Por Javier Echeverría
Profesor de Investigación Ikerbasque, Departamento de Sociología 2, Universidad del País Vasco, España.
En un célebre artículo publicado en Wired (2006), George Gilder afirmó que «el PC de escritorio está muerto; bienvenido a la nube de Internet, donde un número de instalaciones a lo largo de todo el planeta almacenarán todos los datos que usted podrá usar alguna vez en su vida». Gilder fue el autor más citado por el Presidente Reagan en la década de los 80 y es uno de los ideólogos actuales de lo que denominaré «la religión informacionista», muy próxima al transhumanismo, tan de moda en los Estados Unidos.
He sido de los que no aceptó esa invitación a vivir en una nube, sobre todo porque tiene propietarios y porque las licencias de uso que imponen tienen condiciones leoninas. Escribo este artículo desde el escritorio de un PC que es propiedad de la Universidad del País Vasco (www.sinnergiak.org), no mío. Casi todos los datos y las informaciones que uso en mi vida los sigo extrayendo de mi propio cerebro, así como de ordenadores, libros, revistas, papeles, amigos y conocidos. No me considero transhumano, ni aspiro a serlo. Acepto el darwinismo biológico, a diferencia de Gilder, conspicuo defensor del diseño inteligente (¡sic!) de todo el universo. Me dedico a las humanidades, y en particular a las humanidades digitales, pero no a la evangelización ni a la predicación. En último término: no quiero acabar siendo una mascota de los transhumanos ni que otros seres humanos lo sean. No me interesa la Nube Prometida.
Ocurre que a los rectores de las universidades públicas les ha llegado la orden de subirse a la nube y algunos han obedecido al imperativo de los Señores de las Redes (militares, financieras, tecno-científicas, ahora también las redes sociales). Hubo universidades que hace 10-12 años compraron islas en Second Life porque ese mundo virtual estaba de moda; hoy se suben a la nube de moda. Por suerte, había y hay alternativas. En 2002 la Unión Europea creó la red telemática EDUROAM, que conecta entre sí a casi todas las universidades y centros de investigación europeos. Desde 2012, EDUROAM se ha desplegado en Internet 2 y ha llegado a más de 70 países. Ese mismo año la Unión Europea ha anunciado su plan de construir una nube europea para 2020. Veremos qué resulta de ello (aunque ya ha habido críticas a la idea reciente de un mercado común digital). Todo ello sin declarar obsoletos a los PC, sin perjuicio de que los nuevos teléfonos celulares, presuntamente “inteligentes”, también son conectables a EDUROAM, al igual que las tabletas y otros artefactos TIC.
Menciono EDUROAM para recordar algo evidente: la nube no existe. Dicha así, en singular, es una entidad de ficción, producida por los expertos en marketing de Amazon, Google, Apple, Microsoft y algunos otros Señores del Aire, por llamarlos en mis propios términos. Hay muchas “nubes digitales”, que prestan diferentes servicios y funcionan conforme a diferentes modelos de gestión o, si se prefiere, de gobernanza. Tampoco hay que olvidar que existen algunos nubarrones militares, de los cuales llueven a veces drones. En la atmósfera digital, en la que nuestra mente funciona con bits, hay muchos fenómenos meteorológicos, unos beneficiosos para los humanos, y otros ruinosos a medio y largo plazo. Conviene que las universidades públicas mediten muy bien qué “nube digital” va a regar con datos y servicios sus campus universitarios, no vaya a suceder que acaben siendo arrasadas por huracanes digitales y financieros, como ocurrió en el sector financiero con el derrumbe de Lehman Brothers.
En mi caso, estoy a favor de la creación de nubes universitarias públicas, tipo EDUROAM, y ello para cualesquiera universidades, sean públicas, privadas o mixtas. La razón principal es filosófica: entiendo el conocimiento científico como un bien cuya producción puede ser pública o privada, pero cuyo uso y distribución ha de estar regulado por autoridades democráticamente elegidas, cosa que no ha ocurrido, que yo sepa, con ninguno de los consejeros delegados de Apple, Google, Microsoft, IBM, Amazon ni Facebook, por mencionar a los principales Señores del Aire según el orden de su capitalización bursátil. Prefiero pagar las nubes universitarias con mis impuestos, siempre que éstos hayan sido fijados por Parlamentos democráticos y no por presuntos filántropos que promueven charities, pero no igualdad ni justicia social.
Gestionar el capital intelectual de las universidades es muy importante en esta época, en la que los datos, la información y el conocimiento se convierten fácilmente en mercancía y en capital. En particular: antes de subirse a la nube hay que pensar bien si luego vamos a poder bajarnos de ella. No vaya a ser que las universidades públicas sean fácil presa de las empresas especializadas en la acumulación, gestión y capitalización de datos, informaciones y conocimientos, pero no en su producción. Las universidades corren el riesgo de ser absorbidas, total o parcialmente, por las grandes empresas tecno-científicas especializadas en economía del conocimiento.
A la hora de promover las nubes universitarias de gestión pública, la OEI tiene un papel importante a desempeñar, aunque sólo sea como impulsora de la iniciativa en América Latina; quizás en colaboración con la Unión Europea, quizá no. ¡Ojalá que asuma sus responsabilidades históricas, al igual que los gobiernos democráticos que la sostienen!
Publicado el 18 de noviembre de 2015
MUITO INTERESSANTE. VOU UTILIZAR ESTE TEXTO EM OUTROS ESCRITOS.
Excelente reflexión, profesor, constato que sigue usted con los pies en la Tierra y que no anda por las nubes.
Pocas veces he leído un texto que en tan pocas líneas nos haga poner, como dice Javier López Facal, los píes en la tierra. En la sesión Miradas del pasado Congreso Iberoamericano de Ciencia, Tecnología, Innovación y Educación, tuve el placer y el honor de presentar a Javier Echeverría con este mismo tema. En aquella ocasión ya dejo algunas de las pinceladas que hoy nos comparte, pero esta vez se ha superado (como suele hacer Javier casi siempre).
Yo trabajo de forma distal y mi espacio de trabajo es el tercer entorno. Pero siempre he estado en un lugar agradable en la que los ciberciudadanos cooperan, colaboran y sin tener moradas que hipotecan de por vida.
Pero por desgracia uso servicios de esos señores del aire, no tengo más remedio. El mundo actual nos obliga a consumir espacios digitales privados y reconozco que hago más ricos a los que ya lo eran. Ojalá en unos años haya una propiedad pública de los servicios esenciales de la ciberciudadanía.
Te tomaré prestado lo de «religión informacionista», previos créditos. Sí, parece que el lenguaje de la Red se está tornando más religioso y opaco. Y las universidades van dando tumbos sin criterio, pero pagando cánones desproporcionados a las grandes editoiales, y regalando talento sin demasiado criterio.
La resistencia a la «derechización» del accionar humano es una excelente batalla a dar en el universo de la formación educativa, que está muy atravesada por la seducción del consumo sustentable con las tecnologías. Gracias profesor por su reflexión critica.
Gracias profesor materializar esta idea, me gustaría socializar con mis colegas este artículo y encontrar otros conceptos que puedan confrontar sus planteos.
Un debate muy interesante. Tratando de sumar algunas reflexiones a las de Javier y con el fin de animar la discusión, diría que puede haber un amplio acuerdo en el diagnóstico, pero discrepancias en la forma que tienen las universidades de plantear su relación no ya con los “Señores del Aire”, sino con la sociedad en general. Me temo que la solución de hacer partícipe e implicar a la academia en ámbitos de desarrollo de servicios en “las nubes” que sean propiciados por instituciones públicas, o al menos que los impulsores de esos servicios hayan sido convalidados en procesos democráticos o tengan el apoyo de instancias representativas, es inviable hoy en día. Hoy es difícil imaginar cómo pueden las universidades desarrollar una visión adecuada sobre la necesidad de fomentar y expandir la difusión de los bienes públicos que ellas mismas generan y hacerlo de manera combinada con el necesario impulso de formas de innovación generadoras de nuevas capacidades para la ciudadanía. Un primer problema con el que nos encontramos es que las universidades ya no son el único garante del conocimiento, la investigación y la producción científica. Actualmente son principalmente «factorías» de acreditación de competencias que son útiles especialmente en los momentos iniciales de acceso al mercado laboral. Por tanto, sus objetivos estratégicos están más relacionados con incrementar el número de alumnos matriculados, por ejemplo, que con producir avances sociales a partir de evidencias científicas. Otro elemento a considerar es que las universidades ya hace tiempo que eligieron a sus “Señores del Aire”. Y esa elección ha puesto a la mayoría de los servicios relacionados con la producción científica en manos de unos agentes que han demostrado ser contrarios a los fines de democratización y universalización del conocimiento. Ejemplos de esos servicios son la gestión cerrada de los fondos bibliográficos, la edición y venta de materiales docentes a través de editoriales privadas, los sistemas de gestión de innovaciones basadas en patentes o la misma evaluación de la calidad de la producción científica por parte de catálogos de revistas privados. Un último elemento que hace improbable la actualización de la universidad es la visión de “foto fija” que suelen aplicar los gestores de las instituciones cuando analizan el contexto social a su alrededor. La alta prevalencia de los servicios digitales de dominio privado que critica Javier es consecuencia, entre otros factores, de la capacidad de las corporaciones tecnológicas de generar innovaciones de una manera fluida. Se trata de una lógica basada en el dinamismo que está muy alejada de los modelos de gestión burocrática que siguen muchas universidades. De hecho, en las universidades más burocratizadas el intento de adopción de servicios digitales puede dar lugar a paradojas como que aunque los gestores tengan la visión adecuada, se encuentran con barreras y dinámicas internas que hacen imposible la aplicación de servicios digitales avanzados ya que esos servicios dan lugar a prácticas opuestas a las normas que rigen esas mismas instituciones. Que la burocratización de la academia ha dado lugar a centros anti-innovación es algo conocido. Y consecuencia de ello es que, llegados a este punto, la adaptación al cambio se ha convertido en una tarea enormemente dificultosa para la mayoría de centros.
Una idea en positivo para seguir dinamizando el debate. Siendo posibilistas y tomando como referencia el contexto dinámico en el que se producen las innovaciones —que obliga a una continua revisión de la estrategia—, una línea de trabajo interesante que están aplicando algunos centros y redes de académicos para tratar de “empujar” la actividad de la universidad hacia el cumplimiento de sus fines sería la de la apertura de contenidos, prácticas y tecnologías (ver, http://www.ubiquitypress.com/site/books/detail/11/battle-for-open/) Parece que los enfoques abiertos aplicados a la actividad de la universidad podrían ayudar a reducir la excesiva dependencia actual y (previsiblemente) futura de los “Señores del Aire” que denuncia Javier en su artículo.
El mayor mérito de este texto no es demostrarnos que su autor mantiene los pies en el suelo, que ya lo sabíamos. Es recordarnos que los Señores del Aire (otro afortunado hallazgo) los tienen bien puestos en el suelo. Tan bien puestos, que el problema real es que este tipo de crítica no es suficiente para torcer esa racionalidad tecno-científica y sus efectos sobre nosotros. El problema sería que en la economía del conocimiento, el conocimiento solo ya no es emancipador.
Excelente análisis crítico. Ideal para difundir entre toda la comunidad académica. Gracias, profesor.
Gracias por compartir esta lúcida reflexión que, sin dudas, nos ayuda «leer» la realidad en la que estamos inmersos. Además, contra nuestra frágil memoria, aporta un pequeño recordatorio sobre las esperanzas e inversiones que nuevos desarrollos, como Second Life despertaron, sin que se supiese nunca más de ellos.
En este mundo tecnológico en el que «lo último» secuestra casi siempre nuestra atención y consigue esquivar nuestra capacidad de reflexión sosegada, es magnífico encontrar aportaciones como esta que nos ayudan a generar procesos deliberativos. Gracias.
La universidad publica tiene el deber con la humanidad de difundir y democratizar el conocimiento la tecnologia , de ponerlo al servicio de la humanidad. Hay que subir a la nube para que el saber que hay en ella dicundirla y ponerla al servicio de bienestar humano, del buen vivir. Es tarea que corresponde a la universidad, tratando de evitar en lo posible que todo sea beneficio y negovio para los dueños del aire
Formidable y esclarecedor artículo, con planteamientos objetivos que involucran a los usuarios del mundo cibernético especialmente. También es resaltable el interesante y más aproximado comentario de nuestro gran amigo Oscar Macías, quien lo hace con suma propiedad y conocimiento de causa. Felicitaciones desde el PERÚ a JAVIER y a OSCAR por compartir sus valiosos productos intelectuales.
Estimado Profesor Javier Echeverría,tal vez para sectores que constituyen el poder desde la información. la nube se convierte en un nuevo espacio de puja entre intereses. Entre los cuales hay o se acentúa el proceso de diferenciación. Trabajo desde hace unos cuantos años en Sociología Rural y para países Latinoamericanos, estos aspectos se constituyen quizás en una fragmentación social, aunque también particularmente las redes sociales, ha servido para visibilizar personas,colectivos sociales, y voces poco escuchadas. No obstante es dificultoso seguir el análisis, de dichos movimientos como el de los indignados en España ,entre otros tantos,pués quizás se debaten entre un espacio social virtual que confiere modificación relativa a las estructuras imperantes y a la vez en un espacio cotidiano concreto en el acceso y producción de bienes. Quizás algunos debates e interrogantes vayan en ese sentido, es decir en qué momentos esos mundos interactúan de forma tal que no se constituyen en paralelo?. Saluda a usted, Marisa Gonnella
Excelente analisis, con el cual estoy muy de acuerdo.., a ver si nos escuchan los que han creado ese entramado de las redes como verdaderas obras autonomas y no como lo que son en realidad: herramientas.
Considero que es muy importante la reflexión aquí expresada, pues el riesgo de almacenar toda nuestra información en la nube en manos privadas parece ignorarse en nuestras universidades. Espero que las Universidades que usan estos servicios tengan claro que están confiando su información a compañías movidas por intereses económicos no culturales o humanitarios y que considerando esto tengan a buen resguardo la información propia de naturaleza sensible que sólo deberían gestionar ellas. De otra forma exponen su funcionamiento al interés de las empresas.
Como investigadores y docentes podemos hacer consciencia entre nuestros compañeros y alumnos sobre la pertinencia de usar estos servicios, creo que podemos usarlos pero no depender de ellos, debemos tener siempre nuestros respaldos en dispositivos propios o de nuestras universidades. También es preocupante el nivel de privacidad que ofrecen las empresas a nuestra información, pues bien podrían tener más información de nosotros que nosotros mismos y ante esta situación ¿cómo se nos garantiza el buen uso de esos datos?
La realidad virtual se impone y hoy muchas universidades están en la nube. Estoy de acuerdo con el autor en que se deben promover las nubes universitarias de gestión pública para garantizar la producción de conocimientos.
Gracias Javier por esta nueva reflexión que nos ofreces en la que, aunque sigas con tu entusiasmo tecnológico por las llamadas tecnologías de la información, introduces importantes matices acerca de como se gestiona ( gracias por la referencia a la gobernanza) este espacio tan importante y tan idolatrado de modo irreflexivo . Nos diriges hacia una reflexión social importante y el papel del acceso al conocimiento como instrumento de primera necesidad Los que me han escuchado y me lean ya saben que ante la obsesión por información coloco la regulación. Eso es lo que nos enseña la biología.
A este respecto, no hay que olvidar que el consumo es uno de los factores decisivos con el que los poderes económicos financieros, los señores del aire real en que vivimos, quieren por este mecanismo sacralizar al dinero como único valor y así clonarnos socialmente.
Tu llamada de atención y tus propuestas y sugerencias son muy bienvenidas. .
Son muchos los aspectos en los que la universidad debe replantearse su propósito y su forma. Hoy se habla de un conocimiento flexible y cambiante así como el de una autoría social y un conocimiento colectivo.
Redefinir la universidad es una tarea a las que todas las instituciones de Educación Superior se enfrentan, en esta primera mitad del siglo XXI. Y por ello escapa a las posibilidades de este texto que ha decidido centrarse en un único aspecto: la universidad integrándose en la red del conocimiento, en un mundo dividido por la red.
Las diferentes reflexiones que integran este tema provienen de investigadores de diferentes países europeos y latinoamericanos y su interés proviene tanto de la calidad de las aportaciones como de su diversidad de puntos de vista.
Pero poco a poco vemos como el conocimiento se escapa de sus aulas y se filtra por la red, muchas organizaciones han comenzado a implementar estas nuevas tecnologías para reducir más los costos a través de una utilización mejorada delas máquinas y de una reducción del tiempo administrativo y de los costos de infraestructura. La computación en nube es el entorno que permite a los clientes utilizar aplicaciones en Internet, por ejemplo, almacenamiento y protección de datos, mientras que se brinda un servicio.
Partiendo del contenido de la nota, la masificación de herramientas online hace cada vez a los usuarios depender de su información en dispositivos externos categorizados como “Nube”, se ha creado una necesidad en cuanto al uso de estas herramientas, viéndose desde cualquier ámbito, es necesario ser parte de esta ola, pero las universidades pueden o no optar por inmiscuirse de forma directa o inmediata en estas tendencias, el ser novedoso no es sinónimo de benéfico, es por tal motivo que la búsqueda debe ser siempre orientada al conocimiento, al funcionamiento y a la investigación del alcance de estas soluciones ofrecidas.
Es cierto que solo un puñado de grandes compañías dominan estos espacios, y que realmente nada es tan bueno a pesar de su alarde de gratuidad, el conocimiento de las necesidades de cada una de las personas conectadas a estas redes significa nuevos mercados, conocimiento de tendencias, no por el hecho de mostrar todo desde la cara amable del asunto significa que lo sea, por el contrario, se crea un debate entre cuánto de ese gran pastel es de mi pertenencia y cuánto es en verdad la cantidad que se ha depositado en dichos instrumentos.
Las universidades antes de dejarse llevar, deben aunar en la investigación y el compromiso serio y consensuado de lo que puede ofrecer a sus educandos a través de la ramificación e incursión en la nube, lo privado siempre seguirá siendo privado por más que se venda de otra forma, la verdadera importancia está en conectar espacios educativos entre universidades, bases de datos de conocimiento que permitan la exploración y la creatividad de cada uno de los que se encuentren involucrados.
Los avances de la tecnología no son nocivos, solo hacen cambiar la percepción de lo que se conoce y la constante evolución del entorno, es el uso que se le da a cada una de estos nuevas herramientas depende única y exclusivamente del utilitario, las bondades o incertidumbres que se generen hacen parte de la formación, la dimensión y el alcance hacen parte del objetivo, un objetivo formado por comunidades que desean fomentar conocimiento libre, sea en la nube o en su propio pensar.
Realmente es un tema que nos motiva a tener muchas reflexiones y que nos abre los ojos en un tema que pasamos desapercibido, cada día compartimos nuestro conocimiento y lo hacemos sin pensar en el lucro, lo hacemos porque es lo que la lógica indicaría de compartir nuestros conocimientos con la sociedad, lamentablemente hacemos uso de herramientas privadas debido a la falta de interés de nuestros gobernantes, o más bien porque va en contra de sus intereses los cuales buscan la monopolización y el lucro para unos cuantos sin pensar en el beneficio de la sociedad en general
Considero que es muy significativa y argumentada la reflexión del profesor Javier Echeverría, es evidente que almacenar nuestra información en la nube es un riesgo, pero para mi concepto la implementación de campus virtuales en la nube logra que las relaciones de alumno – profesor no solo se limiten de 4 a 6 horas semanales, y eso enriquece las clases, esto también implica un mayor control de calidad ya que las cátedras se encontrarían con el desafío de rearmar sus contenidos y bibliografías para brindar un mayor nivel de conocimiento al alumnado, cabe sostener que la capacidad para operar centros de datos no es necesariamente una competencia principal en la mayoría de las organizaciones, Aunque también es preocupante el nivel de privacidad que ofrecen las empresas a nuestra información, pues bien podrían tener más información de nosotros que nosotros mismos, pero en cuantas paginas introducimos nuestros datos sin pensar en las consecuencias del mañana, en este caso sabríamos en donde esta y quienes la utilizan.
Cabe resaltar las reflexiones expuestas por Sugata Mitra ganador del Premio TED 2013, que otorga la organización del mismo nombre, dedicada a presentar conferencias sobre tecnología, educación y diseño. Que se utilizan constantemente los recursos que ofrece la tecnología para llevar a cabo las tareas diarias asignadas en los centros de trabajo, para realizar investigaciones de índole académico, cubrir las necesidades informativas y buscar conexión con el resto planeta.
Universidades en la nube es un concepto mucho más difícil de aceptar. El hecho es que una de las cosas que asumían las profesores de las universidades en sus inicios era que no había que depositar mucha información en la nube, con la esperanza de que, un día, estas llegaran a necesitar algo de todo eso; cuando esto ocurriera, solo había que extraer los datos, razón por la que existen los test para la memoria. Esta creencia ya no es válida, porque en el mundo en que vivimos, si estamos en medio de un problema y necesitamos encontrar algo, lo hacemos de manera inmediata, sin buscarlo dentro de la cabeza.
Un claro ejemplo seria si le pregunto si sabe balancear una ecuación química y usted me dice que no, pero la respuesta a esa pregunta es realmente importante para su vida usted me diría: “Deme media hora y un teléfono inteligente para encontrarla en la nube”. Lo que usted me estaría diciendo es que no necesita saber, pero puede hacerlo cuando lo necesite.
En la actualidad se ha puesto de moda la virtualización permitiendo acceder más fácil a la información de interés , no es desconocido las grandes ventaja que se tiene implementar las tecnologías en la educación y en nuestra vida como , interactuar con muchas persona , optimización del tiempo , acceder a la información sin límites entre muchas más pero también es de tener cuenta sus desventaja que se tienen entre algunas se pueden mencionar la individualidad de la humanidad donde cada persona ingresa a un mundo virtual y se olvida que hay un mundo real cada día las personas se vuelva más antisociales y en donde se han vuelto más insensibles a lo que esta pasado en un mundo en el que viven .
no nos podemos resistir a los cambios es algo que es inevitable, lo que no se puede permitir es que los cambios sean utilizados para manipulación y control de las personas generando así mas desigualdad en la humanidad
Este articulo nos crea una serie de dudas y también de reflexiones puesto que cada día la comunidad académica universitaria está exportando su conocimiento a las diferentes nubes para almacenar su conocimiento sobre un tema, pero no se tiene en cuenta que en el momento que se exporta la empresa que está manejando esta información se hace en parte dueña de ella, la manipulan y se podría decir que en algunas ocasiones se lucran de ello, suponiendo que esta información se sube para ayudar a otras personas, no debería ser esta información de uso de todos? Si la compartimos es con la idea de que los demás la puedan usar en algún momento de sus vidas, lastimosamente tendremos que seguir haciendo uso de esta plataformas y herramientas privadas, debido a que no hay más opciones.
Esto lo único que refleja es la falta de interés que tienen los gobiernos latinoamericanos en sus estudiantes y en el conocimiento generado por los mismo.
¿Es realmente justo que esto suceda?
a través de este texto el autor quiere hacernos ver que a pesar de que la tecnología es un medio de mucha ayuda para todas las personas que tienen acceso a ella, nos estamos alejado de la realidad, las universidades deben unificar los campos de investigación, adquirir un compromiso serio y estructurado de que se va a transmitir a los estudiantes.
Me ha parecido muy interesante este articulo, ya que nos permite centrarnos bien en el uso que debemos darle a nuestra informacion y la que guardamos en la «nube». Nosotros podemos desarrollar cualquier tipo de tarea solo con obtener algo de informacion (internet, dispositivos tecnologicos, etc..), ya esta en nosotros saber usar esa informacion para hacer bien o mal. Tambien debemos tener en cuenta que al ingresar tus datos en una pagina cualquiera, saber a quien le das tu informacion, que haran con ella, para que la usaran, etc.. Las universidades deben ampliar los temas de investigaciones, compromisos, crecer y desarrolarse junto con sus estudiantes. Esto tambien nos da una ventaja y es que podemos guardar cualquier tipo de informacion en la «nube» y tomarla solo cuando la necesitemos, siempre va a estar ahi.
Las universidades deben de invertir mas recursos en tecnología, la cual crece a pasos agigantados, y así facilitar al estudiante en especial de bajos recursos la forma de poder investigar y prepararce mejor para la vida, la importancia de tener la información en la nube es de riesgo pór los hackers, pero a la vez de gran ayuda, toda vez que no tendremos necesidad de tener medios magnéticos, ni memorias USB para estar copiando la información que tengamos, simplemente grabamos subimos el archivo en la nube y cuando la necesitamos acedemos a ella con nuestra clave de seguridad.
lo malo de la situación es que solo unas pocas empresas son las encargadas de manejar estos espacios y se están enriqueciendo con estos situacion, estos espacios debieran ser subsidiados por los gobiernos en especial el Internet, que en el momento es costoso si quiere una buena velocidad, y asi tener igualdad para poder competir en este medio tecnológico.