codificada según lo establecido por algún formato de archivo (ya sea abierto o propietario, pero esa es otra discusión). Ya sea una imagen JPEG (por Joint Photographic Experts Group), una planilla de cálculo o una película, sin el software adecuado no nos serviría para mucho.
Algunos podrán argumentar que la disponibilidad de software adecuado es el menor de los problemas del bit rot. Dirán, con justas razones, que cada vez hay más formatos pero que eso no implica que se pierdan los anteriores. Puede que sea cierto, pero llevemos el problema al extremo… ¿Seguirá siendo masivo el uso del formato de imagen JPEG dentro de 50 años? Probablemente no, pero quizás aún se consiga software que por motivos históricos (casi lúdicos) lo seguirán soportando. ¿Y en 100 años? ¿En 500 años? Es difícil dar respuesta a estas preguntas. En definitiva, si ud. planea armar una cápsula del tiempo, asegúrese de incluir no sólo el material digital sino todo el hardware y software necesario para su utilización.
Palabras finales
La noble tarea de preservar la historia de la computación y mantener hardware antiguo en funcionamiento parecerían servir el doble propósito de combatir la entropía digital y asistir a los nostálgicos incurables. ¿No es hora de que la computación deje de enfocarse sólo en el futuro?
Publicado el 16 de noviembre de 2012
Pensar el futuro conociendo el pasado
La revisión del pasado en todas las disciplinas se nos hace tema de estudio en libros históricos, en hechos que nos cuentan, en registros escritos o grabados. Con la Computación sucede que la historia es tan reciente, que sigue aquí, casi en el presente,esperando ser rescatada y brindándonos no sólo la posibilidad de conocerla «en persona», sino también nos otorga la plataforma para sostener otros conocimientos de otras ciencias: conservarlos, resguardarlos. Me gustó mucho la nota, concuerdo en casi todos los puntos y pienso a través del interrogante que dejó el autor que para enfocarnos mejor en el futuro debemos conocer los principios y las causas del desarrollo, la investigación y los vaivenes que ocurrieron para llegar a este presente. Conociendo las causas podemos calcular los efectos. Y el perder parte del patrimonio histórico no es definitivamente un efecto deseado.
Coincido con que nada mejor para entender el presente y el futuro con ver el pasado. Los vaivenes de la historia son impredecibles, pero también es cierto que la historia se repite. Me pregunto qué tanto del estudio de nuestro pasado hemos logrado en la disciplina de la computación…
Descomposición Digital
La Museología «cobra sentido y razón», funciones museales como la Documentación, Registro, Archivo, se puede considerar para para Conservar y Preservar Objetos Patrimoniales de la familia, instituciones, Comunidades, Territorios, asi se pueden Conservar con menos riesgos los saberes de nuestros pueblos originarios que muchas veces estan guardados en los sistemas computacionales, el respaldo de información o registro «Especial» que da cuenta de «Nuestros Patrimonios»
Historia de la Computacion
Muy interesante el trabajo. Sin embargo el autor ignora que hace mas de 5 años haynun proyecto academico para salvar la memoria de la computacion argentina, que ya produjo numerosas investigaciones originales y dos libros, que se realizaron tres congresos latinoamericanos, que en el DC de la FCEN existe el germen de un museo, que en el 2011 cuando el 50 aniversario de Clementina se realizaron unas jornadas donde expusieron los programadores de hace medio siglo y se expuso lo que hoy queda de la vieja computadora y que se encuentra avanzada la reconstruccion virtual de Clementina y su entorno en un ambiente PC. Muchas cosas para ignorar en un articulo serio.
Profesora y doctora en educación
Comparto la preocupación por conservar los elementos que puedan servir para que las sucesivas generaciones conozcan y comprendan la evolución tecnológica y también el aspecto práctico de esa conservación.
¿Qué sería de nuestra cultura sino tuviéramos los monumentos y documentos de las civilizaciones antiguas?
Historia de la computación
Que bueno que haya gente que se avoque a dar a conocer a la humanidad las fases de desarrollo que tuvo la computación pues algo que nos da a conocer como la dedicación de las personas hacen que el desarrollo tecnológico varíe en un abrir y cerrar de ojos pero que todo en su tiempo fue lo mejor de los mejor que se tenía
Devenir, presente y futuro
Es cierto que el conocimiento del pasado nos hace reflexionar sobre el presente y el futuro, por ende, es necesario rescatar y almacenar los diferentes artefactos o instrumentos que den cuenta del origen y evolución de la tecnología.El devenir o pantha Rehi, como lo señaló Heráclito, todo cambia o deviene.Por lo que es importante conservar vestigios para las futuras generaciones.
El devenir.
Es cierto que la tecnología está en constante transformación, por lo que considero importante mantener vestigios sobre su origen evolución, de ésta forma las futuras generaciones econtraran los antecedentes de loinformación pero sobre todo tendrán un punto de comparación sobre la evolución de la tecnología. Es interesante en principio el contrastar las medidas de la primera computadora y las actuales. Así que conectemos el pasado y el futuro de las computadoras.
Finalmente como lo señaló el filósofo Heráclito, con su teoría del «Phanta Rehi» Todo Cambia o deviene.
Estimado Raul, muchas gracias por la crítica. Es cierto que han habido avances en la restauración y preservación de la historia, tal como mencionás. Y si bien el artículo no da cuenta de ellos, no soy ajeno a los mismos, al contrario, participé activamente de la organización de tales eventos. Lamentablemente en mi opinión la computadora clementina volvió a quedar varada en un pasillo tan solo días después del evento.
Muchas gracias Carmen por tu comentario. Estoy de acuerdo, la tarea de preservar la historia es importante, pero el constante cambio inherente de la disciplina lo hace más difícil e interesante.
Estimada Olga, muchas gracias. Lo más interesante del asunto es que la misma tecnología nos puede ayudar muchísimo a preservar la historia de si misma. En otras palabras, ojala en cientos de años los arqueólogos puedan disfrutar aunque sea del 1% de la información digital que generamos hoy en día. La riqueza de su entendimiento sobre nuestro presente sería mucho mayor que nuestro entender de las civilizaciones antíguas.
No es solo la clementina fisica…
Hola Guido, mi critica se referia mas bien a que hay muchas cosas que se estan moviendo y no solo el recuerdo de Clementina. De hecho ya de Clementina no quedaba nada relevante para armar, pero, por ejemplo, hay un programador que esta haciendo una simulacion de clementina sobre PC, incluyendo leer cinta de papel y correr programas con la misma interfase y lenguajes. Preservar el patrimonio fisico es una parte importante pero investigar las circunstancias historicas, los procesos en que se instalaron las computadoras aca etc le da sentido y contexto a los «fierros» que podamos guardar(dicho con todo respeto). Saludos