EL DEBATE: Sobre la formación básica en ingeniería


Por Héctor Gustavo Giuliano

Facultad de Ciencias Fisicomatemáticas e Ingeniería, Pontificia Universidad Católica Argentina.

Los estudios sociales y teórico-críticos de la tecnología han ido conformado un espacio de reflexión que ha permitido identificar algunas características distintivas de la actividad de la ingeniería como disciplina emblemática del hacer técnico. Entre ellas se desean destacar aquí las cuatro siguientes: 1) el conocimiento en ingeniería difiere del de la ciencia aplicada; 2) el correlato al método científico es el proceso de diseño; 3) la actividad del diseño tecnológico está condicionada no sólo por factores técnicos internos sino también por sociales y culturales externos; 4) el saber y los productos de la ingeniería no son socialmente neutrales.

Se sugiere que afirmaciones como las mencionadas deben inducir un cambio en la concepción de la ingeniería que se inscriba normativamente dentro del proceso histórico de su enseñanza y ejercicio. Así como en sus comienzos institucionales la formación estaba fundamentalmente guiada por la pregunta pragmática sobre el objeto, en conocer empíricamente el “cómo funciona” (“know how”). Así como luego, bajo la influencia positivista, se sumó a la anterior, y cada vez con más peso, la pregunta científica: “por qué funciona” (“know what”). Ahora, frente a la realidad de la época actual, se propone que es tiempo de sumar una tercera, la pregunta contextual, que se interroga por los fines: “para qué y para quién funciona y cuáles son sus consecuencias” (“know why”). (1) Del mismo modo en que la enseñanza de las herramientas necesarias para contestar la primera pregunta se vio influenciada por la aparición del segundo interrogante, generando cambios curriculares de relevancia, se propone que la inclusión de la tercera cuestión requerirá también de cambios estructurales, metodológicos y didácticos en las currículas tradicionales.

Dentro de los procesos de reforma que vienen aconteciendo en el ámbito de la educación superior en la última década en la Argentina, se ha ido incorporando en muchas facultades de ingeniería, entre otras reformas, una asignatura de “Introducción a la Ingeniería”, sea llamada directamente así o bien con nominaciones relacionadas. Sobre la base de lo sostenido en los primeros párrafos, se cree que este espacio puede configurar un ambiente propicio para avanzar hacia una enseñanza de la profesión más contextualizada, que permita a los futuros egresados asomarse a la complejidad de la disciplina de manera amplia, no sólo en lo que atañe al aparato científico-técnico imprescindible, sino también a sus vinculaciones sociales, culturales, económicas y ambientales.

Con el objetivo de explorar esta posibilidad, se consideró oportuno y enriquecedor generar un ámbito de intercambio en el que los integrantes de las distintas cátedras de introducción a la ingeniería a nivel nacional de la Argentina pudieran compartir experiencias y ahondar en los resultados y en la valoración de este tipo de propuestas. En este sentido, se convocó en 2011, en la sede de la Facultad de Ciencias Fisicomatemáticas e Ingeniería de la Pontificia Universidad Católica Argentina, al “I Encuentro Nacional de Cátedras de Introducción a la Ingeniería”, el que fue continuado por un segundo encuentro llevado a cabo en 2013 en la Facultad Regional Avellaneda de la Universidad Tecnológica Nacional.

A modo de conclusiones preliminares, los encuentros han permitido identificar diferentes enfoques curriculares (“modos”) para las asignaturas introductorias a la profesión de la ingeniería. Ellos son:

Modo 1: una mirada basada en la idea de proporcionar al estudiante una visión temprana de la ingeniería, descriptiva e informativa, que contempla aspectos variados: historia de la ingeniería, ramas de la ingeniería, campo profesional y actividades que desarrolla un ingeniero, entre otros. En algunos casos, esta mirada es general y está dirigida a alumnos de varias carreras de ingeniería que se cursan en la misma unidad académica y, en otros, está orientada a una ingeniería en particular.

Modo 2: una mirada dirigida a aspectos filosóficos/epistemológicos de la actividad ingenieril, que considera a la ingeniería como una actividad que se desarrolla inmersa en un ambiente que condiciona/impulsa/promueve su accionar. Este enfoque propone la reflexión sobre las relaciones ciencia-tecnología, ingeniería-sociedad, que podrían constituir una plataforma para discutir el modelo de innovación.

Modo 3: un enfoque general que se centra en una mirada basada en la resolución de problemas de ingeniería, donde se integra una visión articulada con las ciencias básicas y principalmente centrada en el estudio de casos. Este abordaje cumpliría también una función de motivación inicial de los estudiantes que podría contribuir a mejorar los índices de deserción temprana.

La existencia de estos “modos” en los distintos relatos pone de manifiesto que la inclusión de la asignatura en los planes de estudio promueve diferentes objetivos generales. En algunos casos se persigue la intención de brindar a los alumnos una visión “concreta” de la profesión con el fin de “enamorarlos” de la disciplina y contribuir de esta forma a diminuir la inserción temprana. En otros casos, la preocupación se centra en dar herramientas que les permitan realizar “problemas simples” de ingeniería que les posibiliten “vivenciar” la profesión desde el inicio de la carrera, en otros dar elementos conceptuales que resalten la importancia de la tecnología para el desarrollo de la sociedad, y, desde ya, aportes mixtos que vinculan más de una de estas preocupaciones.

Sin desmedro de la riqueza de esta diversidad, se propone para el debate conversar sobre la pertinencia, o no, de marchar hacia la definición de algunos requisitos curriculares mínimos –objetivos, contenidos, metodologías y material bibliográfico– que permitan transcender las miradas locales y consolidar la identidad de este espacio académico reforzando su relevancia como una materia de incumbencia para los estudios CTS dentro del ciclo de formación básica de las ingenierías.

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Referencias bibliográficas

(1) MORIARTY, G. (2000): “The Place of Engineering and the Engineering of Place”, Techné, 5:2.

Publicado el 22 de enero de 2015

  1. Muy buena iniciativa. Me sumo con gusto al debate. El modo 2 es el que más me gusta, aunque quizá una combinación de los 3 sea también posible. Lo que me cuestiono es por qué habría que enamorar al alumnado, cuando sabemos que todo enamoramiento es por naturaleza efímero. Si bien sabemos que no es la razón sino el sentimiento quién mueve las voluntades, mi punto de vista es que la falta de vocaciones en las ingenierías se debe más a un problema estructural de cómo se las enseña, de lo largo del camino a recorrer y de la mala prensa que tienen estas carreras, que desafortunadamente han sido catalogadas como «duras» (como si la filosofía, el derecho, la medicina y otras por el estilo, también no lo fueran). En fin, siempre la misma oposición: humanidades versus técnicas.

  2. Sin duda, comparto los comentarios que realiza Giuliano en este artículo. Es necesario realzar el valor del ingeniero como parte de la sociedad que lo rodea, y no sólo como un trabajador técnico especializado. Creo que si bien un abordaje integral de los conceptos que este artículo propone debería hacerse en forma paulatina pero constante en TODAS las materias de la formación ingenieril, la creación de una materia a tal fin es un excelente puntapié inicial, organizativamente más sencillo y fácticamente más posible. Además tiene la ventaja de que si el trabajo efectuado en esta materia inicial está bien hecho, el alumno concientizado buscará autónomamente las vinculaciones de cada materia con la matriz social en la que busca inscribirse como ingeniero.
    Además tampoco es desdeñable el aporte al conocimiento ingenieril que un abordaje epistemológico específico (ya no privativo a la ciencia y sus métodos sino enfocado enfáticamente en la tecnología y sus heurísticas de diseño) puede realizar para mejorar la comprensión cabal de QUÉ es lo que se hace cuando se hace ingeniería, otro punto fundamental para trabajar con los alumnos que se inician en la carrera.
    En conclusión, creo fundamental el acompañar los esfuerzos que se realizan para extender la Introducción a la Ingeniería como materia fundacional, e ir perfeccionando su programa y metodología para profundizar los efectos benéficos que buscamos en la formación de nuestros futuros ingenieros.

  3. Interesante debate. Creo que el modo 2 permite al alumno observar la vinculación de su disciplina con la sociedad, le brinda una base filosófica necesaria en la solución de problemas técnicos y sobre todo le permite reconocer la potencialidad de innovación de su profesión. El modo 3 facilita al alumno conocer el campo de acción de su área y le ayuda a comprender la importancia de las diferentes asignaturas de su plan de estudios en la solución de problemas.
    La unión de estos modos resultaría en un enfoque más completo que ayude al alumno a contextualizar su profesión, comprender las expectativas que se tienen de él en la sociedad y la potencialidad de desarrollo que él puede tener a futuro. De esta forma los jóvenes tendrían una visión clara de los objetivos de su formación y encontrarían interesante el reto de lograr su formación integral.

  4. Gracias por sus comentarios. Efectivamente yo también me pregunto acerca del enamoramiento. Qué hace atractiva o no a una disciplina como para establecer con ella una relación duradera? Quizás una de las claves, como en la vida, sea presentarse «tal como uno es». Si ese fuera el caso, qué es la ingeniería? Aquellos/as atraídos por las «ciencias duras» se desencantan en cuánto caen en la cuenta de que una ingeniería cientificista sólo puede desarrollarse en el ámbito interno de la universidad; los/las atraídos por las «técnicas empíricas» se cuestionan el gran esfuerzo de su formación al ver que en la industria poco de lo enseñado en el ciclo básico presenta alguna utilidad real. En definitiva, tal formación, resulta extraña a unos y otros. Buena parte de la responsabilidad sobre este hecho recae en la demarcación de la tecnología como «ciencia aplicada» ya que, como tecnología, la ingeniería no es ciencia aplicada. Es otra cosa. Entonces, presentar la disciplina «tal como ella es» resulta un desafío central de una materia introductoria a la profesión. Y aquí me parece radica también la importancia, como se señala, de que tal materia esté en los comienzos y no sobre el final. Claro que al ser así, los fundamentos epistemológicos sobre los que se sustente no serán neutrales para el resto de las asignaturas, detalle para nada menor…

  5. Interesante que en todo lo escrito más arriba no se menciona la creatividad para nada, como si eso no fuera importante. ¿Que persona creativa quiere ser un ingeniero como se lo enseña en la Argentina? Tres o cuatro años de ciencia y matemática, sin resolver problema alguno. La ingeniería real requiere creatividad, lógica y buena habilidad de entender las relaciones espaciales. No es extraño entonces que las vocaciones para ser ingeniero sean tan pocas estos días en Argentina.
    Se me ocurre que es hora de inspirarse en algunos ejemplos de otros continentes. Sugiero especialmente visitar http://www.olin.edu/

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