Por Héctor A. Palma
Docente investigador de la Universidad Nacional de San Martín, Argentina. Doctor y profesor en filosofía, magíster en ciencia, tecnología y sociedad.
Los dioses del Olimpo habían condenado a Sísifo a hacer rodar una piedra hasta la cima de una montaña y, sobre todo, a saber que irremediablemente la piedra volvería a caer hasta la base. Una tarea interminable, comenzar y recomenzar hasta la eternidad, pero una tarea a la que no podía renunciar.
Así imagino, exagerando un poco quizá, el papel de la comunicación pública de la ciencia y la tecnología (CPCT) en la sociedad contemporánea. Y es así porque adolece de un problema fundacional: es una tarea imposible si lo que se intenta es transmitir contenidos de la ciencia a un público no iniciado. La ciencia es, cada vez más, un asunto de especialistas. El camino para subsanar el problema de la intraducibilidad del lenguaje de la ciencia a un lenguaje lego (que de eso se trata) fue diseñar estrategias comunicativas, didácticas e incluso escenográficas y teatrales a través de un lenguaje accesible. La calidad y el grado de éxito de estos modos de hacer CPCT han sido, obviamente, sumamente variados. Una deformación posible de esta estrategia radica en que con el afán de “acercar” la ciencia al gran público se caiga en una banalización de la misma, y esto será el objeto de este brevísimo artículo.
Pienso que, en paralelo con la tarea de “ilustrar” sobre el estado actual de las ciencias y las tecnologías, la CPCT tendría como objetivo principal instalar en la población la conciencia de los dilemas y los conflictos que la propia actividad científico-tecnológica genera. Un aspecto no menor de este objetivo es el análisis de las políticas científicas que (y en esto parece haber un gran consenso) resultan necesarias, aunque no suficientes, para el desarrollo económico y la calidad de vida de la población. Desde hace ya algún tiempo, la CPCT va creciendo cualitativa y cuantitativamente en todo el mundo En el caso particular de la Argentina, por ejemplo, el actual contexto sociopolítico ha definido un marco propicio para su desarrollo, dado que al importante aumento presupuestario para la educación en todos sus niveles, y para el sistema científico en su conjunto, se le debe sumar la implementación –aunque más no sea de forma parcial y no exenta de dificultades- de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. De hecho hay un canal de televisión dedicado exclusivamente a la CPCT.
Estos tres elementos (el crecimiento del área, el reconocimiento y apoyo a la ciencia y la tecnología, la multiplicación de canales de comunicación) generan condiciones de posibilidad para que la CPCT cumpla con el papel social y político que se autoadjudica. (1) Sin embargo, hasta ahora, y de manera paradójica, esta conjunción propicia de situaciones, más allá de algunos logros y productos realmente buenos –algunos extranjeros, otros nacionales-, ha instalado serie de latiguillos de moda que repetidos una y otra vez como si fuesen únicos y excepcionales enunciados, conducen a la parálisis de la reflexión y devuelven, más bien, una imagen banal de la ciencia. Veamos.
La ciencia está en todos lados
Se insiste con mucha frecuencia, probablemente con el objetivo de mostrar la importancia de la ciencia y de justificar la propia actividad divulgadora, que “la ciencia está en todos lados”. Esta idea fundamenta, por ejemplo, programas de TV en los cuales se explica por qué un huevo flota (o se hunde) o por qué las verduras cambian de color, bajo el supuesto de que la ciencia está también en la cocina. Hace un tiempo se publicó un artículo periodístico en el que se afirmaba que la “muerte es científica” porque la desaparición de seres vivos a través de la muerte forma parte del entramado evolutivo y del equilibrio natural; por eso “los individuos deben desaparecer para hacer lugar”. (2)
Pues bien, la expresión “la ciencia está en todos lados” es falsa y burda. Que uno tenga teorías para explicar eventos que pasan en la cocina (o donde sea) no implica de ningún modo que la ciencia esté allí en la cocina (o donde sea). Que se tenga cierta comprensión sobre cómo funciona la biología, y sobre la forma en que se establecen ciertos equilibrios transitorios en el mundo viviente, no implica que en la muerte haya algo de científico.
Nuestra comprensión del mundo no se identifica con el mundo. Confundir realidad y ciencia le regala a los cursos de epistemología uno de los ejemplos más burdos de realismo ingenuo que se pueda imaginar. La ciencia aparece cuando y donde hay científicos que la hacen, no hay ciencia en todos lados.
Cabe consignar que otra posible interpretación de la afirmación “la ciencia está en todos lados” sería aún más grave. Si se quiere decir que la ciencia tiene explicaciones (y soluciones) para todo, entonces estamos no sólo ante una afirmación falsa, sino ideológicamente perversa y ya superada. Ni los más caricaturescos positivistas imaginaron las cosas en este extremo.
Científicos grotescos
Probablemente con el razonable afán de desacartonar o romper con la imagen solemne de la ciencia, se cae en otros extremos igualmente burdos. Pensar que una serie televisiva como The Big Bang Theory puede decirnos algo relevante sobre la ciencia, como algunos divulgadores han señalado no hace mucho, es realmente un despropósito. Esos personajes, que repiten estereotipos que pueden estar en algún lugar del imaginario social acerca de la ciencia, terminan siendo ridículos, y ello puede resultar eficaz e interesante como objeto teatral pero de ninguna manera muestra lo que son los científicos (como si hubiera además, un “ser” de los científicos). Pero esto no sería más que una consideración exagerada del mencionado programa de TV si no fuera porque, además, un grupo de divulgadores argentinos ha armado una parodia similar, nada menos que en la revista que la línea aérea de bandera, Aerolíneas Argentinas, reparte en sus vuelos, revista que miles de pasajeros tienen en sus manos. La foto de tapa los muestra en una actitud festiva y ridícula, como un grupo de estudiantes secundarios en su primera borrachera. Si el objetivo era mostrar que los científicos son gente común no se ha logrado: ni los científicos ni la gente común son así. Lo peor, no obstante, no está en la foto de tapa, sino en el artículo, donde cada uno se propone como un símil o paralelo de cada uno de los personajes de la serie, mostrando una actitud de vasallaje intelectual e ideológico. (3)
La ciencia es divertida
Otro rasgo de la banalización, y que resulta una muestra inequívoca de la adopción de la lógica del espectáculo en la CPCT, es la afirmación de que “la ciencia es divertida”. Hasta los funcionarios repiten esta afirmación. Y no se trata de denunciar algunas desventuras y penurias coyunturales que los científicos han soportado en cuanto a sus condiciones de trabajo (y que, al menos en el caso de la Argentina, en los últimos tiempos se han revertido en muy buena medida), sino que en su condición más básica y esencial la ciencia puede ser muchas cosas antes que “divertida”.
Veamos este ejemplo, realmente increíble:
«En Hiroshima la cantidad de masa convertida en energía es de menos de un gramo (0,7 gramos para ser precisos), pero al ser la velocidad de la luz tan enorme, la energía liberad a es equivalente a unas 16 mil toneladas de TNT. El meteorito entró a velocidades enormes, 18 kilómetros por segundo. Enorme pero unas quince mil veces más chicas que la luz. Pero a su vez era mucho más pesado, 7 mil toneladas. Si no te mareaste con los números y sos intrépido, compará el cociente entre masas y de veloci
dades al cuadrado y vas a ver que te da alrededor de 20. No me digas que no es divertido» (SIC). (4)
Resulta difícil encontrar algo divertido en Hiroshima y la bomba de 1945.
La ciencia y los niños
Otro aspecto de la banalización de la ciencia surge de la idea de que los niños nacen científicos, que pueden hacer ciencia, o que la ciencia puede estar al alcance de los niños. Obviamente no estoy criticando la enseñanza de ciencia a los niños, ni siquiera esos divertidos pasatiempos y exposiciones sobre algún proceso sorprendente (y sobre el cual hay una explicación científica disponible). Pero la ciencia es el resultado institucional, intelectual y político de haber transitado largos y complejos caminos de formación, aprendizaje y trabajo, y se realiza a través de circuitos y rituales institucionales complejos. La ciencia es cosa de grandes. Si la idea surge de la analogía de comparar la curiosidad de los niños con la curiosidad de los científicos, es superficial y trivial.
Apoyar la ciencia como se está haciendo está muy bien. Comunicar la ciencia también está muy bien, si se lo hace con cuidado, sin argumentos falaces, con respeto por el interlocutor, con objetivos más serios y no como un mero espectáculo.
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Referencias bibliográficas
(1) Ya he discutido este problema con relación al periodismo científico en Palma, H. (2012): Infidelidad genética y hormigas corruptas. Una crítica al periodismo científico, Buenos Aires, Editorial Teseo.
(2) Golombek, D. (2013): “La muerte, esa científica”, Buenos Aires, La Nación (30/6/2013).
(3) Rey, E., Bacarat, A. y Levy, L.: “El Big Bang argentino”, Cielos Argentinos, Año 4, Nº 51, junio 2013, pp. 56-66.
(4) Disponible en: http://blogs.tn.com.ar/desmitificador?s=Hiroshima. Consulta: 27 de noviembre de 2013.
(5) Disponible en: http://www.youtube.com/watch?v=qItH9QL1RXE. Consulta: 27 de noviembre de 2013.
Publicado el 7 de mayo de 2014
Estimado Héctor
¿Hagamos como que no es necesario ni conveniente comparar la ciencia de los niños con la ciencia de los profesionales?
¿Qué tal si consideramos que la ciencia profesional y la ciencia escolar van por caminos paralelos?
Quizás usted esté pensando que trasladar la ciencia profesional a la ciencia escolar es solo un paso de simplificación del trabajo científico. Si es así, entonces estamos equivocados y obviamente la ciencia divulgada, especialmente para aquellos que no están dedicados a la ciencia, parecerá banal, ridícula, nada de divertida y generará falsas expectativas.
La ciencia que se enseña a niños, la que se divulga al publico general, no solo debe utilizar el lenguaje apropiado sino que debe, además, servir de trampolín para que más personas se dediquen a las ciencias, especialmente las ciencias básicas.
El profesional de la ciencia, salvo excepciones, surge de motivaciones tempranas, muchos fueron detectados como «niños y niñas científicas».
Claro que un niño o niña no nace científico o científica, pero si son curiosos, y es la curiosidad por investigar su entorno los que finalmente los puede convertir en potenciales científicos. Si observamos a un niño o niña con interés por conocer lo que le rodea, de la naturaleza o no, lo único que nos queda por hacer, es motivarlo para que siga, darle más opciones de que desarrolle ese talento y, quizás, cuando llegue a la adultez tengamos a un nuevo científico o científica. Con la suerte de que no tuvo cuando niño alguien que le dijera que su ciencia no era ciencia.
Señor, ¿porqué para dar un ejemplo de que la ciencia no es divertida toma un tema, el de Hiroshima? ¿Todos los temas científicos tienen la misma categoría de lo que significó para la humanidad las bombas de Hiroshima?
¿Porqué no dice lo chistoso que debe haber sido, si acaso fue cierto, que a un señor le cayera una manzana en su cabeza y de allí se dieran los primeros pasos para explicar la descripción que se hace acerca del movimiento parabólico de una pelota de fútbol en un tiro libre?
Me parece que hay muchos eventos científicos buenos que malos, ¿por qué escoge uno malo para descalificar lo divertido que puede ser la ciencia? Es como mirar la parte vacía del vaso sin observar que hay una parte llena.
Soy proclive a la divulgación de la ciencia, ni tampoco soy un pensador profesional como parece que usted lo es.
La ciencia necesita ser divulgada, la edad promedio de los científicos aumenta. Hay que hacer algo al respecto.
Obviamente, la ciencia que se divulgue ha de ser una ciencia sin errores. Y, en cuanto a la sofisticación del lenguaje, bueno.. a un alto porcentaje de la población la ciencia por sí misma no le interesa, a esa gente hay que «ablandarle» el saber científico, luego los que sí están interesados por la ciencia tendrán oportunidad de aprenderla con el lenguaje propicio.
Soy partidario de la alfabetización científica y de CTS. La ciencia es necesaria e indispensable como un saber básico para comprender el día a día, desde leer la prensa hasta comprender cuestiones cotidianas como usar la tecnología de manera responsable con uno y con el entorno.
Ah. Soy profesor de matemática y física en Chile, he hecho clases de física una buena parte de mi existencia profesional. Me entretengo mucho haciendo clases. He aprendido de que la ciencia sí necesita ser divulgada, que sí puede ser divertida.
Saludos
http://www.hverdugo.cl
Imaginemos que nunca se viera un partido de fútbol y tampoco saliera en los medios.
Pocos niños o niñas querrán jugar a un deporte desconocido.
Lo mismo pasa en la ciencia. Hay que hacerla visible para que la juventud se sienta a gusto con ella y tenga ganas de hacer ciencia.
Me parece que lo que la divulgación de la ciencia debe hacer es fomentar vocaciones hacia la ciencia, con seriedad pero con un lenguaje accesible.
Lo mismo pasa con los ciudadanos. Hacerles llegar la necesidad de tener una cultura científica para que tengan un consumo de productos tecnológicos responsable no pasa por usar unos códigos innacesibles, pasa por hacerles llegar la ciencia con su lenguaje, con rigor pero con un lenguaje que lo haga accesible.
Estimado Hernan:
creo que en lo principal estamos de acuerdo: la ciencia debe ser divulgada y hay que hacerlo seriamente. No me cabe ninguna duda al respecto y en algún otro lado he señalado que siempre (más allá de alguna excepción) es mejor saber que no saber.
Sobre algunos detalles de sus comentarios: no tengo una visión pesimista de la ciencia y la tecnología. Lo que critico es que -banalizando la ciencia y sus consecuencias- alguien pueda decir que hay algo de divertido en Hiroshima.
Lo que creo es que tanto la ciencia como la divulgación son cuestiones políticas (en el sentido de lo público, de la polis, no de política partidaria) y, en tal sentido, demasiado importantes para ser tratadas con la liviandad que algunos lo hacen reduciéndolas a cuestiones de mera psicología individual o a la lógica del espectáculo.
Muchas gracias por tomarse el trabajo de leer el artículo y, mucho más, por tus comentarios
un abrazo
Héctor Palma
Estimado
Soy Investigador del CONICET y estudie química a partir de un regalo de juego de química y maestras de primaria que hacían gustar la ciencia. Esta equivocado en eso de «La ciencia es cosa de grandes. Si la idea surge de la analogía de comparar la curiosidad de los niños con la curiosidad de los científicos, es superficial y trivial».
Héctor Palma:
Muy interesante el artículo poniendo una pizca de pimienta y cuestionamiento a un sentido común instalado. Bueno, la tarea de un filósofo.
Igual creo que, aún sin intención, aportás argumentos a quienes dicen que toda acción divulgadora significa una banalización del saber científico. Es cierto que para divulgar hay que “deformar” (“transponer” en lenguaje pedagógico) y eso significa “traducir” términos intraducibles, obviar los contextos teóricos (porque hay que asociarlos al sentido común), pero también es cierto que si es traducible cierta “racionalidad”, cierta forma de mirar, y eso es lo que vale la pena de esos esfuerzos. Quizás deformen un poco, pero vale el “baile”.
No le veo nada divertido a lo de Hiroshima, pero sos un poco injusto porque no está hablando del evento sino del cálculo de energía. La ciencia puede no ser “divertida” pero si tiene que ver con lo lúdico, con el juego. Se trata de un esfuerzo intelectual pero que no es aburrido, porque es lúdico, quizás sea exagerado decir que es “divertido”, acuerdo pero es no-aburrido.
Por último, los niños y jóvenes saben que no les van a dar un doctorado por ver un programa de tv con contenidos de ciencia, pero es muy interesante cuando les permite hacer el “clic”, comprender en un pantallazo una noción que la razón discursiva tarda una biblioteca. Nuestros niños y jóvenes tienen una ligazón con la cultura audiovisual fuerte y hay recursos audivisuales muy interesantes para despertarles la curiosidad intelectual, que, en definitiva, me parece, es el esfuerzo “valorable” de toda acción de divulgación de la ciencia.
Bueno, soy docente de secundario en el permanente intento de que mis alumnos no se “duerman” en clase. Saludos cordiales.
Sr. Palma,
Soy docente –investigadora de la Fac. de Ing. Qca. de la UNL y he trabajado por años en el Análisis de Riesgo Microbiológico. Mi intención en este comentario que le elevo es informarle que El CODEX ALIMENTARIUS contiene la Normativa Internacional para la obtención, preparación y consumo de alimentos inocuos para el hombre. Esta Normativa está basada en la Ciencia a través de la Evaluación de Riesgos. Uno de los puntos importantes que propone este sistema es la Comunicación del Riesgo, basado en la ciencia. Esta Comunicación debe realizarse primero entre los Evaluadores (científicos) del Riesgo y la Gestíón del Riesgo que comprende las políticas de cada región y/o país ó también a nivel Internacional de los Organismos como FAO/OMS u otros y, posteriormente, una vez alcanzada ésta, la Comunicación debe ser dirigida al resto de las partes interesadas en conocer los resultados del Análisis de Riesgo para el consumo inocuo de un dado producto alimenticio (empresas, consumidores, etc).
Sin dudas que el lenguaje a utilizar para esto diferirá en función del destinatario y es importante hacer notar que las personas que trabajan en la preparación de alimentos deben conocer los principios científicos que avalan su proceder en el logro de alimentos que no enfermen a nadie tras su consumo.
Como puede usted ver, la ciencia debe ser transmitida y la forma en que se realice puede ser variable. Obviamente, se deben usar herramientas adecuadas para que el conocimiento científico a pasar a comunidades que no pertenezcan al ámbito científico, sea comprensible.
Un cordial saludo desde Santa Fe. S.M. Jiménez.
Interesante debate, y el hecho de que se produzca ya es un indicio en sí mismo de que existen distintas visiones sobre un mismo tema, sin que necesariamente y a priori signifique que uno u otro esté errado…
Pocas veces nos animamos a volcar expresiones que pueden llegar a ser consideradas “políticamente incorrectas”, y que sacadas de contexto, pueden llegar a ser incluso consideradas casi una herejía, como lo es lo expresado por Héctor Palma.
Me parece entender que a lo que Héctor se refiere es, que el hecho de que cuando chicos alguna vez hayamos jugado al Doctor, no nos convierte automáticamente en Médicos… comparto con él en que no hacemos ni encontramos ciencia a cada paso, a menos que limitemos a la ciencia a su faceta puramente mecánica… lo que si podemos encontrar a cada paso, son los resultados o aplicaciones de la investigación científica, pero eso es completamente distinto: objeto y sujeto… La ciencia como tal, es resultado de un proceso científico, no es algo espontáneo o milagroso, el mismo ejemplo de Hernán nos lleva a eso, no es ciencia el hecho chistoso de que a un señor le cayera una manzana en su cabeza, ese hecho llevó a ese señor a buscar o incluso hacer ciencia…
También es otra cosa muy distinta la divulgación, obviamente se debe elegir con mucho cuidado el método e incluso mensaje, dependiente del auditorio a que va dirigido, así como existen diferentes caminos para ir a un mismo sitio, también hay un solo camino que nos lleva a diferentes sitios.
Respecto del método para comunicarla, (no admite discusión el hecho de que hay que comunicarla), parafraseando a Jaime, no creo que debamos elegir entre si hacerlo de manera divertida o seria, sino en si el método elegido es o no apropiado para el destinatario, tanto desde el punto de vista del lenguaje como del mensaje (contenido), que se desea transmitir.
Un abrazo
Estimado Hector, por principio las cosas serias no deben ser banalizadas o caricutarizadas. La ciencia o la muerte son algunas de ellas. Los mensajes que analizas (por ejemplo, la ciencia esta en todas partes) pueden ser entendidas según las perspectiva que tienes. Seguro que un teólogo ortodoxo reclamaría esa propiedad divina solo para Dios. «el divulgador quiso decir, por ejemplo, que la ciencia puede explicar todos los fenómenos que vemos, oímos o tocamos. A veces es bueno ser elástico en el lenguaje y en las interpretaciones…el ejercicio epistemológico, es un ejercicio para tomarlo con seriedad, y la divulgación es un asunto mas corriente, puedo usar hipérboles, metáforas, etc para hacer comprender a la ciencia….estamos
Presume que lo que es llamado ´ciencia´ debe divulgarse. ¿A título de qué o quién? El acatamiento al principio de rendición de cuentas del gobierno constitucional democrático difiere del de abrumar con información que se proclama valiosa y requiere más dinero.
E=mc2. El que no entienda esto no debe de existir… oh Dios, eso quiere decir que solo lo científicos deben de existir! pero entonces… si esto es solo para la élite existente… como conseguiran el dinero para hacer ciencia? ya que obviamente la ciencia no esta en todos lados… pero… un momento… lo que si esta en todos lados es el dinero de los ciudadanos que contribuyen para que ellos puedan hacer su ciencia… pero… como contribuye un ciudadano felizmente si no entiende que es ese trabajo de dioses que ellos hacen porque no toda la educacion es de calidad, y unos tienen mejor acceso a esta que otros… Como hay materia hay antimateria, y asi como hay ciencia y muchos no la entendemos, hay sentimiento de anticiencia y este poco a poco ha ido ganando terrero, sera que como no se entiende se esta convirtiendo en una lengua que esta desapareciendo? Si no la enseñamos a los pequeños y pequeñas, eventualmente sera poca la ciencia que se desarrollará, y la élite sera mas y mas poderosa…. Pero los átomos nos salvarán… esas vocecitas pequeñas que juegan y se unen, y se cuelan por doquier.
Hola! Me resulta super interesante el debate planteado y creo que podría estar largo rato escribiendo, pero me voy a limitar…
Entiendo al texto de Héctor como un llamado provocador a reflexionar seriamente sobre el tema y, justamente por lo provocador del tono, me suena que algunas de sus expresiones tal vez estén siendo tomadas en algunas respuestas de manera muy extremista, perdiendo de vista el eje del planteo y la posibilidad de una discusión más constructiva.
De todas formas quiero compartir dos cuestiones que vinieron inmediatamente a mi mente al leer tanto el artículo como las primeras respuestas:
– la primera tiene que ver con cierto “temor” que me despierta esto de “La ciencia está en todos lados”, dado que llevado a su extremo como postura puede volverse en contra mismo de los principales objetivos de la CPCT al presentar a “la ciencia” como omnipresente/omnipotente, dado que -en definitiva- si está en todos lados, quien no maneje sus lenguajes quedará afuera de la “verdadera explicación” de TODAS las cosas (desde la preparación de una ensalada hasta la muerte misma). Al respecto, quiero compartir una reflexión del antropólogo Byron Good que marcó profundamente mi vínculo con “la ciencia” en tanto científica que soy, en su planteo Good define al “mundo científico” como un subuniverso dentro del mundo en el cual vivimos, como el subuniverso de la experiencia religiosa, el del arte, los sueños, las fantasías y la realidad del sentido común. Y creo que vale la reflexión para pensar en el lugar que colocamos al “subuniverso científico” frente a los demás subuniversos, tan válidos para la vida de las personas (incluidos los/as científicos/as). Y dije “frente” pensando en “junto” porque el extremo peligroso al que me refiero tiene que ver con colocarlo, una vez más, “sobre” cualquier otro de estos subuniversos en los que nos movemos en tanto seres humanos.
– y la otra reflexión también tiene que ver con una preocupación que me genera tanto énfasis puesto en la CPCT como una de las herramientas clave para despertar/fomentar vocaciones científicas. No digo para nada que sea una de tantas metas, pero en realidad pienso que el eje o la principal meta, a mi humilde modo de ver, debería estar en la búsqueda por democratizar el conocimiento producido en el seno del subuniverso científico como herramienta clave para reducir la brecha “ciencia-sociedad” (y estoy segura, que si esto se logra de manera responsable y respetuosa, muchas vocaciones científicas despertarán como consecuencia casi natural).
Saludos y buen fin de semana!
Creo que es resultan validadas las iniciativas de acercar la ciencia a las personas. Pero quisiera retomar un punto del articulo y es el concepto de que la “la ciencia es divertida” y allí pienso que existe un error al intentar equipararla al concepto «común» de lo que es divertido. Ello sería como decir que una película de Tarkovski es igual de divertida a la de «rápido y furioso» o una en que actué ben Ben Stiller. o que un libro de Chejov es tan «divertido» como «Harry Potter», o que el Ajedrez lo es mas que jugar Mario Bros. Lo que hay que hacer es intentar que la sociedad, por ejemplo, vea a Tarkosvki, lea a Borges, y escuche a Michel Camilo, y cuando lo hagan lo disfruten, no volverlos banales y tontos, y lo mismo debería pasar con la ciencia.
Patricia Alzabé
Creo que el artìculo invita a todos ya seamos laburantes comunes, lectores de diarios, docentes, ingenieros, investigadores, a repensar que es realmente la ciencia y como transmitirla. Creo que las formas criticadas como banales lo son, pero pueden ser perfectamente la motivaciòn a los jòvenes a pensar en el porque de las cosas y a querer analizar, lo cual puede generar la formaciòn de un cientìfico que requerirà los caminos posteriores que ellos descubriràn al encontrar que no es un simple mirar lo de las verduras por ej.
El artículo estimo nos lleva a pensar en que es la ciencia, como transitarla y luego como transmitirla. Creo que los formatos simples destinados a llegar a un laburante comùn, un docente, un ingeniero, un investigador, …… pueden llevar a la simple comprensiòn de una temàtica y nada màs en una primera instancia.
Pero tambièn puede ser un formato para motivar a los jòvenes para investigar y para descubrir que es realmente la ciencia, que temàtica puede ser objeto de su estudio y los formatos reales que deben respetarse para poder llevarla adelante.
Hola!!! Muy rico el debate que se instalo a partir de unas ideas, por que no son más que unas ideas, de Hector Palma. Acuerdo con algunas cosas que plantea el texto inicial y con Mariana que la presentación tiene un caracter provocador. La ciencia desde sus inicios ha tenido gente situada en veredas distintas y creo que eso fue muy positivo ya que permitió el avance del conocimiento cientifico y lo que esta pasando ahora es que hay gente que esta de acuerdo con el texto «Euforia divulgadora y banalizacion de la ciencia» y gente que no y eso está buenisimo. Muchos profesionales del campo de la ciencia no ven con buenos ojos algunas formas de divulgación cientifica porque tienen otra mirada. Yo he leido el libro «Metaforas y modelos cientificos» de Hector Palma, el cual me gusto mucho, pero eso no significa que toda produccion de de Hector la acepte. Creo que si a cada ejemplo que se propuso en el texto inicial se le antepone, en muchos casos, no siempre, si hubiera tomado el articulo no tan personal. Me parece que todos los que estamos opinando tenemos formación cientifica y de una manera u otra quedamos enmarcados en lo que el autor del articulo cuestiona. Tengo toda la colección de «Ciencia que ladra» dirigida por Diego Golombek y de a poco la leo (son casi 50 libros de divulgación). No siempre estoy de acuerdo con el enfoque o con el vocabulario utilizado pero me resulta valiosa y la uso para dar mis clases de ciencia.
Esta disputa que se esta teniendo me recuerda el libro «cientificos en el ring» de Juan Nepote de la coleccion de ciencia que ladra, hay gente de acuerdo y gente en desacuerdo.
Termine de leer el articulo y pense en trabajarlo en mis clases de ciencias del instituto para poner en debate con el alumnado. No tengo dudas que los que se estan expresando consideran valiosa la divulgación científica, la alfabetización cientifica, la estimulacion en los estudiantes por la ciencia y cada uno la hace de la mejor manera posible. Podemos decir que ¿alguien tiene la verdad en esto de enseñar y divulgar ciencia?
Soy Profesor y Licenciado en Ciencias Biológicas trabajo como profesor en el nivel secundario y en nivel terciario y como plantea Damian intento de que mis alumnos no se “duerman” en clase. Saludos a todos
Gracias Hector por este artículo tan interesante, para quienes pensamos en profesionalizar nuestra tarea docente, este tipo de reflexiones ¡nos ayudan mucho!. Me parece que se puede comunicar ciencia evitando las banalizaciones y aún así ¡lograr atraer al público!, pero quizás (como sugerencia) estaría bueno que mostraras en tus artículos los contraejemplos, es decir, que podamos visualizar otra forma de comunicar ciencia ¿existen esos ejemplos? Porque así podemos contrastar. De todos modos es muy bueno tu aporte!
Tal vez el autor se esté refiriendo a esto en su artículo… http://www.lanacion.com.ar/1689226-la-ciencia-se-puso-de-moda
Me alegra mucho que este tipo de temas puedan ser puestos en la agenda pública. En muchos aspectos estoy de acuerdo, así como en otros estoy en desacuerdo con todo lo dicho por todos. Sin embargo, pienso que la discusión evade el enfoque de CTS, en la que la divulgación de la ciencia cobra sentido en cuanto es un producto humano y por eso no estoy de acuerdo en idealizar la ciencia como si fuera suprahumana, pues hay que entenderla desde las condiciones sociales (humanas) desde las que se produce el conocimiento: llena de errores y de intereses. Por otra parte, coincido en que la idea de que «la ciencia está en todos lados» es una manera equivocada de señalar que «lo producido por la ciencia nos afecta a todos y por ello, todos debemos interesarnos por ella»…. por ejemplo, quién toma las decisiones al respecto de que nos alimentemos con papas transgénicas? no tenemos derecho a elegir si aceptamos o no? o por lo menos a saberlo?. Igualmente pienso que ese subuniverso que es la ciencia ha sido, efectivamente un subuniverso adulto, masculino y elitista, que ha impedido la entrada a quienes no encajan en el molde, pero esto es necesario romperlo y motivar desde la infancia a que las nuevas generaciones se interesen por esa «misteriosa» manera en la que se fabrican los conocimientos. Gracias a todos y saludos.
Estimado Rodolfo Amalfitano:
no me refería a ese artículo porque no lo conocia (de hecho salio despues de que yo enviara mi articulo) pero podemos agregarlo a la lista de banalizadores.
Estimados todos:
los comentarios son muchos, variados y abordan distintos temas. No me parece importante que comente o conteste cada uno. Con haber generado el debate, pienso, está cumplido el objetivo
Héctor, me expresé mal. Me refería a la banalización contenida en el artículo, no a que usted estuviera trabajando sobre ese artículo per se. En todo lo demás, muy de acuerdo con usted.
Muy interesante el artículo. El debate que provoca lo dice todo. De acuerdo que no hay que vanalizar la ciencia que es diferente a no difundirla de una manera apropiada.
Sumamente elitista
¡Hola! me parece muy interesante los comentarios, igual considero que la ciencia esta ligada a las politicas de cada gobierno, y a las necesidades que visualicen, depende de estas condiciones el desarrollo de la ciencia o el acceso a mejores condiciones para insentivar o motivar a los jovenes para continuar una formación cientifica depende, es sorprendente la capacidad de los jóvenes si se les dan las herramientas necesarias para su desarrollo.Tambien soy docente de educacion media.Saludos a todos y todas
Es muy importante la coherencia entre el conocimiento cotidiano, conocimiento escolar y conocimiento científico. Un concepto interesante de tener en cuenta: Transposición didáctica.
Me resulta súmamente sorprendente leer comentarios de personas con alta formación, científicos, que no logran ver la diferencia entre los constructos de la ciencia, las conceptualizaciones y explicaciones del mundo natural y «la» ciencia. Ni aun entre las «prácticas y metodologías científicas» de, nuevamente, «la» ciencia. La ciencia posee una forma de conocer por la cual aborda a diferentes conceptualizaciones y conocimientos; ambas cosas son parte de la ciencia, pero no son son la ciencia. El ejercicio de identificar a la ciencia solamente con una práctica y un conocimiento y olvidar su naturaleza de sistema social, sus características institucionales, políticas, etcétera (por favor leer a Olivé!), no solo es simplista sino deliberado en la mayoría de los casos. Reconocer la verdadera naturaleza de la ciencia (no de sus metodologías ni de sus constructos teórcos) le quiza inmunidad, la presta a cuestionamientos sociales, politicos, éticos, etcétera. Hay en todo esto un ejercicio de poder.
Por otro lado, NO, los niños no son científicos, son curiosos, juegan, pero no hacen ciencia. Jugar con un juego de química es observar fenómenos naturales, no es hacer ciencia (yo manejo y no soy piloto; juego fútbol y no soy futbolista; cocino y no soy chef). Tampoco existe una «ciencia escolar», eso es un invento ridículo de la didáctica actual, como muchos otros (lo digo como docente); los chicos en la escuela estudian fenómenos naturales, indagan, emulan ciertos procesos que se realizan en ciencia, pero NO hacen ciencia. Ni hay chicos científicos ni hay ciencia escolar, un conocimiento sólido sobre lo que la ciencia ES (y de lo que NO ES desde más de un siglo), basta para darse cuenta de esto.
Héctor, estoy completa y absolutamente de acuerdo con sus palabras. Soy un apasionado de la ciencia, del conocimiento, de la filosofía, y no veo nada negativo ni pesimista en sus palabras. Tanto la divulgación como la enseñanza de la ciencia olvidan (u omiten intencionalmente, lo que creo más factible) un hecho fundamental: el objeto de estudio de la ciencia es NATURAL, pero la ciencia es SOCIAL.
Saludos!
Por otro lado, con tan solo leer algunas publicaciones de esta misma revista, se cae de maduro que en el mundo en el que vivimos la principal función de la enseñanza de la ciencia y de la divulgación es promover que la población, que los ciudadanos, se involucren, opinen y participen en las discusiones y en las tomas de decisión relacionadas con cuestiones científicotecnológicas de relevancia social. La realidad, es que tanto la divulgación como la educación en la actualidad van en detrimento de esta finalidad, impiden toda forma de participación y debate público y ciudadano. Sin exagerar, muestran un componente antidemocrático al dejar las discusiones y decisiones solo en manos de expertos, empresarios y políticos al fomentar en la población la idea de que nada pueden decir acerca de la ciencia (nuevamente, no solo de sus conceptos). Como muestra, cito un artículo de esta misma revista:
La idea de ciudadanía, que es el referente principal de la acción educativa con vocación de universalidad, remite siempre a la de democracia, y ésta es indisociable a la de participación. Una educación tecnocientífica que permita conocer a los individuos los procesos y manejar los artefactos del mundo que les rodea no formará ciudadanos capaces de participar en democracia si no integra, además de los conocimientos para analizar la realidad y las destrezas para manejarse en ella, estrategias para el desarrollo de aptitudes y de actitudes participativas y abiertas al diálogo, la negociación y la toma de decisiones en relación con los problemas asociados al desarrollo científico y tecnológico.
http://www.rieoei.org/rie32a08.htm
Las críticas del Dr Palma son muy atinadas, lo que sucede es que la ciencia, como tantas otras temáticas o cuestiones, no puede escapar del «show business» en que se han transformado los medios de comunicación en general. Mejor dicho, no pueden es un decir, ¿no? Pueden, pero a riesgo de no formar parte de ella o no tener un lugar de trascendencia. Creo que de hacer todo perfecto y cuidado, se estaría cayendo en una CPCT para científicos, cuando en realidad, creo que uno de los objetivos de la CPCT es, justamente, intentar romper las barreras que separan a los científicos del gran público. Obviamente que el discurso debe cuidarse y trabajarse para que no se expliquen cosas erróneamente ni se banalicen (lo de hiroshima es el caso perfecto para ejemplificar esto. Es, sencillamente, terrible), pero ojo, que si el discurso se perfecciona demasiado se estaría dificultando y/o acartonando, lo que imposibilitaría su comprensión para los grandes públicos.
Un ejemplo de esto es el programa de José Pablo Feinmann en encuentro (Filosofía aquí y ahora). Su ciclo es bastante cuestionado por filósofos y entendidos en historia, sociología, etc porque ven que el hombre (JPF) sintetiza de sobremanera conceptos e ideologías sumamente complejas, pero bueno, creo que su aporte debe verse como un puntapié, como un lazo que logra captar la atención o el interés de jóvenes (o adultos, ¿por qué no?) en los autores de los que habla. Si vemos su programa como una puerta de entrada al conocimiento, y no como un aula universitaria, creo que ahí sí comprenderemos que tipos como él o Golombek, están ayudando a generar en miles de niños la chispa inicial por el conocimiento.
* Soy Lic. en Periodismo por la USAL e hice mi tesis de licenciatura sobre la CPCT en la prensa gráfica argentina
La ciencia debe estar en todas partes, aunque a algunas de ellas puede no haber llegado. Lo que si o si está en todas partes es la realidad hasta que llegue la ciencia a estudiarlas. ¿La ciencia estaba en los pulsars antes de que se los decubriera? ¿en los bosones? – La alimentacion es una cuestión enfocada desde la ciencia, y hacer un comentrio sarcastico de que la ciencia no está en la cocina si es una banalizacion, como si la cocina no fuera una de las partes esenciales de la vida (y de la salud!) de las gentes, no solo para que el arte culinario sea correcto, sino también para estudiar el desarrollo de las culturas humanas mirando…sus cocina. Los niños con su infinita expresion de asombro, cumplen con el postulado einsteniano de que el asombro es lo que hizo avanzar a la ciencia; lo que les damos a los niños puede llamarse proto-ciencia, como les damos canciones infantiles a los que comienzan a estudiar música, y no por ello deja de ser música, tanto que desde esos primeros ritmos han surgidos millares de músicos brillantes en todas las épocas. Respecto a lo divertido: hay miles de ejemplos sobre lo divertido que puede ser la ciencia, incluso de las reacciones atómicas, sin caer en el ejemplo de una catástrofe humanitaria, lo cual peca al menos de imprudente; no debe hablarse de la soga en casa del ahorcado y en este caso «el ahorcado» somos todos nosotros que en tanto humanos, somos – aunque en menor medida que los que estuvieron allí – víctimas de ese y otros horrores. Debiera diferenciarse entre vulgarizacion y banalizacion o chabacanería, así como diferenciamos entre chistes de salón y soeces. La divulgación me ha servido desde siempre a curiosear en temas ajenos a mi metière y me ha permitido llevarselos a mis hijos y nietos, en esta época en que los conocimientos por via escolar siempre nos rebasan – creo que mi mejor ejemplo ha sido Carl Sagan y los suyos – porque como decía Azimov – Carl a la manera del Rey Midas, «trasnforma en oro todo lo que toca»: Carl era tan pasmoso como medidamente irónico. Algunos divulgadores son bastante chabacanos por intentar ser «populares» y a veces no se sabe bien cual es la «moraleja» de sus artículos, pero en fin alli están, al menos para aprovechar el vaso medio lleno, como dice un comentarista. Desde luego que Palma – mas allá de lo que considero cierto elitismo – dispara una interesante discusión, aunque quizá debió aclarar mas palmariamente quien cree él gana en el balance entre lo bueno y lo malo de la divulgacion.
Soy médico deportólogo y clínico, mi rompedero de cabeza es como «divulgar» en mi consulta los conocimientos de la deportología de avanzada, en la cotidianeidad vecinal de los sedentarios de toda edad; las personas de hoy están construyendo sus enfermedades crónicas por malaplicar el principio del menor esfuerzo (científico si los hay) y nuestra tarea es romper una cultura de maquinización-automomatización que viene perviertiendo el cuerpo humano desde hace al menos 10.000 años (Revolucion Neolítica). NOTA: no hay puntos aparte porque así escriben ahora los pibes (y antes James Joyce). Saludos
la ciencia como valedera de si misma ha tenido en cuenta los aspectos tomados en los diferentes ámbitos que se ven. aunque el razonamiento humano ha llevado a tratar de comprender lo interesante que se encuentra en entorno a el hombre. la ciencia como carácter general ha sido de gran importancia ya que en la vida cotidiana como por ejemplo la cocina, con la con la burda frase » todo tiene su ciencia» .
la ciencia como rama principal de todos los estudios que ha implementado el hombre atreves de su historia, han logrado conseguir que en especial fueran reconocida así misma como la especie dotada de razón
En mi humilde opinión la ciencia busca explicar los fenómenos presentados a nuestro alrededor, desde cosas tan sencillas como fritar un huevo hasta cosas mas complejas como el desarrollar instrumentos con los cuales podamos visualizar partes del universo; con esto pretendo decir que la ciencia es mas como una herramienta para poder comprender las dudas generadas por algunos seres humanos como lo fueron Newton.